Los votantes que prefirieron el nulo y el blanco podrían determinar el balotaje entre Noboa y González
En las elecciones presidenciales, los votos blancos caen radicalmente en la segunda vuelta. Es decir, se asignan a uno de los dos candidatos. Mientras que los votos nulos tienden a aumentar.

Una buena parte de los votantes que optan por el nulo y el blanco suelen cambiar de tendencia en la segunda vuelta.
- Foto
PRIMICIAS / Diego Corrales
Autor:
Actualizada:
Compartir:
En la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 9 de febrero de 2025, los votos nulos y blancos representaron apenas el 6,8% y 2,16%, de la participación, respectivamente. Es decir, hubo 1 millón de votantes que prefirieron no respaldar a nadie.
Esa cifra es bastante similar a la de la primera vuelta de 2023. Sin embargo, la diferencia ahora radica en que la distancia entre Daniel Noboa y Luisa González es de menos de 19.000 votos, con el 99,9% de los escrutinios.
Es así que, para la segunda vuelta, entre el presidente candidato y la representante del correísmo serán determinantes los 'pocos' votos que inicialmente no lograron captar: los 1,17 millones que prefirieron otros candidatos o votar nulo o blanco.
Pero, ¿cómo ha sido tradicionalmente el comportamiento de los electores que votan nulo o blanco en las primeras vueltas? La clave está en los votantes que dejaron en blanco las papeletas.
El voto en blanco no suele ser una determinación de rechazo. Se inclina más hacia el desinterés o la decepción, marcados por la obligatoriedad del voto, la multa en caso de incumplimiento y el exceso de elecciones que lleva acumulando el país.
Es por eso que, en las segundas vueltas, tienden a tomar partido por uno u otro candidato. Aunque en Ecuador suele reflejarse más como el voto de rechazo o castigo frente a una u otra tendencia.
La reducción del voto blanco entre la primera y segunda vuelta es históricamente radical. Por ejemplo, solo en las últimas tres elecciones ha caído el 76%, 47% y 62%, respectivamente.
Y es ahí donde los líderes de Acción Democrática Nacional (ADN) y la Revolución Ciudadana (RC) podrían encontrar segmentos a los que convencer: entre los 243.447 que prefirieron no escoger.
Aunque la cifra parece menor, frente a las votaciones superiores a los 4,5 millones que recibieron Noboa y González, la estrecha diferencia hará que cada voto adicional cuente en el balotaje.
Mientras tanto, los votantes que expresan su rechazo a todas las opciones iniciales (nulo) han tendido a incrementar en los balotajes de 2021 y 2023. Y esos votos pueden salir de cualquier parte, sea de quienes prefirieron otras opciones o de los blancos.
Sin embargo, el voto nulo es más volátil, ya que en las elecciones de 2006 y 2012 se redujo en un promedio de 11%, para la segunda vuelta. Mientras que en 2021 se disparó un 74%, pasó de 1,01 millones a 1,76 millones. Pero en 2023 subió solo un 17%.
Otro factor a considerar es que la opción de anular la papeleta tiene más fuerza entre las votantes mujeres, tanto en la primera como en la segunda vuelta, con variaciones que han ido desde los 55.000 hasta los 152.000 votos adicionales.
Compartir: