Medicamentos usados para bajar de peso: cuáles son, cómo funcionan y los altos riesgos de tomarlos
Medicamentos como Wegovy, Mounjaro, Ozempic o Zepbound se han popularizado como métodos para bajar de peso. Experta advierte los altos riesgos para la salud.
Imagen referencial de una mujer inyectándose un fármaco indicado para tratar la diabetes.
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La ONU estima que habrá más de 1.200 millones de adultos con obesidad en 2030. Bajo este escenario han ganado popularidad medicamentos como Wegovy, Mounjaro, Ozempic o Zepbound, pero uso para bajar de peso causa serias alertas.
Ozempic, Wegovy, Mounjaro, Zepbound: prescritos para combatir la obesidad o la diabetes tipo 2 (hiperglucemia a menudo asociada al sobrepeso), han llegado a ser empleados por algunas personas para perder algunos kilos "de más".
Sin embargo, estos no son "medicamentos milagrosos" y "nunca deben tomarse por motivos estéticos", advierte Svetlana Mojsov, una de las científicas que ha permitido su desarrollo.
GLP-1: Descubrimiento involuntario
La eficacia de estos nuevos fármacos se debe a un descubrimiento: imitan una hormona secretada por el intestino, llamada GLP-1.
Joel Habener, endocrinólogo del Hospital General de Massachusetts, fue el primero en detectar su existencia, al inicio en peces, en 1982.
Svetlana Mojsov identificó la secuencia activa del GLP-1, demostró su presencia en el intestino y sintetizó una forma pura. Luego comprobó, en colaboración con otros, que el GLP-1 estimula la secreción de insulina por el páncreas, ayudando a reducir los niveles de glucosa en sangre.
De inmediato se "convenció" de que "sería un buen tratamiento para la diabetes", recordó.
Pero en aquel momento nadie sospechaba todavía su utilidad contra la obesidad. "Realmente no teníamos en mente la pérdida de peso" porque la obesidad no era un problema tan grande, señala Habener, de 87 años.
Además, en la década de 1980 "no había evidencia científica de que las hormonas regularan el peso", añade Mojsov, profesora asociada de la Universidad Rockefeller nacida en Yugoslavia.
Fue sólo por casualidad que, mientras realizaban grandes ensayos clínicos, los científicos se dieron cuenta de que los pacientes estaban perdiendo peso.
Poco a poco se va comprendiendo que el GLP-1 ralentiza el vaciado del estómago, pero también actúa sobre el cerebro, influyendo en la sensación de saciedad. Un hallazgo decisivo.
Junto a otros dos investigadores, Joel Habener y Lotte Bjerre Knudsen, Mojsov recibió este jueves 19 de septiembre el prestigioso Premio Lasker, considerado a menudo como un presagio de un posible Premio Nobel.
Los tres han contribuido a revolucionar la gestión de la obesidad, una enfermedad crónica y una verdadera plaga para la salud pública, contribuyendo al descubrimiento y desarrollo de fármacos que permiten una pérdida de peso significativa.
"El gran éxito es poder tratar la obesidad y es a eso a lo que debemos atenernos", insistió Mojsov, de 76 años, recordando los efectos secundarios, especialmente gastrointestinales, de estos fármacos.
En entrevistas con la AFP, esta química y el también premiado Joel Habener destacaron las décadas de investigación necesarias para su desarrollo.
"Cuando se es investigador se sueña con descubrir algo que ayude a la gente", dijo. También celebró que estos avances contribuyan a la comprensión de que "la obesidad es una enfermedad metabólica y no un problema de fuerza de voluntad".
¿Qué función tiene la hormona GLP-1?
Las compañías farmacéuticas están rápidamente tomando el control. En Novo Nordisk, la investigadora Lotte Bjerre Knudsen está intentando que el GLP-1 permanezca más que unos minutos en el cuerpo con técnicas que apuntan a que dure primero un día y luego una semana.
El primer fármaco del grupo danés que contiene un análogo del GLP-1 fue autorizado en 2010 en Estados Unidos contra la diabetes tipo 2 y luego, en 2014, contra la obesidad (con el nombre de Saxenda).
Los demás laboratorios siguieron por el mismo camino. El estadounidense Eli Lilly ha desarrollado una molécula que combina el GLP-1 con otra hormona gastrointestinal que, según Svetlana Mojsov, podría limitar los efectos secundarios.
Un fármaco, diferentes usos
"Podemos llegar a una nueva generación" que combine diferentes hormonas, sostiene. "Ozempic no es necesariamente la solución final", pero "ha allanado el camino".
