Hidroeléctricas operan a solo el 31% de su capacidad, en medio de severa sequía y cortes de luz masivos
La operación Paute-Molino, la segunda hidroeléctrica más grande de Ecuador, cayó al 8% el 24 de septiembre de 2024, en medio de una severa sequía y de cortes de luz programados masivos.
Embalse Mazar, que provee de agua al Complejo Hidroeléctrico Paute (conformado por Mazar, Paute-Molino y Sopaldora), el 17 de septiembre de 2024.
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Las hidroeléctricas de Ecuador operan a solo un tercio de su capacidad, en medio de una severa crisis eléctrica que no había vivido el país en los últimos 13 años y que ha llevado a cortes de luz masivos.
La situación es más crítica para las hidroeléctricas ubicadas en la cuenca oriental, en especial al Complejo Hidroeléctrico Paute, conformado por las centrales Mazar, Paute-Molino y Sopladora.
En época de lluvias, el Complejo Hidroeléctrico Paute puede aportar con un máximo de 1.756 megavatios de potencia, que cubren el 38% de la demanda nacional.
Pero debido a la severa sequía que se registra desde finales de julio de 2024, estas hidroeléctricas han reducido su producción y el 24 de septiembre aportaron con apenas 74 megavatios.
La más afectada es la hidroeléctrica Paute-Molino
La hidroeléctrica Paute-Molino es la que más ha reducido su operación. Entre el 1 y el 24 de septiembre, esta central, la segunda más grande de Ecuador, solo ha aportado con una potencia máxima de 593 megavatios; es decir, al 59% de toda su capacidad, que son 1.100 megavatios.
El peor día para esta hidroeléctrica fue el 23 de septiembre de 2024 cuando, ante la falta de agua, salió de operación durante 22 horas. Y en las dos horas que operó solo entregó 3 megavatios de energía.
En cambio, el 24 de septiembre de 2024, entregó solo 90 megavatios, menos del 8% de su capacidad total.
En cambio, Mazar y Sopladora operan este momento a menos del 30% de su capacidad.
Lo peor de la sequía aún está por venir
El déficit de generación de energía se agrava y todavía no han llegado los meses más fuertes de sequía.
La sequía ha sido tan severa este año que el agua en el embalse de Mazar, que abastece a las hidroeléctricas Mazar, Paute-Molino y Sopladora, cayó al nivel crítico de 2.116 metros sobre el nivel del mar (msnm) el 21 de septiembre de 2024.
Esto en un mes en el que más bien ese reservorio debía estar lleno, hasta los 2.153 msnm para enfrentar los meses de más sequía, que normalmente son de octubre a diciembre.
Y si bien el Gobierno espera que se den lluvias entre el 26 y el 29 de septiembre en todo el corredor interandino, eso no será suficiente para superar la crisis.
Primero porque es poco probable que las lluvias sean torrenciales, según pronostica Etapa, la empresa pública del agua de la ciudad de Cuenca Etapa.
Hasta 15 días de lluvias se necesita para llenar Mazar
Y, segundo, porque según expertos se requieren de 10 a 15 días de lluvias seguidas y torrenciales para que pueda volver a llenarse el embalse de Mazar.
Etapa ya ha realizado monitoreos y proyecciones con base en información y en imágenes satelitales generadas por la Agencia Espacial Europea, que muestran que lo más probable es que las lluvias recién comiencen a finales de 2024 o a inicios de 2025.
Lo que queda es que el Gobierno, que atribuye la crisis a la falta de acción de presidentes anteriores, pueda acelerar la puesta en marcha de los motores y nuevas barcazas para generación con combustible.
Un creciente déficit
Al 18 de septiembre de 2024, Ecuador contaba con 3.648 megavatios de potencia para abastecer la demanda nacional máxima que puede llegar hasta 4.800 megavatios en horarios picos de consumo; es decir, el déficit era de alrededor de 1.152 megavatios.
Sin embargo, la generación ha estado cayendo, con lo que el déficit de generación que Ecuador necesita conseguir para hacer frente a la crisis ahora es de 1.748 megavatios aproximadamente
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