Los '7 pecados capitales' que le costaron la derrota a Luisa González en la segunda vuelta, más allá de la figura de Correa
Daniel Noboa venció a Luisa González, ¿o fue la propia Revolución Ciudadana la que se derrotó a sí misma? Estos son los errores más importantes de la campaña del correísmo.

Luisa González durante su discurso del 13 de abril en que desconoce su derrota en la segunda vuelta electoral.
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En la noche 9 de febrero de 2025, Luisa González emergía como la gran triunfadora de la primera vuelta. Objetivamente no la ganó, pero esos apenas 16.000 votos de diferencia con Daniel Noboa y, sobre todo, la actitud de estadista de la candidata en esos momentos transmitían la impresión de que ella se convertiría en la presidenta de Ecuador en el balotaje.
Nueve domingos después, Luisa González es superada ampliamente en la segunda vuelta electoral. Esta derrota ante Daniel Noboa no se explica sin los colosales errores de comunicación cometidos por la campaña de la candidata.
Es verdad que Luisa González estaba fatalmente atada a la parodoja del llamado correísmo: la figura de Rafael Correa sigue siendo referencial para quienes anhelan su gobierno entre 2007 y 2017, pero es rechazada por los que se enfocan en los aspectos nocivos de esa década y sus consecuencias.
La sombra de Correa era uno de los elementos innatos de la candidatura de González con la que su equipo debía lidiar. Y parecía que por fin se había logrado establecer que esa relación era más beneficiosa que contraproducente. La victoria de Revolución Ciudadana estaba al alcance, se la olía.
Pero las equivocaciones comenzaron a llegar en cascada y la candidatura de Luisa González se desplomó. Estos son los errores más notables que le costaron la presidencia a Luisa González:
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Los 'gestores de paz'
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En el tramo final de la campaña, Luisa González sacó a relucir la propuesta de los "gestores de paz", un tema realmente inoportuno porque reactivó la percepción de su cercanía a Nicolás Maduro y los regímenes autoritarios que aplican sistemas parecidos de control social. Luisa González no logró establecer claramente que sus "gestores de paz" no tenían nada que ver con los tristemente célebres Comités de Defenda de la Revolución de Cuba y sus copias de Nicaragua y Venezuela. Fue la peor manera de terminar la campaña, pues esto hizo mucho más ruido que su baile con Jombriel.
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Oponerse al control de celulares en la votación
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Luisa González criticó que el Consejo Nacional Electoral (CNE) controlase el uso de celulares al momento de votar, una medida pedida por el Gobierno Nacional para que el ciudadano no tome fotos de su voto. En realidad, es una medida de seguridad que rige en varios países del mundo. González debió unirse a este pedido y proclamar que todo lo que ayude a mejorar la protección del votante tiene su apoyo. En cambio, oponerse con tanta fogosidad a esto, al punto de calificarlo como una medida dictatorial, abonó a la idea plantada por el régimen de presuntos chantajes y amedrentamientos a los votantes que la beneficiaban.
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El proyecto de ley de censura a la Iglesia Católica
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Aquí cabe la expresión "con amigos como esos, para qué enemigos". La presentación de la bancada de Revolución Ciudadana del proyecto Ley Orgánica de Libertad e Igualdad Religiosa fue inconveniente en plena campaña de la segunda vuelta electoral, pues el tema religioso no estaba en los radares de los asuntos prioritarios a discutirse y, de repente, la gente estaba hablando de esta intromisión que olía a Cuba. La bancada de ADN aprovechó este regalo para proclamar que González buscaba controlar a las iglesias, en especial a la Católica, luego de que un sacerdote la criticó en una misa y pidió el voto por Daniel Noboa. El proyecto se archivó, pero el daño ya estaba hecho.
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El debate: cercanía con Nicolás Maduro
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En líneas generales, el debate de segunda vuelta electoral fue un severo traspiés para Luisa González, quien finalmente proclamó en ese espacio que reconocerá a Nicolás Maduro como presidente legítimo de Venezuela. De entrada, esa respuesta fue dada tras verse acorralada por el presidente Daniel Noboa, que logró lo que ni CNN pudo: que González se definiera públicamente en ese delicado tema. Su respuesta fue fatal porque dio piso a lo que antes solo eran meras suposiciones sobre su política exterior. Dejar explícito su apoyo a Maduro fue una manera de decir que estaba dispuesta a enfadar a Donald Trump, el poderoso y belicoso presidente de Estados Unidos que no entiende de medias tintas en ese tema, y todo por estrechar lazos con el gobierno más criticado de Sudamérica, el cual no es reconocido ni siquiera por mandatarios de izquierda.
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Paola Cabezas y la dolarización a la ecuatoriana
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El eslogan "Luisa te desdolariza" viene desde 2023 y fue uno de los factores de la derrota de González en ese año. La campaña de 2025 debió dejar claramente sentado que el dólar seguiría siendo la moneda de Ecuador, sobre todo porque no ayudaba mucho que un académico y conocido detractor de la dolarización como Diego Borja hiciera binomio con ella. Pero que la asambleísta correísta Paola Cabezas se pusiera a hablar con vehemencia de que se necesitaba una dolarización a la ecuatoriana era todo lo que necesitaba para alarmar a los votantes. Luisa González desautorizó públicamente a Cabezas, pero luego Rafael Correa entrevistó a Ricardo Patiño en su espacio de Russia Today para proclamar... ¡que existe desconfianza en el dólar!
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La Liga Azul I: los manejos del correísmo
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El golpe más demoledor fue el propinado por la Fiscalía, que reveló al público parte del contenido del celular de Augusto Verduga, el consejero del CPCCS que huyó de Ecuador luego de que las autoridades allanaron su oficina y le confiscaron el dispositivo. En esos chats, que forman parte del caso Ligados, se mostraba cómo el correísmo urdía planes para colocar a sus allegados en organismos de control como la Superintendencia de Bancos. Pero, sobre todo, dejaba claro que Rafael Correa lo dirigía todo desde Bélgica, una percepción que se contagiaba hacia Luisa González y su hipotético gobierno.
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La Liga Azul II: la 'Rana René'
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Y de esos mismos chats que Augusto Verduga guardó con tanto celo, provino lo que marcó a fuego la campaña de Luisa González en la segunda vuelta electoral: su apodo dentro de ese círculo correísta era 'Rana René'. Fue un hallazgo espectacular que usaron sus detractores y que se convirtió en material de memes. Claro, la 'Rana René' es una marioneta y calzaba perfectamente en la narrativa de quienes acusaban a la candidata de ser un títere de Rafael Correa, ¡y sus propios compañeros le decían así! En el debate, ella dijo: "Rana pero no cartel de los sapos", con lo cual aceptó el apodo. Librarse de ese peso simbólico fue imposible para Luisa González, cuya campaña acabó como un episodio del Show de The Muppets: todos corriendo en círculos.
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