Una de las moléculas ya ha sido autorizada contra accidentes cardiovasculares y se están desarrollando estudios para tratar la apnea del sueño, adicciones, enfermedades renales, hepáticas o incluso neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer.
"Es extraordinario", dice Joel Habener refiriéndose a la acción del GLP-1 sobre el cerebro. Mientras para Mojsov, el GLP-1 abre el camino a la idea de que un fármaco no está reservado para una sola enfermedad.
"Hasta ahora hablábamos de un medicamento por enfermedad. Hoy comprobamos que el GLP-1 presenta una gama mucho más amplia de beneficios para la salud".
Imitaciones de la hormona GLP-1
Los llamados "análogos de GLP-1" son fármacos que imitan una hormona segregada por el intestino, la GLP-1.
Actualmente se administran mediante inyección y pueden tener efectos secundarios como náuseas y vómitos o problemas gastrointestinales.
Su elevado precio los ha convertido en una gallina de los huevos de oro para los laboratorios farmacéuticos que los comercializan.
Los estudios demuestran que los pacientes recuperan peso si interrumpen el tratamiento.
Victoza y Saxenda, los pioneros
La molécula de liraglutida fue desarrollada por el grupo danés Novo Nordisk. Se aprobó en Europa en 2009 y en Estados Unidos en 2010, bajo el nombre de Victoza.
En 2014 se aprobó para la obesidad, bajo la marca Saxenda, convirtiéndose en el primer análogo de GLP-1 aprobado para la pérdida de peso.
Pero ambos fármacos tienen un inconveniente: deben inyectarse a diario.
Ozempic y Wegovy, los más vendidos
Novo Nordisk desarrolló una nueva molécula, la semaglutida, que puede inyectarse una vez a la semana.
Ozempic se aprobó en 2017 para la diabetes de tipo 2 en Estados Unidos y rápidamente se convirtió en un éxito, promocionado en las redes sociales por sus propiedades adelgazantes.
Su homólogo para la obesidad, que utiliza el mismo compuesto, se aprobó en Estados Unidos en 2021, con el nombre de Wegovy.
En 2024 Wegovy fue aprobado por las autoridades sanitarias estadounidenses para prevenir accidentes cardiovasculares en personas obesas o con sobrepeso.
Mounjaro y Zepbound, los nuevos
El laboratorio estadounidense Eli Lilly ha desarrollado la molécula tirzepatida. En 2022 fue aprobada en Estados Unidos con el nombre de Mounjaro para las personas que padecen diabetes de tipo 2.
En 2024, su homólogo para la obesidad, también de administración semanal, fue aprobado por las autoridades sanitarias estadounidenses con el nombre de Zepbound.
Además de GLP-1, la tirzepatida contiene otra hormona gastrointestinal (GIP) para potenciar sus efectos.
Según un estudio reciente provoca una mayor pérdida de peso que la semaglutida de Novo Nordisk.
Riesgos: Parálisis estomacal, pancreatitis y más
Pese a todo este desarrollo farmacéutico, los científicos insisten en no tomarlos como "fórmulas mágicas" para bajar de peso, pues cada una conlleva altos riesgos.
En octubre de 2023 se difundió un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA), una de las principales revistas médicas en el mundo, donde se analizó una clase de fármacos llamados 'agonistas del GLP-1' que incluye las marcas Wegovy, Ozempic, Rybelsus y Saxenda.
Se comparó la tasa de efectos secundarios graves con otra clase de fármaco para la pérdida de peso, la bupropión-naltrexona. Los agonistas del GLP-1 fueron asociados a un riesgo cuatro veces mayor de parálisis de estómago, nueve veces mayor de pancreatitis y cuatro veces mayor de obstrucción intestinal.
Estas condiciones pueden causar hospitalización y requerir cirugía, dependiendo de la gravedad.
"Dado el amplio uso de estos fármacos, estos efectos adversos, aunque raros, deben ser considerados por los pacientes que piensan usarlos para perder peso", dijo en un comunicado Mohit Sodhi, autor principal y estudiante de medicina en la Universidad de la Columbia Británica en Canadá.
"El cálculo del riesgo variará dependiendo de si el paciente está usando estos fármacos para la diabetes, obesidad o solo pérdida de peso en general", agregó.
"Los resultados de este estudio resaltan lo importante que es que los pacientes accedan a estos fármacos sólo a través de profesionales médicos de confianza, y sólo con apoyo y seguimiento continuos", afirmó Simon Cork, profesor titular de la Universidad Anglia Ruskin.
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