Roberto Carlos derrochó felicidad y romance en el Coliseo General Rumiñahui
El ícono de la música romántica Roberto Carlos llenó el Coliseo General Rumiñahui, en Quito, y compartió anécdotas, risas y su repertorio dedicado al amor.

El artista brasileño Roberto Carlos en su concierto en Quito, el 26 de febrero de 2025. Lanzó decenas de rosas desde el escenario.
- Foto
Diana González / Primicias
Compartir:
Por tercera vez en Ecuador, Roberto Carlos encendió el romance en su concierto en Quito, en el Coliseo General Rumiñahui, este miércoles 26 de febrero de 2025.
Desde distintas partes de Ecuador los fanáticos llegaron a la capital para esperar, entre aplausos, al reconocido artista brasileño de 83 años.
Entre el público, donde predominaban personas mayores de 40 años, se observaban familias, parejas, padres e hijos, todos admirando al músico que compartió varias anécdotas y risas en los intermedios de sus canciones.

Nadia Sornoza Villavicencio llegó desde Portoviejo con seis familiares, con un cartel para saludar al artista y usando vestidos azul brillante que evoca la canción 'Un gato en la oscuridad', más conocida como 'Un gato que está triste y azul'.
Sonriente también llegó Milena Muñoz, desde El Carmen, Manabí, con una camiseta que hizo bordar especialmente para este concierto con el nombre: Roberto Carlos.

Roberto Carlos conectó con el público ecuatoriano
Las luces se encendieron a las 20:41, con un maestro de espaldas al público, frente a los músicos, dirigiendo los éxitos 'Un millón de amigos' y 'Jesucristo'. Cinco minutos después, vestido de blanco, Roberto Carlos apareció entre los gritos del público para cantar 'Estoy aquí".
La primera vez que Roberto Carlos vino fue en 1984 y la segunda en el año 2014. Ahora, después de poco más de una década, el autor de 'Casa y Mesa', 'Detalles', 'Amigo', 'Qué será de ti', entre otros éxitos románticos, volvió a la capital.
Sus baladas románticas lo consagraron como un ícono internacional. 'El gato en la oscuridad', 'Amada amante', 'Un millón de amigos' son algunas de sus canciones que han trascendido generaciones y que esta noche se cantarán en Quito.
"Me alegra estar aquí porque siempre fui muy bien recibido", dijo Roberto Carlos en su saludo al público ecuatoriano. Trató de decir 'Rumiñahui', no lo logró y se disculpó, pero para el público eso fue lo menos importante.
Continuó con su éxito 'Cama y mesa', 'Desahogo', 'Lady Laura', entre otros temas. Antes de cantar su aclamada 'Cóncavo y Convexo' compartió una anécdota que recibió largos aplausos.

"Yo siempre he escrito canciones de amor y he hablado de todo. Entonces me pregunté, ¿ya lo he dicho todo? No. Llegué a la conclusión de que me faltaban cosas por decir. Me faltaba hablar de sexo. Pero dije, cómo voy a hacer eso si antes nunca hablé de sexo en mis canciones, ni de cerca. Dije, qué va a pensar la gente de mí, el barrio donde vivo", relató.
Y continuó con la picardía que lo caracteriza: "Alguna vez me preguntaron cuáles eran las tres cosas que más me gustan. La segunda es el sexo. La primera es el sexo con amor. La tercera es el helado de chocolate con fresas. Entonces tuve el coraje de hablar de sexo en las canciones".
Durante casi todo el concierto, el público se mantuvo en sus asientos, los gritos o cantos jamás opacaron la voz de Roberto Carlos, que no parece haber sido afectada en lo absoluto por el paso de los años.
Mientras avanzaba la noche, el músico brasileño presentó a los artistas que lo acompañaron: cinco en instrumentos de viento, uno en el piano, uno en el teclado, uno en la percusión, bajo, contrabajo, guitarras y coristas.

Juntos le entregaron al público ansiadas canciones como 'Un gato en la oscuridad', 'Amigo', 'Jesucristo' e incluso interpretó 'El día en que me quieras', de Gardel.
Casi al final del concierto, que tomó alrededor de dos horas, lanzó decenas de rosas desde el escenario. Fue el único momento en que el público dejó sus asientos y se acercó a su ídolo. Se despidió y regresó en dos ocasiones para continuar mostrando que la dulzura y profundidad de su voz se mantiene.
El público cantaba mostrando en sus rostros los sentimientos que evocan aquellas canciones convertidas en himnos del amor. Sonrisas, lágrimas de emoción, videollamadas, abrazos y bailes. ¡Roberto Carlos despertó el romance!
Compartir: