Votos nulos y blancos bajaron en segunda vuelta, ¿pero es suficiente para argumentar que hubo fraude?
Aunque en las últimas elecciones, el nulo ha crecido en la segunda vuelta electoral, su disminución en estas elecciones fue mínima. En cuanto a los votos blancos, su reducción es algo que generalmente sucede en los balotajes.

Miembros de una junta receptora del voto cuentan las papeletas, este 13 de abril de 2025 durante la segunda vuelta electoral.
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En la segunda vuelta electoral, el pasado 13 de abril de 2025, los votos nulos y blancos estuvieron dentro de los promedios de elecciones anteriores. A pesar de los señalamientos del correísmo de posible fraude, la revisión de las cifras no evidencia algo fuera de lo común en comparación con comicios pasados.
La candidata correísta Luisa González señaló en días pasados que hay indicios de un fraude, y uno de los puntos que lo probarían es "la caída anómala del voto blanco". Mientras que el expresidente Rafael Correa se enfocó en los nulos, y apuntó a un sistema de tinta transferible que habría perjudicado a González.
Sin embargo, los resultados de la segunda vuelta no son muy diferentes a lo que ha pasado en elecciones anteriores. El analista político Santiago Cahuasquí asegura que, aunque en las últimas elecciones el nulo en la segunda vuelta ha sido más alto que el de la primera, esto no es una regla. De hecho, en 2006 y 2017, el nulo en el balotaje fue más bajo.
Los datos históricos, además, apuntan a que el voto blanco generalmente baja en la segunda vuelta, por lo que la disminución que hubo en estas elecciones tampoco es fuera de lo común.
El cambio en el voto nulo
En estas elecciones, el voto nulo cayó de un 6,8% en la primera vuelta, al 6,7% en la segunda. Esto significó en total unos 2.000 votos nulos menos.
Cahuasquí señala que el voto nulo puede tener tres causas: es un voto protesta, que expresa desafección o no identificación con las candidaturas; una respuesta a la percepción de fraude o la exclusión de un candidato de último momento, o un voto de desconfianza institucional o en la democracia.
"El aumento del voto nulo por la exclusión de un candidato es lo que se vio en 2021, después de que Yaku Pérez no pasó a la segunda vuelta. Esa fue una elección histórica para el nulo, que llegó al 16,26%, y estuvo expresado principalmente en las provincias donde él había ganado"
Santiago Cahuasquí, analista político
Al analizar el voto nulo por provincia, se puede evidenciar que en donde esta opción más creció es en Pichincha; allí, 12.000 personas adicionales se sumaron al voto nulo en comparación con la primera vuelta. Mientras que en el extremo contrario está Manabí, en donde el número de votos nulos se redujo en unos 12.000.
Cahuasquí asegura que una posible hipótesis que explique por qué el voto nulo es menor en una segunda vuelta puede estar relacionada con la polarización, es decir cuando dos candidatos concentran en primera vuelta más del 60% de los votos.
"Los dos picos de polarización en Ecuador son las elecciones de 2017 y de 2025, y en estos baja el voto nulo en la segunda vuelta. En 2017, ambas candidaturas (Lenín Moreno y Guillermo Lasso) concentraron el 67,45%, y en 2025 prácticamente concentraron el 90% de la votación en primera vuelta", sostiene.
La caída del voto blanco
En estas elecciones, el voto blanco en cambio sí tuvo una caída más amplia, de más de un punto: los blancos pasaron del 2,16% al 0,67%. En términos numéricos, el blanco tuvo una reducción de 167.000 votos.
Al revisar estos votos en cada provincia, se puede ver los blancos cayeron en todas las provincias. Pero Guayas y Manabí es donde mayor reducción hubo, con una disminución de más 31.000 blancos en cada provincia.
Cahuasquí asegura que el voto blanco demuestra "la desafección del elector con sus candidatos", es decir que no hubo una identificación. "Cuando existe una campaña de baja intensidad, basada en insultos, donde no se alcanza a interpelar positivamente al electorado, el voto blanco puede crecer", sostiene.
En esta misma línea, cree que las aseveraciones de fraude con base en la disminución del voto nulo no tiene sustento, porque faltan elementos de prueba.
"Las proyecciones estadísticas no son un mecanismo de impugnación. Lo mismo dijo (César) Monge en la elección de 2017, cuando era jefe de campaña de Guillermo Lasso: que estadísticamente no cuadran los resultados, pero la estadística no es una prueba".
Santiago Cahuasquí, analista político
Para él, el ciclo de inestabilidad política que ha vivido Ecuador durante los últimos cinco años ha producido mucha volatilidad, lo que se expresa "en que un candidato no programado gane la elección", como pasó con Daniel Noboa en 2023, "o puede reflejarse en una variación de votos nulos y blancos".
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