¿Por qué el fantasma de la "desdolarización" aparece en cada campaña electoral en Ecuador?
Ecuador usa el dólar como moneda desde hace 25 años, pero cada vez que hay elecciones presidenciales, la dolarización se vuelve el centro del debate entre candidatos.

Imagen referencial del edificio del Banco Central de Ecuador, en Quito, diciembre de 2023.
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No hay indicios de que el sistema de dolarización, que cumplió 25 años el pasado 9 de enero de 2025, esté en riesgo en Ecuador.
Los ecuatorianos tranzan con normalidad diariamente con el dólar estadounidense, que es la única de curso legal en el país, según lo establecido por las resoluciones emitidas por la Junta de Política y Regulación Monetaria y el Código Orgánico Monetario y Financiero.
Sin embargo, cada vez que hay elecciones presidenciales en Ecuador, una eventual "desdolarización" se vuelve el centro de la conversación económica entre los candidatos.
Y el dólar entra en escena porque en las tres últimas elecciones han participado candidatos del movimiento de izquierda Revolución Ciudadana (RC, conocido como correísmo).
El correísmo es un movimiento político, con importante peso en el electorado, que ha sido un feroz crítico de la dolarización y que en el pasado, cuando estuvo en el poder, tomó medidas que debilitaron el sistema.
En las elecciones presidenciales de 2025, la candidata de RC, Luisa González, participará en la segunda vuelta electoral con el candidato presidente, Daniel Noboa.
Y el candidato presidente, Daniel Noboa, no ha dudado en traer el tema a colación. De hecho, Noboa utilizó la mayor parte de su intervención en el eje económico del debate de segunda vuelta del 23 de marzo de 2025, para aseverar que su oponente, Luisa González, tiene la intención de "desdolarizar" el país.
Y González reiteró que no lo hará.
La misma dinámica de acusaciones ocurrió durante las elecciones presidenciales de 2023, en las que Noboa también se enfrentó a González.
Y en 2021, cuando la RC lanzó como candidato presidencial a Andrés Araúz para competir con Guillermo Lasso el centro del debate económico fue el mismo.
Figuras claves del correísmo han cuestionado la dolarización
La exgerente del Banco Central de Ecuador (BCE), Verónica Artola, considera que ningún candidato a la presidencia en Ecuador se atrevería a decir que hará, mediante decreto o norma, que el país salga de la dolarización y adopte una moneda nueva, "eso sería un suicidio político para cualquier candidato", agrega.
Y es que la dolarización es el consenso nacional más importante del país, según el gerente del Banco Central, Guillermo Avellán, por los beneficios que ha traído, tras la dramática crisis bancaria de finales de los noventa, como la baja inflación.
De hecho, González no utiliza nunca el término "desdolarización" en su plan de Gobierno, pero sí tiene entre sus figuras claves a economistas que han criticado el sistema.
Entre ellos, el mismo expresidente Rafael Correa y el excandidato presidencial y vicepresidencial Andrés Araúz. Este último hasta llegó a proponer en abril de 2013 una "ecuadolarización", con la que los dólares serían “absorbidos” para utilizarlos solo en pagos internacionales.
Arauz no llegó a explicar quién absorbería los dólares, pero aparentemente sería el Estado.
Y, en cambio, para las transacciones locales, los ecuatorianos tendrían que usar "dinero digital de la banca central ecuatoriana"; es decir, del Banco Central, según el candidato.
Y es que Arauz decía que “utilizar billetes dólares para pagos nacionales es extremadamente ineficiente y reduce las oportunidades de comercio internacional”.
A esto se suma que el actual candidato a vicepresidente de la Revolución Ciudadana, Diego Borja, escribió en el 2000 un artículo académico titulado: "Una vía ordenada para salir de la dolarización y no morir en el intento".
Y no solo eso. En su plan de Gobierno la candidata del correísmo menciona la intención de "recuperar y profundizar los instrumentos para gestionar la liquidez de la economía que proteja la dolarización".
Y a la par, su candidato a vicepresidente ha dicho en varias ocasiones que de ganar, "usarán recursos las reservas internacionales".
Esto plantea dudas sobre si esos instrumentos serán los mismos que ya usó el correísmo y con los que se debilitó al sistema de dolarización en Ecuador.
Pese a que las posturas del correísmo frente a la dolarización son conocidas, en medio de la campaña electoral, los asambleístas del movimiento desempolvaron una iniciativa legislativa de 2021, para hacer una reforma en la Constitución, en la que se establezca al dólar como moneda oficial de Ecuador.
¿Qué pone el riesgo la dolarización?
