Un día en la vida de Aldo, el perrito 'asistente dental' de Ecuador que conquista las redes sociales
La historia de Aldo se ha viralizado en diferentes países, un perro labrador retriever que 'trabaja' como 'asistente dental' en Quito y Guayaquil.
Aldo, un perro de raza labrador retriever que 'trabaja' como 'asistente dental' en el Centro de Odontología Infantil Parque Dental.
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Gabriela Jiménez / Primicias
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La visita al dentista puede generar estrés para muchos, pero en Quito y Guayaquil un Centro Odontológico Infantil intenta que la experiencia sea agradable y cuenta con un 'asistente dental' muy especial: Aldo, un labrador retriever.
Recientemente la historia de Aldo se viralizó en redes sociales, con publicaciones en medios de diferentes países, aunque lleva varios años de labores.
PRIMICIAS visitó a Aldo en su casa y en el Centro de Odontología Pediátrica Parque Dental, donde el perrito muestra cómo transmite calma a los pequeños pacientes.
Al inicio pensaron en adoptar un perrito, pero al consultar con especialistas comenzó un proceso de casi dos años hasta lograr su objetivo: un compañero que brinde calma y reconforte a los pequeños pacientes del centro odontológico.
Aldo fue seleccionado de una camada de labradores retriever en el año 2016. Era el más inteligente y calmado, comentan. Desde los cuatro meses de edad fue entrenado por expertos con el propósito de convertirse en un perro de terapia.
Los cuidadores de Aldo son Glenda Arias, odontopediatra y gerente médica del consultorio; y su esposo José Ayala, ingeniero y gerente general. Ellos comentan que durante un viaje vieron que en otras áreas médicas se incluía un perro para ayudar a dar calma a los pacientes y les pareció una gran idea para incorporarla en su consultorio.
Glenda y José detallan que hasta casi los dos años de edad, Aldo vivió en el centro de entrenamiento canino y ellos iban a visitarlo cada semana, para familiarizarse con él y aprender los comandos y formas de tratarlo para su óptimo desarrollo como perro de terapia.
Durante ese camino, Aldo comenzó a visitar el consultorio dental, para acostumbrarse al espacio, a los ruidos de los implementos médicos e incluso al llanto de los niños, que puede ocurrir en el centro odontológico donde acuden infantes desde meses de edad hasta los 12 años, aproximadamente.
El perrito pasó a vivir en casa de sus cuidadores, junto con sus dos hijos, y a convertirse en un miembro más de la familia.
Aldo tiene una vida normal de perrito, dice la odontopediatra Glenda, tiene su cama en casa, se lo saca a pasear tres veces al día, se va de paseo, juega con los niños.
Y también tienen labores muy especiales. Aldo tiene una detallada agenda donde se marcan los días y horas en que se requiere de su pacífica presencia en los consultorios de Quito, Valle de los Chillos o en la ciudad de Guayaquil.
También tiene un transporte especial que lo lleva de un consultorio a otro, cuando sus cuidadores principales no lo pueden acompañar, viaja en la cabina del avión cuando va entre Quito y Guayaquil.
Él mueve su colita, símbolo de felicidad, cada vez que sale de casa y cuando entra un nuevo niño o niña al consultorio.
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