El SOTE, el oleoducto más antiguo de Ecuador cada vez bombea menos petróleo, en medio de la falta de inversión
No solo problemas ambientales empañan la operación del SOTE, el mayor oleoducto petrolero de Ecuador. El transporte de crudo cae, en medio de problemas de mantenimiento y falta de inversión.

Trabajos de reparación del SOTE tras rotura del 13 de marzo de 2025, en Quinindé, Esmeraldas.
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Cortesía Petroecuador
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El pasado 13 de marzo de 2025 una rotura en el Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), el más antiguo de Ecuador, produjo un derrame de 25.116 barriles de petróleo, que sumió a la provincia costeña de Esmeraldas en la peor crisis ambiental en las últimas tres décadas. Pero no solo problemas ambientales empañan la operación de este oleoducto estatal.
El transporte de petróleo del SOTE se viene reduciendo de manera progresiva y sostenida en los últimos ocho años, en medio de una drástica reducción del presupuesto para su operación e inversiones.
Construido en 1972 por la empresa William Brothers, el SOTE es una tubería que recorre 500 kilómetros desde la ciudad de Lago Agrio, donde se recibe la producción de los campos petroleros de la Amazonía ecuatoriana, hasta el terminal petrolero de Balao, en Esmeraldas.

Hasta 2016, el SOTE venía operando a su plena capacidad, que son 360.000 barriles diarios de petróleo, pero luego el transporte de petróleo fue cayendo de manera progresiva.
Y ya para enero de 2025 el SOTE, de propiedad de la estatal Petroecuador, solo transportó 275.300 barriles por día en promedio. Es decir, un 24% por debajo de su capacidad total.
SOTE deja de transportar petróleo de Andes Petroleum
Uno de los factores que explica esa caída fue la decisión del Estado de no pasar el petróleo que le entregaba la empresa china Andes Petroleum como parte del contrato de prestación de servicios por el SOTE a inicios de 2022, unos 30.000 barriles diarios, sino por OCP.
El exministro de Energía, Fernando Santos Alvite, explica que si bien la decisión dejaba al Estado sin percibir la tarifa que cobraba el SOTE y más bien se beneficiaba al OCP, que en ese entonces era privado, hubo razones técnicas relacionadas con la calidad del petróleo.
Según Santos, el petróleo de Andes Petroleum es pesado y bajaba la calidad en general del petróleo ecuatoriano al mezclarse con un crudo de mejor calidad.
Bajan la inversión del Estado en el SOTE
Otra de las razones que explica el desempeño negativo del SOTE son los recortes en los gastos y la inversión para su operación.
Lo evidencian los datos oficiales sobre el presupuesto que destina Petroecuador al área de transporte de petróleo y derivados, que incluye la operación del SOTE.
Hasta antes de 2019, el presupuesto de gastos para la operación del área de transporte de Petroecuador siempre superaba los USD 150 millones, pero en 2020 se lo redujo a USD 103 millones.
En 2021 y 2022 el presupuesto subió en algo hasta alrededor de USD 120 millones. Y recién a partir de 2023 se le restituyó su presupuesto y volvió a contar con USD152 millones anuales.
Las inversiones cayeron más drásticamente para el área de transporte en Petroecuador a partir de 2017.
El área de transporte tuvo un presupuesto de inversiones de USD 109 millones en 2016, mientras que en 2017 bajó a USD 15 millones. Los siguientes años continuó su caída hasta llegar a solo USD 1,9 millones en 2022. En 2024, la inversión fue de USD 4,1 millones.
Un presupuesto reducido a la mínima expresión
El exgerente de Transporte y del SOTE de Petroecuador, José Sánchez, dice que hasta antes de 2016 los distintos gobiernos le dieron alta prioridad al oleoducto estatal por ser una actividad neurálgica, pues de este depende que el país pueda sacar su petróleo desde la Amazonía hasta Esmeraldas, desde donde se exporta.
Pero luego, a partir de 2017, no le han proveído de fondos suficientes, pese a que no necesita un presupuesto tan alto para operar.
Sánchez dice que el presupuesto requerido por el SOTE no pasa de los USD 80 millones al año y, de esos, 60% son combustibles que produce la propia Petroecuador.
