Elecciones: ¿En que estado recibirá la economía el nuevo presidente de la República?
El próximo presidente de Ecuador no solo heredará un país políticamente polarizado, sino también una economía en crisis. Un informe de la consultora Multiplica lo explica.

Los candidatos presidenciales Daniel Noboa, del movimiento ADN, y Luisa González, de la Revolución Ciudadana. Quito, 28 de marzo de 2025
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PRIMICIAS
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Revista Gestión
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El escenario electoral sigue marcado por una gran incertidumbre. A medida que se acerca la segunda vuelta del 13 de abril, el presidente candidato Daniel Noboa y Luisa González, de la Revolución Ciudadana, continúan en un virtual empate técnico, reflejo no solo de una contienda extremadamente reñida, sino también de un país polarizado entre dos modelos opuestos.
Lo cierto es que, gane quien gane, el próximo presidente asumirá un país polarizado y grandes desafíos por delante.
1. Una economía en recesión
El año 2024 cerró con un decrecimiento cercano al 2% del PIB. Según los datos del Banco Central del Ecuador (BCE), el país acumula al menos tres trimestres consecutivos de caída en la actividad económica, lo que cumple con la definición técnica de una recesión.
Históricamente, los ciclos económicos en Ecuador muestran una duración promedio de ocho trimestres en la fase expansiva y alrededor de siete trimestres en la fase recesiva (Gráfico 3). Con base en estos antecedentes, y considerando que el último pico del ciclo se registró a finales de 2022, podemos inferir que la recesión podría extenderse hasta el tercer o cuarto trimestre de 2025.
Ciclo económico del Ecuador (Indicador base=100)
La pregunta clave para el próximo gobierno será si podrá acelerar la salida de la recesión o si Ecuador quedará atrapado en un período prolongado de bajo crecimiento.
Uno de los mayores desafíos será reestablecer la confianza empresarial y ciudadana, ya que la incertidumbre ha generado un freno en la inversión y consumo. Además, la restricción fiscal limita la capacidad del gobierno para estimular la demanda interna mediante el gasto público. Por lo tanto, la salida de la recesión dependerá en gran medida de la recuperación de la inversión y de una estrategia clara para impulsar sectores productivos que puedan generar crecimiento y empleo.
2. Confianza estancada
La confianza de los agentes económicos es un factor clave para la estabilidad y el crecimiento. Sin embargo, los indicadores recientes muestran un deterioro en las expectativas empresariales y en la percepción de los consumidores sobre la economía ecuatoriana.
El Índice de Expectativas de la Economía (IEE), que mide la confianza empresarial en sectores clave como la construcción, manufactura, comercio y servicios, cayó a 49,6 puntos en enero de 2025. Este índice oscila entre 0 y 100 puntos y su interpretación se basa en un punto de referencia central de 50 puntos, que marca la diferencia entre un escenario de optimismo y uno de pesimismo.
Índice de expectativas de la economía
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Comercio
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El sector más afectado ha sido el comercio, cuyo Índice de Expectativas se ubicó en 44,8 puntos, con una caída de 15,3 puntos respecto al mes anterior. Este desplome sugiere que las empresas comerciales enfrentan una menor demanda y prevén dificultades en el corto plazo, lo que podría traducirse en menores ventas y una reducción de inversión en inventarios.
A pesar de esta caída, las expectativas de los empresarios del sector se han estabilizado: el 26% de los comerciantes anticipa una evolución favorable en sus negocios. Solo un 8% prevé un deterioro. Mientras que el 66% restante considera que la situación de sus negocios permanecerá sin cambios.
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Construcción
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En contraste, el sector de construcción mostró una leve mejora en su confianza, alcanzando 45,5 puntos, un incremento de 2,2 puntos respecto a diciembre de 2024. A pesar de esta mejora, el índice sigue reflejando un sector que se mantiene en la zona pesimista, con bajas expectativas de crecimiento en el corto plazo.
Aun así, los empresarios del sector construcción proyectan un escenario más estable: el 76% de los entrevistados cree que su situación económica permanecerá sin cambios. El 18% espera una mejora en su negocio y solo un 6% prevé un deterioro.
