¿Qué pasará una vez que el agua del embalse de Mazar, vital para el sistema eléctrico, llegue al mínimo?
Los meses de noviembre y diciembre de 2024 serán los peores de sequía para Ecuador, advierten ingenieros, lo que hará que los cortes de luz sigan siendo severos.
Embalse de Mazar al 17 de septiembre de 2024. El reservorio es clave para abastecer a las hidroeléctricas Mazar, Paute y Sopladora.
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El embalse de Mazar, el más importante para el sector eléctrico, pues de este depende el complejo hidroeléctrico más grande del país (Paute, Mazar y Sopladora), se ubicaba en 2.111,15 metros sobre el nivel del mar a las 14:00 de este 25 de octubre de 2024; es decir, estaba a casi un metro de tocar mínimos.
Una vez que toque los 2.110 metros sobre el nivel del mar, se perdería el control del reservorio, según advirtió a las autoridades energéticas el operador estatal de electricidad Cenace, en un informe del 2 de octubre de 2024.
De ahí que en las últimas horas el Gobierno agota esfuerzos para intentar evitar que el embalse toque ese nivel. De hecho, desde alrededor de las 10:00 y hasta el cierre de esta edición (16:00) las hidroeléctricas Paute, Mazar y Sopladora salieron de operación.
En ese escenario, desde este 25 de octubre rigen en Ecuador apagones de 14 horas no consecutivos para el sector residencial y consecutivos para las industrias.
Pero, además de cortes más prolongados de luz, ¿qué implicará para Ecuador que el nivel de su embalse de Mazar caiga a niveles críticos: por debajo de los 2.110 metros sobre el nivel del mar?
Menos electricidad en medio de la crisis
Hay, al menos, tres consecuencias de que el embalse alcance mínimos críticos. La primera es la salida de operación de la hidroeléctrica Mazar. Esta central tiene dos turbinas, cada una de 85 megavatios, lo que aumentará el déficit de generación eléctrica que ya está en niveles críticos.
Hay que considerar que el embalse de Mazar es un reservorio cuya función principal es acumular agua para entregarla en época de estiaje a las hidroeléctricas que están aguas abajo. Sus reservas pueden dar agua durante, al menos, 45 días.
Por eso, una reducción de sus reservas tiene un efecto en cascada para la central Paute, con 1.100 megavatios de potencia máxima, lo que la convierte en la segunda más grande del país; y Sopladora, que tiene una capacidad de hasta 486 megavatios.
De ahí que, según Alfredo Mena, director de la Corporación para la Investigación Energética, la operación de Paute y Sopladora se verá seriamente afectada, con una operación intermitente o mucho más baja de la que ahora tiene.
En lo que va de octubre de 2024, el complejo de tres hidroeléctricas (Paute, Mazar y Sopladora) solo ha operado a un tercio de su capacidad máxima, que es de 1.756 megavatios.
Hidroeléctrica Mazar enfrenta riesgo de colapso
De acuerdo con Diego Morales, presidente del Colegio de Ingenieros del Azuay, cuando el embalse de Mazar cae por debajo de los 2.114 metros sobre el nivel del mar, Mazar solo puede operar con una turbina y por debajo de los 2.098 metros sobre el nivel del mar saldría completamente de operación.
Eso de acuerdo con información oficial del propio holding estatal Celec, que está a cargo de la central.
Y es que por debajo de esos niveles hay sedimentos que pueden dañar las turbinas de la central hidroeléctrica Mazar, advierte Patricio Coba, miembro del Consejo Consultivo de Ingenieros y Economistas.
Pese a que este momento la hidroeléctrica Mazar solo debería prender una de sus turbinas, de acuerdo con datos oficiales, trabajó con dos turbinas entre las 01:00 y las 05:00 de este 25 de octubre, es decir, en condiciones de riesgo.
Luego operó dos horas más con una turbina y a partir de las 07:00 no entregó energía, aunque oficialmente no se ha informado si solo se trata de una suspensión temporal de operaciones.
Esa operación expone a riesgos a la hidroeléctrica, dice Coba, quien advierte que en estos momentos sería catastrófico que se dañe esta central.
"Estamos operando Mazar con poquísima cantidad de agua, exponiéndola a sedimentos, lo que puede llevar al colapso de la central", añade Coba.
Cortes se amplían para evitar apagones forzosos y repentinos
Otro problema de que el embalse de Mazar alcance niveles tan críticos es que hay riesgos de apagones repentinos y forzosos, como también lo ha advertido Cenace.
Para reducir los riesgos de desconexiones sin previo aviso, el país ahora está viviendo cortes de luz programados de 14 horas.
Coba dice que, precisamente, otro problema que vive Ecuador es la falta de mantenimiento de la red de transmisión eléctrica, debido a la falta de inversión, lo que hace vulnerable el sistema ante las variaciones de voltaje.
Hasta cuándo regirán los cortes de luz de 14 horas
Coba considera que la situación eléctrica del país era ya muy severa, por lo que no era viable ni posible una reducción de horarios, como la que anunció a mediados de octubre de 2024 el presidente Daniel Noboa. "Era mentirle al país", dice Coba.
Y a futuro las proyecciones no son alentadoras, ya que los meses que se vienen son críticos para Ecuador.
De ahí que Coba considera que los cortes de luz de 14 horas deberían durar hasta febrero de 2025.
En primer lugar, advierte que noviembre y diciembre de 2024 serán los meses más duros de la sequía, con nulas o incipientes lluvias.
A partir de entonces se espera que comiencen las lluvias, pero acumular agua en el embalse tomará tiempo. De ahí que ve necesario mantener los cortes a fin de reservar agua y preparar al país para un nuevo estiaje que podría darse entre marzo y abril de 2025.
Las ventas de electricidad de Colombia no serían una opción, considerando que ellos esperan vivir una severa sequía entre diciembre de 2024 y febrero de 2025.
Coba dice que, dada toda esta situación crítica que se vivirá en los próximos meses, mal puede, como ha dicho la ministra de Energía encargada, Inés Manzano, hablar de que a inicios de diciembre se puede reducir los cortes de luz a solo unas dos horas diarias.
El ingeniero eléctrico Carlos Sigcha cree que es clave que el Gobierno de Daniel Noboa acelere la instalación de 241 megavatios que compró en motores en tierra y que deberán empezar a operar a partir del 5 de noviembre.
Sin embargo, la llegada desde Estados Unidos de una parte de esa generación, específicamente 50 megavatios para Quevedo, está retrasada por efectos del Huracán Milton en la Florida y por un paro de los puertos de esa zona.
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