Fuera de combustible, lo que gasta el SOTE en insumos, mantenimiento y otros gastos no sobrepasa los USD 30 millones o USD 40 millones al año. Pero, dice Sánchez, le han reducido a la mínima expresión, no han comprado repuestos, eso comenzó en 2017 y la situación se ha agravado desde entonces.
Los problemas se hicieron más evidentes en 2023, cuando el entonces gerente de Petroecuador, Reinaldo Armijos, reconoció que había fallas en los motores para el bombeo, lo que estaba provocando una reducción de la velocidad en los procesos de transporte.
"No se ha dado el mantenimiento de esos motores o no se han comprado los repuestos", dijo en ese entonces Armijos. Y señaló que esos problemas se arrastraban desde hace años.
Para poder movilizar 360.000 barriles diarios, a su máxima capacidad, el SOTE cuenta con seis motores más uno auxiliar en cada estación de bombeo. El SOTE cuenta con seis estaciones de bombeo y cuatro estaciones reductoras de presión.
Pero que ahora solo transporte 275.600 barriles diarios refleja que el SOTE solo opera con cuatro motores en cada estación y que, probablemente, no operen las 24 horas.
La última modernización que se hizo en el SOTE se hizo entre los años 2001 y 2015, cuando se instaló sistemas electrónicos digitales, sensores, sistema Scada que permite supervisar en tiempo real la operación del ducto, control de incendios y se soterró el ducto en un 90%, entre otras tareas.
Si bien los motores son antiguos, siempre funcionaron bien con el adecuado mantenimiento, dice Sánchez, que explica que son motores que se siguen usando en Canadá y la India. Pero si se compran repuestos que no son bajo especificaciones del fabricante, estos van a durar mucho menos, dice Sánchez.
Hace falta inversión para nuevo trazado
Otro problema enfrenta el oleoducto estatal SOTE es la erosión regresiva del río Coca que provocó una rotura en abril de 2020 y varias suspensiones de operación desde entonces.
La erosión regresiva es un extraño fenómeno que provoca el socavamiento del lecho del río y el desmoronamiento de sus márgenes.
Hasta ahora Petroecuador ha construido ocho variantes de su tubería ante los riesgos de la erosión, pero la solución definitiva es la construcción de una nuevo trazado del ducto que pase por la margen derecha del río y que podría costar unos USD 200 millones.
Para el exministro de Energía, Fernando Santos, es una inversión necesaria pues, pese a que la producción petrolera nacional viene cayendo, Ecuador necesita de los dos oleoductos para el transporte de su petróleo.
Santos recuerda que no solo el SOTE requiere de un nuevo trazado de unos 35 a 40 kilómetros, sino el oleoducto OCP con lo que harían falta otros USD 100 millones, que pasó a manos del Estado el 1 de diciembre de 2024, tras concluir la concesión que había con la empresa privada del mismo nombre. OCP también está expuesto a la erosión del río Coca.
Para Santos, OCP, que ahora funciona como una empresa privada, pero con su mayor accionista que es el Estado, debería absorber al SOTE y a la red de poliductos y formar una sola empresa de transporte de petróleo, "y asociarse con algún privado para inyectar los recursos que hacen falta y que opere todo el sector de transporte".
Santos dice que es un asunto urgente porque se acerca la época invernal en la zona del río Coca, que comienza en julio, lo que podría acelerar el proceso erosivo en el río Coca y poner otra vez en riesgo a los oleoductos.
Por su parte, el exgerente de Transporte y del SOTE de Petroecuador, José Sánchez, dice que hay empresas interesadas en realizar esos trazados, pero que el plazo ofrecido sería de dos años, que sería demasiado tiempo, lo que haría pensar que no se trataría de una inversión nueva, sino que los recursos requeridos saldrían de la misma tarifa de transporte que hoy cobran los ductos.
Y es que, según Sánchez, la variante de 70 kilómetros el SOTE que el Estado tuvo que construir en 1987, cuando un terremoto destruyó un tramo del ducto, tomó solo seis meses y era un trazado mucho más grande que el que ahora hace falta.
De ahí que Sánchez cree que el Estado podría conseguir financiamiento con bancos para construir por sí mismo las variantes requeridas, inversión que fácilmente se amortizaría en apenas dos años. Para eso hace falta, poner al frente del área de transporte de Petroecuador a gente técnica, añade.
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