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Manufactura
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El sector manufacturero, en cambio, muestra una relativa estabilidad, con un índice de 50,6 puntos, apenas por encima del umbral del optimismo. El 24% de los empresarios anticipa una mejora en su situación económica. El 9% prevé un deterioro en su negocio. Y el restante 67% considera que la situación se mantendrá sin cambios.
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Servicios
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Por su parte, el sector servicios experimentó una reducción de 4,4 puntos en su índice, ubicándose en 52,5 puntos, aunque todavía dentro del rango optimista. El 20% de las empresas del sector espera mejoras en su negocio. El 69% prevé que su situación económica se mantendrá sin cambios y el 11% anticipa un deterioro.
Por otro lado, la confianza de los consumidores ecuatorianos continúa en niveles bajos. En enero de 2025, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) se ubicó en 37,7 puntos, lo que, si bien representa un leve incremento respecto al mes anterior (37,2 en diciembre de 2024), sigue muy por debajo del umbral de optimismo.
La mayoría de los hogares ecuatorianos no percibe mejoras en su situación económica reciente:
- El 64% de los encuestados reportó que su situación económica permaneció sin cambios.
- El 29% señaló un deterioro en sus condiciones.
- Un 7% indicó que su situación económica mejoró.
Las expectativas para los próximos tres meses también reflejan una visión conservadora sobre el futuro:
- El 71% cree que su situación económica permanecerá sin cambios.
- El 20% prevé un deterioro en sus condiciones financieras.
- Solo un 8% anticipa una mejora en su economía personal.
Además, los patrones de consumo han cambiado en respuesta al deterioro de la confianza y a la incertidumbre económica. Los hogares han ajustado su presupuesto priorizando el gasto en alimentos:
- El 58% de los hogares mantuvo estable su gasto en alimentos.
- El 31% aumentó su gasto en esta categoría.
- El 11% redujo su consumo en alimentos.
En contraste, el gasto en entretenimiento, vestimenta y electrodomésticos mostró una reducción generalizada:
- Más del 30% de los hogares redujo su gasto en entretenimiento.
- Un 32% gastó menos en vestimenta.
- El 36% recortó sus compras de electrodomésticos.
- El 6% aumentó su gasto en vestimenta.
Este comportamiento es consistente con un entorno de menor confianza y disponibilidad de ingresos, lo que lleva a los consumidores a postergar compras no esenciales y enfocarse en bienes esenciales como los alimentos.
3. Mercado laboral y seguridad social
Empleo
Dos de los desafíos más urgentes que enfrentará la siguiente administración, son el deterioro del mercado laboral y la crisis financiera del sistema de seguridad social, factores que no solo afectan la estabilidad económica del país, sino que también tienen un impacto directo en el bienestar de millones de ecuatorianos.
En 2014, el 49% de los trabajadores tenía un empleo adecuado. Sin embargo, en los últimos diez años, esta cifra se ha reducido constantemente, llegando a apenas el 33% en 2024, lo que significa que dos de cada tres trabajadores ecuatorianos no tienen empleos con las condiciones adecuadas (salario básico y 40 horas laborales).
Evolución del mercado laboral (% de la PEA)
El empleo inadecuado alcanzó el 64,2% en 2024. Mientras tanto, el desempleo se redujo al 2,7%, pero esto no es una señal de recuperación, sino una consecuencia de la creciente informalidad, donde muchas personas simplemente aceptan cualquier tipo de trabajo sin estabilidad ni derechos laborales.
La ausencia de empleo pleno limita el consumo, reduce la capacidad de ahorro de los hogares y pone en riesgo la sostenibilidad del sistema de seguridad social. Sin una estrategia clara para generar empleo de calidad y reducir la informalidad, Ecuador enfrentará épocas de menor crecimiento y mayor desigualdad.
Seguridad Social
El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) enfrenta una crisis estructural, donde el número de afiliados activos no es suficiente para sostener el creciente número de jubilados. En los siguientes años, el déficit del sistema de pensiones aumentará rápidamente, pasando del -0,2% del PIB en 2015 a un déficit proyectado de -11,8% en 2050 y -21,8% en 2080.