Durante el Gobierno de Correa, el BCE destinó dinero de las reservas internacionales a préstamos para dar liquidez a la banca pública y al Ministerio de Finanzas para gasto público, a cambio de papeles de deuda. Con eso, parecía que había más dinero en la economía, pero se creó un hueco de recursos.
En total, los préstamos que dio el BCE al Gobierno de Correa crearon un hueco de USD 7.723 millones en las reservas.
Ese mecanismo debilitó la dolarización, porque no había suficientes dólares en la economía para respaldar los pagos que se debían hacer. Por eso, el Gobierno de Correa tuvo que tomar medidas de emergencia como:
1. Imponer salvaguardias o tasas que encarecían ciertos productos importados.
2. Cupos límite para la importación de carros.
3. Un Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) de 5% que encarecía, por ejemplo, las compras con tarjetas de crédito o débito en establecimientos en el exterior, así como las compras que hacían los ecuatorianos cuando salían del país.
¿Qué se necesita para mantener la dolarización?
Artola menciona que, más allá de que se use o no el término "desdolarizar" en la batalla política, en la práctica hay elementos que debilitan y otros que fortalecen al sistema de dolarización.
Y quien gane la presidencia debería implementar políticas que la fortalezcan, agrega la exgerenta.
La exgerenta del BCE explica que para ello, se necesita un entorno que propicie la entrada de más dólares. Por ejemplo:
1. Más llegada de inversión extranjera.
2. Aumento de las exportaciones petroleras y de las privadas en sectores como la minería y el agroexportador.
3. La llegada de financiamiento externo (préstamos) en condiciones favorables en cuanto a tasas y plazos.
Si bien la otra cara de la moneda es evitar una masiva salida de divisas, Artola considera que esto no se logra con imposición de impuestos para reducir las importaciones, como las salvaguardias implementadas en el correísmo.
"La imposición de salvaguardias tuvo un efecto un tanto artificial, porque las importaciones estuvieron solo reprimidas, apenas se levantaron, las importaciones aumentaron, porque Ecuador depende altamente de la importación de materias primas y bienes de capital para su producción", añade.
La mejor forma es fortaleciendo la confianza en el sistema, añade.
Artola explica que uno de los factores que tiene alta incidencia en la estabilidad de cualquier sistema monetario es la confianza.
Y en el caso de Ecuador, cada vez que hay conversaciones en torno a una eventual salida del sistema de dolarización o cuando se proponen medidas económicas que podrían reducir el nivel de dólares en la economía, esa confianza merma, añade.
La desconfianza es lo que puede causar que los agentes económicos saquen el dinero del país en altos niveles, incluso si un gobierno aumenta el ISD para evitarlo, dice Artola.
"Aunque aumentaran el ISD a 20%, si las personas ven que hay riesgo de que no puedan retirar su dinero, no creo que les importe pagar el impuesto con tal de sacarlo", añade.
¿Hay suficientes candados para evitar una salida de la dolarización?
En medio del debate sobre los riesgos de que Ecuador salga de la dolarización, hay economistas que sostienen que para evitar los riesgos de que algún gobierno sienta la “tentación” de volver a usar al BCE como prestamista, lo mejor es eliminar esta entidad o al menos eliminar las funciones monetarias de la entidad, dice el economista Pablo Lucio Paredes.
"Hay funciones que puede mantener el BCE, pero bajo otra denominación, otras que deben desaparecer, o pasar a otras entidades públicas o privadas", añade.
En los otros dos países dolarizados de la región, Panamá y El Salvador, no existe un Banco Central.
Por lo pronto, en el país existen candados legales que, en teoría, prohíben que el Central financie al gobierno de turno o la emisión de "ecuadólares".
En 2018 el gobierno de Lenín Moreno eliminó el sistema de dinero electrónico que era administrado por el Banco Central.
En su gobierno también se estructuró un plan de pagos para que el Ministerio de Finanzas devuelva al Banco Central los recursos que tomó el correísmo para financiar gasto público y a la banca pública.
Más adelante, en abril de 2021 se aprobó la Ley de Defensa de la Dolarización, que en el artículo 47 prohíbe que el BCE otorgue financiamiento directo o indirecto al gobierno central, gobiernos locales o instituciones públicas.
Además, esa ley enterró toda posibilidad de emisión inorgánica a través de dinero digital, pues eliminó la posibilidad de que el BCE ponga en circulación cualquier tipo de moneda electrónica.
En lugar de esto, se estableció que la banca y las cooperativas, así como el BCE, estén autorizados a operar solo medios de pago electrónicos.
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