Antonio Vergara y el "caos" que lo llevó a los Grammys junto a la plana mayor del blues contemporáneo
El músico y productor guayaquileño Antonio Vergara López, primer ecuatoriano nominado a los premios Grammy Anglo en la categoría blues con su disco The Fury, reveló a PRIMICIAS cómo el caos y la perseverancia derivaron en un éxito musical que aún está en ciernes.
![Alfredo Vergara Grammys](https://imagenes.primicias.ec/files/image_480_270/files/fp/uploads/2025/02/06/67a4c2cb11960.r_d.1870-961-1800.jpeg)
El músico y productor ecuatoriano Antonio Vergara, en una entrevista con PRIMICIAS en Guayaquil, el 5 de febrero de 2025, tras su nominación a los Grammys Anglos en la categoría blues contemporáneo.
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La vida de Antonio Vergara López es un "hermoso caos"; su carrera musical, un cúmulo de mágicas coincidencias y el choque entre dos mundos distintos: el arte y la ciencia.
De su madre Angelina, la aclamada voz del pasillo ecuatoriano, heredó el amor desenfrenado por la música; de su padre Antonio, filósofo y médico gastroenterólogo, la pasión por el conocimiento científico.
Es que la niñez de 'Don Vergara' fue "una locura, un caos que no se lo deseo a nadie, pero que disfruté de una manera maravillosa", lo que derivó en una alquimia que lo transformó en ingeniero en sonido y abogado especializado en propiedad intelectual.
Además es licenciado en Ciencias Políticas con una maestría en Comunicación Científica, diplomado en Comunicación Pública de la Ciencia, un doctorado en Educación y en Música, una ingeniería en Sonido y un postdoctorado en Política Educativa y Cultura.
"Un hermoso caos", insiste este músico guayaquileño de 48 años, quien confiesa que los Vergara "no tocaban ni la puerta", a diferencia de los López, que llevan el arte en sus venas, una herencia que también la tiene su hermano Juan Carlos, 'El Jefe', Vergara.
De esa pasión musical, y su admiración por el blusero Roy Buchanan, nacen trabajos como Los bufones también lloran -adornado con un óleo del artista quiteño Luigi Stornaiolo-, La vuelta al día en 50 minutos y Cofrades.
Pero este caos existencial ha derivado en una prolífica trayectoria, con doce discos a cuestas y la primera nominación al Grammy Anglo 2025 en la categoría blues contemporáneo, con su último álbum The Fury, dejando fuera de las nominaciones al mismísimo Saul Hudson, el conocido Slash de los Guns N' Roses.
Un disco concebido tras largas noches de insomnio en su estudio del norteño barrio urdesino de un Guayaquil que no siempre se mira en los espejos de Misisipi, pero que late al mismo ritmo de sus guitarras gastadas.
En el Crypto.com Arena de Los Ángeles (Estados Unidos), Antonio Vergara desfiló por el olimpo blusero junto a estrellas de la talla de Steve Cropper, Joe Bonamassa y Ruthie Foster, quien al final ganó el Grammy en esa categoría, aunque no asistió a la ceremonia.
En aquel famoso coliseo, en el que juegan Los Angeles Lakers, Vergara compartió alfombra con Sean Lennon, hijo del líder de los Beatles, John Lennon, asesinado en Nueva York el 8 de diciembre de 1980.
De hecho, Lennon, quien se llevó el Grammy 2025 por la remasterización del disco de su padre Mind Games, se fotografió con Vergara, a quien expresó sus mejores deseos. "Es un ser que transmite mucha luz", dice el músico sobre Sean.
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"Slash se inscribió en la misma categoría, blues contemporáneo. Él no ingresó, pero sí nosotros. Es un musicazo y todo, pero también hay que darle alegrías al pueblo ecuatoriano".
Antonio Vergara, músio ecuatoriano nominado a los Grammy Anglo.
En la piel del blues
Con la voz pausada de quien ha transitado por un camino largo y ha visto de cerca el horizonte, Vergara habla con PRIMICIAS del blues, su blues, un blues nacido de su piel y de su sangre.
El nombre de Vergara captó los titulares de los medios nacionales a inicios de febrero de 2025: "Nominado al Grammy en la categoría de Blues Contemporáneo con The Fury, su álbum más reciente". Lo decían los diarios, lo murmuraban los músicos.
Hasta sus detractores, que insistían en que Vergara no es el primer ecuatoriano en los Grammys. Pues en los Anglo, categoría blues, dominado por músicos estadounidenses, sí.
Es más, desde hace tres años es miembro votante de la academia, en la que debutó con el álbum de su madre La voz que encanta. Así que polémica superada.
Pero detrás de los flashes y de los titulares estaba la verdad de siempre: un hombre con su guitarra y su voz, contando una historia que no todos podían escuchar.
"Siempre me marcó a fuego la guitarra eléctrica, la improvisación", confiesa, con la certeza de quien no ha hecho concesiones en su arte. "El blues tradicional tiene su esencia, su pulso, pero yo quise darle algo más".
Y lo explica a detalle: El blues tradicional es un río pausado, un eco de los campos algodoneros, acompañado de un resonador y notas dulces que se deslizan con la calma del delta del Misisipi.
El contemporáneo, en cambio, es una bestia distinta. "Le agregué una guitarra más fuerte, más presente. Riffs marcados, solos agresivos, pero con la medida justa para no perder el alma del blues".
![thumb](https://imagenes.primicias.ec/files/content_image_simple_414_238/uploads/2025/02/07/67a6812a51c7a.png)
El camino al Grammy no fue una corazonada, sino un plan meticuloso. En enero de 2024, ocho meses antes del lanzamiento de The Fury, Vergara supo que era el momento. "Me toca hacer mi álbum para presentarlo en el Grammy", pensó, y así, sin rodeos, se sentó a escribir, a grabar, a vivir cada nota con la intensidad de un poseído.
Las canciones nacieron de la superstición, de la suerte, de la historia de los bluseros del Delta de Misisipi, de amuletos y rituales.
Seven Coins, por ejemplo, evoca la costumbre de un músico que metía siete monedas de plata en su zapato para atraer la fortuna. My Lucky Mojo es aún más personal: un canto a la creencia de que algo, tangible o no, puede ser el talismán que te mantenga a flote en la tormenta.
Y ese talismán llegó a su vida en forma de guitarra, una Ibanez Artist 1980, con la que grabó en su primer grupo Támesis, en 1997, época que prefiere no recordar porque "ya no me representa".
Esa guitarra la perdió en un fenómeno de El Niño, cuando un aguacero en Guayaquil inundó el carro en el que iba con sus amigo y arruinó su instrumento, que no pudo rescatar porque no sabe nadar.
Pero, por esas jugadas del destino, una persona ofrecía un redes sociales el mismo modelo de guitarra, pero de abril de 1978, así que la compró.
El instrumento llegó en un estuche que llevaba sin querer el nombre del disco, cuatro meses antes de comenzar a grabarlo: la frase The Fury al anverso y Armed n' Dangerous (armada y peligrosa) al reverso.
Esta aventura musical la comparte con la ingeniera de sonido argentina Claudia Correa, con quien se casó en Ecuador el 21 de diciembre de 2012, "el día del fin del mundo", para seguir con las cábalas.
Vergara no ganó el Grammy, pero el blues no se trata de trofeos dorados, sino de tocar como si la vida se escapara de las manos.
Y esa noche del 5 de febrero, en su estudio en Guayaquil, mientras la humedad lo envolvía todo, su guitarra aún sonaba, contando historias de caminos polvorientos y almas que buscan redención. Porque, al final, el blues siempre encuentra su camino.
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