El sistema de pensiones depende en gran medida de las transferencias estatales, con el 40% de las jubilaciones financiadas directamente por el gobierno. Sin embargo, este modelo es insostenible, ya que el crecimiento del gasto en pensiones reduce la capacidad del Estado para invertir en otras áreas clave, como educación, salud e infraestructura.
A esto se suma la baja cobertura del sistema, ya que casi un 40% de la Población Económicamente Activa (PEA) no está afiliada a ninguna forma de seguridad social. La creciente informalidad laboral ha reducido el número de cotizantes, lo que agrava aún más el déficit del IESS y pone en riesgo la capacidad del sistema para pagar las pensiones futuras.
Además, la crisis del IESS no solo es financiera, sino también de gobernanza. La politización del sistema ha generado una administración ineficiente y falta de transparencia en la gestión de los fondos, lo que ha impedido la implementación de reformas estructurales necesarias para garantizar su sostenibilidad.
Proyecciones del sistema de pensiones (% de PIB)
El próximo gobierno no debe eludir estos problemas, ya que su postergación solo aumentará el impacto negativo en la economía y la sociedad. El deterioro del mercado laboral significa que menos trabajadores estarán en condiciones de aportar al sistema de seguridad social, agravando aún más su déficit. A su vez, si el IESS colapsa, millones de jubilados quedarán sin ingresos, lo que aumentará la pobreza en la población mayor y generará una crisis social sin precedentes.
4. Sector energético sin inversión
El sector energético ecuatoriano enfrenta desafíos estructurales que limitan su capacidad de crecimiento y sostenibilidad. La producción petrolera, pese a ser un pilar fundamental de las exportaciones y de los ingresos fiscales del país, ha caído en un preocupante estancamiento, afectada por falta de inversión, manejo ineficiente de recursos y la reducción de la participación privada.
Por otro lado, el sector eléctrico atraviesa una crisis sin precedentes, con apagones de más de 12 horas al día durante 2024, impactando la actividad económica y la calidad de vida de la población. A pesar de la gravedad del problema, no hay certezas de que estos cortes no vuelvan a ocurrir en el futuro cercano.
En 2004, la producción total de petróleo alcanzó 192 millones de barriles anuales, con una importante contribución del sector privado, que llegó a 120 millones de barriles. Sin embargo, a partir de ese año, la producción privada comenzó a caer drásticamente, desplazada por la expansión del sector público
Producción de petróleo (millones de barriles)
Pero este cambio no se tradujo en un aumento sustancial de la producción total. De hecho, tras un pico en 2014 con 203 millones de barriles, la producción ha mostrado un estancamiento, con cifras alrededor de los 175 millones de barriles en los últimos años. En 2024, la producción total cerró en 174 millones de barriles, una cifra menor a la registrada hace 20 años.
En los últimos días, el debate en torno al sector petrolero se ha centrado en la concesión del campo Sacha, uno de los más productivos del país. Este proceso ha generado preocupaciones sobre la transparencia y conveniencia de la adjudicación, ya que no se realizó un concurso competitivo para seleccionar la mejor oferta. La Asamblea Nacional anunció que analizará el proceso para determinar su viabilidad y evitar posibles perjuicios para el país.
Adicionalmente, líderes sociales y sectores políticos han expresado su rechazo a la concesión, advirtiendo que Ecuador podría estar cediendo un activo estratégico sin garantizar las mejores condiciones económicas y operativas. Monitorear este proceso será clave para asegurar que las decisiones tomadas no perjudiquen los ingresos del país ni comprometan la soberanía sobre sus recursos naturales.
Por su parte, el sector eléctrico ecuatoriano enfrenta su peor crisis en décadas. En 2024, el país experimentó apagones de más de 12 horas diarias, lo que afectó a industrias, comercios y hogares, generando pérdidas económicas millonarias y una reducción en la competitividad del país. El colapso del sistema eléctrico se debe a tres factores:
- Falta de inversión en generación y transmisión: No se han desarrollado nuevos proyectos eléctricos de gran escala en los últimos años, lo que ha limitado la capacidad de respuesta ante el crecimiento de la demanda.
