El voto entre el frío y la esperanza: así vivieron las elecciones los migrantes ecuatorianos en Nueva York
Los migrantes ecuatorianos llegaron de forma masiva a votar en Nueva York para la segunda vuelta presidencial de Ecuador. En esta ciudad también hubo cambios en un recinto electoral.

Ecuatorianos acuden a un recinto electoral en Long Island, Queens, Nueva York, el 13 de abril de 2025.
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Selene Cevallos/PRIMICIAS
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NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS. Desde mucho antes de que se abrieran oficialmente las urnas, a las 08:00 de la mañana, una larga fila de ecuatorianos, abrigados y determinados, se extendía por casi tres cuadras en Long Island City, Queens. El termómetro marcaba apenas cinco grados centígrados, pero eso no impidió que cientos de compatriotas, algunos con niños pequeños y termos de café, aguardaran con paciencia para ejercer su derecho al voto en la segunda vuelta presidencial de Ecuador.
"Aquí no hubo tanta gente como en la primera vuelta", comentó Carlos, uno de los primeros en llegar. "Pero hoy el anhelo de un país mejor pudo más que el frío". Su voz se entrecortaba, no por el clima, sino por la emoción de sentirse parte activa del futuro de su nación.
Y es que, más allá de las papeletas y las urnas, el ambiente parecía una postal nostálgica de Ecuador. En plena avenida, el olor a encebollado, fritada, humitas y bollo se mezclaba con el murmullo de quienes compartían recuerdos, anécdotas y sueños de retorno. Una suerte de mercado improvisado devolvía por un momento a los votantes a Guayaquil, Quito o Cuenca, como si el viaje hacia la urna fuera también un reencuentro con la patria.
Entre los vendedores ambulantes que se apostaron frente al recinto estaba Jacinto, quien lleva 30 años viviendo en Estados Unidos. Desde hace una década monta su pequeño puesto de comida típica en cada jornada electoral. Mientras servía un plato de fritada, confesó a PRIMICIAS que lo hace no solo por trabajo, sino por amor a su gente. “Este es el único día en que me siento allá, aunque esté aquí”, dijo. La voz se le quebró al mencionar su añorado sueño: volver algún día a su tierra, caminar por su barrio y saludar a los suyos.
Para Alfonso, otro de los votantes, la jornada fue aún más desafiante. “Viajé casi una hora y media porque llegué al recinto equivocado. En febrero voté en otro lado, el de siempre; pero ahora me encontré con la novedad que no era ahí”. Como él, muchos ciudadanos señalaron confusión y falta de información sobre los nuevos puntos de votación.
En total, los empadronados en Nueva York podían acudir a cuatro recintos: Bronx, Hudson Valley, Long Island y Queens. Sin embargo, este último cambió de sede respecto a la primera vuelta, pasando al campus de la Universidad La Guardia, en Long Island City.

Según cifras del Consulado ecuatoriano, se esperaba la participación de más de 50.000 ecuatorianos en el área. Pero la jornada no estuvo exenta de tensiones.
En las afueras del centro electoral, una furgoneta negra con propaganda política a favor de la candidata Luisa González generó molestia entre los presentes. “¡Aquí no vamos a permitir trampas!”, gritó uno de los votantes mientras arrancaba el cartel de la ventana del vehículo. La policía de Nueva York intervino rápidamente para evitar que la situación escalara.

Asimismo, alrededor de una decena de ciudadanos entrevistados por PRIMICIAS coincidieron en señalar desorganización durante el proceso. Denunciaron demoras en el ingreso, lentitud en el registro, y especialmente, una comunicación deficiente sobre los cambios de recinto. Algunos empadronados en Queens incluso fueron derivados, de manera inesperada, a votar en el estado de Connecticut, a más de una hora y media de distancia.
Pese a los tropiezos logísticos, la jornada estuvo marcada por una sensación colectiva de responsabilidad y esperanza. Votar, para muchos, fue más que un acto cívico: fue una forma de decir "aquí estamos", desde lejos, pero siempre con el corazón en Ecuador.
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