Cuatro niños ecuatorianos viajan a Hawái para competir en el famoso Mundial de Pokémon
Representando a Ecuador por primera vez, cuatro niños entre los 10 y 12 años serán parte del campeonato mundial de Pokémon, el próximo 16 de agosto.
Imagen referencial de adolescentes durante una partida de cartas de una edición pasada del Mundial de Pokémon.
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El campeonato mundial de Pokémon es uno de aquellos famosos eventos que solo algunos elegidos pueden asistir por varias razones. Primero porque los seleccionados deben alcanzar más de 250 puntos en torneos locales y regionales.
Y luego porque pertenecen a una comunidad de la cultura popular que ha trascendido generaciones, y que mantiene expectantes durante tres días a millones de fanáticos de este juego en el mundo entero.
Este 16 de agosto, cuando arraque una nueva edición del torneo, será la primera vez que cuatro niños ecuatorianos, entre 10 y 12 años, participen del evento. Los pequeños, dos mujeres y dos varones, viajan junto a sus padres hasta Honolulu, Hawái, a partir del 13 de agosto.
"Es la primera vez que Ecuador estará representando en el mundial de Pokémon, la vez pasada ya tuvimos a un campeón del videojuego, ahora puede ocurrir igual", dice Luis Matheus, padre de Jennifer, quien estará en Hawái para esta cita.
Matheus se refiere al joven Paúl Ruiz, que en 2018 se coronó campeón en la categoría de videojuegos, aunque en esta ocasión los niños ecuatorianos competirán en la modalidad clásica: el juego de cartas coleccionables.
Desde el lanzamiento en 1996 del juego de naipes de Pokémon y tras el éxito mundial del videojuego homónimo, se han impreso 53.000 millones cartas.
Y casi tres décadas después, el juego sigue siendo extremadamente popular entre sus seguidores, que se retan con cartas que representan las diferentes criaturas y sus distintas habilidades.
Para lograr su cupo en Hawái, la hija de Matheus, Jennifer, consiguió 327 puntos tras un año de juego en torneo de Ecuador.
En el país, la comunidad de jugadores junior agrupa a unos 60 niños, pero solo cuatro acumularon los puntos necesarios para asegurarse un cupo en el mundial. Tres de los participantes son de Quito y el cuarto reside en Guayaquil.
"En a escuela solían vender cartas de Pokémon, pero le dije a mi hija que nunca se coleccionaban cosas que sean falsas. Luego fuimos a una tienda de la franquicia y nos explicaron la mecánica y el sistema de puntos", dice Matheus sobre la afición de su hija de 10 años.
Para este padre de familia, el juego de cartas de Pokémon es un 'hobby' valioso, porque "aleja a los chicos de las tecnologías y los celulares por horas".
Solo para tener una idea, en el Mundial de Pokémon, los jugadores dedican entre tres o cuatro horas a una partida de cartas cada día.
"Son rondas exhaustivas con tres juegos de 50 minutos cada uno, y los participantes deben ganar dos veces para pasar a la siguiente fase", explica Matheus, quien asegura que seguirá animando a su hija a participar en otros torneos nacionales e internacionales.
Ya tienen en agenda viajar hacia Perú, Brasil o Estados Unidos, para lograr que Jennifer siga acumulando puntos y pueda estar en el siguiente mundial.
Esta final de Pokémon, que reúne a jugadores de todo el mundo, otorga unos USD 2 millones en premios, y el ganador de la categoría junior, por ejemplo, es premiado con USD 15.000 o una beca estudiantil.
Más allá de la competición, estos mundiales también sirven para que los coleccionistas intercambien o venden sus naipes.
Desde el ratón Pikachu al globo Jigglypuff o la tortuga Squirtle, existen más de 1.000 especies de Pokémon distintas y cada algunos años se añaden nuevas "generaciones".
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