- Dependencia de fuentes hídricas vulnerables: Ecuador depende en gran medida de la generación hidroeléctrica, lo que lo hace altamente vulnerable a fenómenos climáticos como sequías.
- Ausencia de inversión privada: Al igual que en el sector petrolero, el Estado ha restringido la participación del sector privado, limitando la innovación y eficiencia en la producción de energía.
5. Muchos problemas, pocos recusos fiscales
El próximo gobierno asumirá un país con múltiples problemas económicos, pero con una severa restricción de recursos fiscales para enfrentarlos. La economía está en una fase recesiva, la inversión está deprimida, el mercado laboral muestra signos de deterioro, el sistema de seguridad social es insostenible, el sector energético enfrenta crisis en petróleo y electricidad, y la confianza empresarial y del consumidor se mantiene en niveles bajos. A todo esto, se suma una realidad fiscal ineludible: no hay margen de maniobra para grandes soluciones sin afectar el equilibrio de las cuentas públicas.
Ecuador arrastra un déficit fiscal persistente desde hace más de una década, lo que ha obligado a un constante endeudamiento para cubrir sus necesidades. En 2024, el déficit global del sector público no financiero (SPNF) fue de USD 1.665 millones, y aunque es menor a los niveles críticos de años anteriores, sigue reflejando la dificultad del Estado para equilibrar sus ingresos y egresos.
Resultado fiscal del SPNF (USD millones)
El problema central es que la mayor parte del gasto público es rígido, es decir, el gobierno no puede reducirlo fácilmente sin afectar el funcionamiento del Estado. En 2024, el 84% del gasto total fue permanente, lo que significa que se destinó a sueldos, compra de bienes y servicios, seguridad social y pago de intereses de deuda.
Mientras tanto, el gasto en inversión pública sigue cayendo, ubicándose en apenas USD 1.848 millones en 2024, una cifra baja para un país que necesita infraestructura, mejoras en servicios y estímulo económico. Sin inversión, no hay crecimiento, y sin crecimiento, no hay mayor recaudación fiscal.
Los ingresos fiscales de Ecuador siguen dependiendo en gran medida del petróleo, a pesar del estancamiento en la producción. En 2024, los ingresos petroleros representaron el 32% de los ingresos totales, lo que significa que una caída en los precios internacionales o en la producción pone en riesgo la estabilidad fiscal.
Por otro lado, la recaudación tributaria ha crecido, pero no lo suficiente para cerrar la brecha fiscal. En 2024, los ingresos tributarios sumaron USD 16.501 millones, un aumento respecto a años anteriores, pero insuficiente frente a un presupuesto que supera los USD 47.000 millones.
Además, la presión tributaria ya es alta en algunos sectores, lo que limita la capacidad de nuevos aumentos sin afectar el crecimiento económico. En este contexto, cualquier intento de ajuste fiscal debe evaluar cuidadosamente el impacto sobre la inversión y el consumo.
Otro detalle no menor es que Ecuador se encuentra en medio de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que impone compromisos de ajuste fiscal que restringen aún más el margen de acción del próximo gobierno. Entre las principales metas están:
- Reducción del déficit fiscal
- Mayor sostenibilidad en la deuda pública
- Disciplina en el gasto
- Eliminación de subsidios ineficientes
Si bien el acuerdo ha permitido acceder a financiamiento en mejores condiciones, también limita la capacidad del gobierno para tomar decisiones autónomas en materia fiscal y económica. El incumplimiento de las metas pactadas con el FMI podría cerrar aún más el acceso a financiamiento internacional, complicando la estabilidad macroeconómica del país.
En definitiva, el nuevo gobierno enfrentará un escenario complejo, pero sin reformas estructurales, el país seguirá atrapado en un ciclo de endeudamiento, recortes y falta de inversión, lo que limitará aún más su capacidad de crecimiento y estabilidad en el futuro cercano.
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