Derrame de petróleo: No hay marisco ni pescado en el Puerto Artesanal de Esmeraldas
La pesca está parada en el Puerto Artesanal de Esmeraldas; los comerciantes se abastecen de la provincia Santo Domingo de los Tsáchilas. Piden un bono de compensación de USD 240.

Pescadores artesanales de Esmeraldas no han podido salir a las faenas de pesca debido al derrame de petróleo ocurrido el 13 de marzo de 2025 en Quinindé. La mancha de petróleo llegó al mar.
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Gonzalo Calvache / PRIMICIAS
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Al amanecer de este 19 de marzo, decenas de lanchas seguían ancladas en el Puerto Pesquero Artesanal de Esmeraldas, sin poder salir a altamar, debido a la emergencia ambiental por el derrame petrolero en zona de El Vergel, en Quinindé, el 13 de marzo de 2025.
Con caras largas, los pescadores iban llegando al puerto y conversaban entre ellos. Algunos tienen hasta 15 días sin pescar, porque estaban esperando la luna llena del eclipse para salir. Y justo cuando pensaban hacerlo ocurrió el derrame que contaminó los ríos de Esmeraldas.
Antes, los pescadores solían salir a las 6:00 a pescar, pero debido al incremento del robo de lanchas y motores a esa hora, ahora prefieren hacerlo apenas cae la noche. Salen unas tres o cuatro veces al mes. Y pasan unos cinco días en altamar.
"Ya estaríamos apunto de regresar, pero no permiten trabajar, todo por el problema del petróleo", dice Joel Chere, un pescador de 25 años, parado sobre el muelle; al fondo se observa una puerta de hierro cerrada con candado, lo que impide el paso hacia las lanchas.
Pescadores viven de la pesca diaria
En el Puerto Pesquero Artesanal de Esmeraldas, laboran más de 2.300 pescadores, entre ellos también están los que pescan a la orilla del puerto, donde el riesgo de contaminación es aún mayor, no solo eso, trabajarían vano, porque el petróleo hace migrar a las especies, explica Félix Velasco, representante de un grupo de pescadores. Este grupo sí pesca a diario, y vive de lo que vende cada día.

Mientras tanto, a los que pescan mar adentro, no les permiten salir del puerto para evitar que la contaminación llegue más lejos, pues las embarcaciones también podrían estar contaminadas por el petróleo que va arrastrando el agua de los ríos contaminados, que desembocan en el mar.
"Han dicho por ahí que el Gobierno va a dar unos kits de alimentos para los pescadores, pero no se ve nada. Y uno vive de esto. No es culpa de nosotros que se haya regado el petróleo", dice Chere, quien se dedica a la pesca desde hace siete años. A la semana puede hacer entre USD 60 y 120 por la venta de sus pescados.
Pedro Rodríguez también fue uno de los primeros en llegar al puerto, al amanecer de este 19 de marzo, para anotarse en una lista, pues le dijeron que están registrando a los pescadores para entregarles un kit de alimentos, pero ayer no alcanzó a anotarse.
"Estamos esperando que nos den solución para ver cuándo se acabará esto".
Pedro Rodríguez, pescador de Esmeraldas
Piden bono de compensación
Felix Velasco, dirigente de un grupo de pescadores, comenta que en otras oportunidades ya han sido afectados por derrames petroleros. "Pero este ha sido el de mayor magnitud y el impacto hacia nuestro sector es uno de los más grandes de los últimos tiempos", asegura Velasco.
Un grupo de pescadores se reunió el 18 de marzo con el gobernador de Esmeraldas, Juan Jaramillo Paredes, para hablar de la problemática que atraviesan. Y para este 19 de marzo, está prevista una segunda reunión con Jaramillo y otras autoridades del Gobierno.
Además, buscarán una reunión con Petroecuador para exigir un plan de compensación hacia el sector pesquero. Félix Velasco dice que esto no se va a remediar de la noche a la mañana y que lo peor es que la pesca cada vez está más lejos, por tanto derrame y contaminación.
Los pescadores podrían pedir a la empresa, como compensación, el financiamiento del plan de seguridad o de la compra de motores para quienes han sido víctimas de robos y no han podido seguir trabajando. Según Velasco, el parque automotor se ha reducido hasta en un 40% por la inseguridad.
Otra de las demandas de los pescadores es un bono de contingencia de al menos USD 240 para solventar las necesidades de sus familias mientras no pueden salir a pescar, así como la condonación de deudas en el sistema financiero o, al menos, meses de gracias en sus créditos actuales.

Comerciantes no tienen qué vender
A las 7:00 de este 19 de marzo, el Mercado Minorista del puerto estaba prácticamente desolado. Apenas había una comerciante limpiando pescados en su puesto y otro recibía pescados que le trajeron desde Súa, Esmeraldas, y los acomodaba en un refrigerador con hielo seco.

Viviana Pilay suele comprar a diario mercancía a los pescadores que trabajan en el Puerto Pesquero Artesanal Esmeraldas; la libra de pargo, uno de los que más le traen, la compra a USD 2 o 2,50. Esos pescados los limpia en el mercado, y luego, por la tarde, los vende preparados en un puesto de comida en el centro de la ciudad de Esmeraldas.
Ante la escasez por la suspensión de la pesca, este 19 de marzo le tocó comprar unos pescados que le trajeron desde un centro de acopio en la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas, pero a un precio más elevado. "La libra me costó unos 20 centavos más cara, el que trae de lejos algo tiene que ganar", dice Pilay.
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Ricardo Villaquirán, en cambio, compró pescados que llegaron desde Súa, Esmeraldas, donde otros pescadores sí han podido salir a faenar.
"Con ese poquito que nos trajeron de allá, medio sobrevivimos, esperando que el Gobierno solucione lo más pronto para que los pescadores de acá pueden volver a salir", dice Villaquirán, quien sí vende directamente en el mercado del puerto.
Los días anteriores, Villaquirán vendió el stock que tenía, pero eso se le acabó en dos días. Él vende la libra de pescado a USD 1, y dice que mantendrá sus precios para no "ahuyentar a la clientela".
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