"Hubo días que no tenía para comer", testimonio de una garante que terminó pagando deudas que no eran suyas
Esta es la historia de Johana, quien firmó como garante en dos créditos. Los deudores reales nunca pagaron, pero ella casi arruina su futuro. Lea una guía sobre lo que debe saber antes de asumir estas obligaciones.
Atención a clientes en BanEcuador en el cantón Piñas, el 17 de septiembre de 2024.
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La vida de Johana (nombre protegido) cambió en 2009 y 2010, cuando decidió firmar como garante de dos créditos, uno de quien en ese entonces era su novio y otro de su cuñada. Ese hecho marcó su vida y ahora cree que fue la peor decisión que tomó.
Decidió contar su historia porque quiere que nadie viva lo que a ella le pasó. Tras varios años de relación, Johana decidió construir su casa propia, un sueño que acabó transformando su vida.
Su pareja sentimental facilitó el terreno para levantar la vivienda, pero no estaban casados, por lo que acceder a un préstamo fue complicado. Ambos adquirieron créditos, en los que mutuamente eran garantes. También pidieron dinero a familiares. En total, la deuda fue de USD 126.000.
Un año después de eso, su entonces cuñada le pidió que sea garante de un préstamo por USD 15.000 porque quería emprender un negocio. Ella se sintió comprometida por la situación y firmó. Su cuñada abrió el negocio, pero este no funcionó y cerró.
Vino la crisis
Johana pagaba a tiempo sus cuotas, pero su expareja y excuñada comenzaron a atrasarse. Entonces fueron contactados por una empresa de cobranza, pero ni su expareja ni su excuñada asumieron su responsabilidad.
"Al final, de los tres, la única que terminó pagando la mayor parte de las deudas fui yo"
Johana
Ella tuvo que refinanciar las deudas, con lo que los intereses se incrementaron "muchísimo" y se convirtieron en una pesada carga. "Yo terminé con una deuda de alrededor de USD 60.000, adicional a mi propio crédito".
"Quien quiere pagar un crédito lo hace, con lo que puede, aunque sea, pero ellos no lo hicieron", cuenta.
La situación le generó a Johana no solo estrés y ansiedad, sino problemas con su familia.
"No tenía para comer"
Para pagar las deudas, trabajaba jornadas extendidas. El peor momento fue en pandemia. Se contagió dos veces de Covid-19, pero por las deudas tenía que seguir trabajando.
Además, abrió escuelas de maquillaje para poder financiar todo lo que debía, que al final terminó de pagar en 2021. Le tomó diez años salir de esas obligaciones.
"Hubo días que no tenía para comer, solo compraba Güitig y limón para tomar y nada más. En tres años, no me compré ropa ni calzado, andaba con los zapatos rotos, no podía comprar nada", dice Johana.
"Hubo días que no tenía para comer, solo compraba Güitig y limón para tomar, nada más".
Johana
"Jamás volveré a ser garante"
"La mayor lección que me dejó esa situación, es que hay que saber endeudarse y mejor no ser garante", aconseja.
"El hecho de que sea un hermano, primo o tío no te asegura de que esa persona va a pagar".
Johana
A veces piensa en todo lo que pudo hacer para ella misma y que dejó de hacer por "ayudar a otras personas".
¿Qué es ser garante?
El socio fundador de Legal Logic Abogados, Gabriel Ortiz, explica el alcance legal de firmar como garante.
Ortiz explica que el garante es quien se compromete con su propio patrimonio (casa, carro y más bienes) para cumplir con una deuda que no es suya, de un tercero.
Hay que entender, dice Ortiz, que el garante tiene la misma responsabilidad con la deuda que la persona que se le cataloga como deudor principal.
¿Cuándo un banco pide un garante?
El jefe de Banca Corporativa y Finanzas de Impacto de Banco ProCredit, Darío Mariño, explica que en tres casos un banco pedirá un garante:
- Si el solicitante del crédito tiene un historial crediticio limitado.
- Para créditos con plazos de pago prolongados.
- O para créditos con montos altos.
Mariño añade que, a la hora de solicitar un crédito, si la persona está casada, suele considerarse a su cónyuge como codeudor del préstamo.
Pero todas las condiciones antes descritas dependen de la institución financiera. Por ejemplo, Mariño dice que hay líneas de crédito como ProEquidad de Banco ProCredit, un servicio pensado para mujeres empresarias, donde no se requiere incluir un codeudor hasta cierto monto de financiamiento.
¿Qué pasa cuando el titular de la deuda dice: no puedo pagar?
Cuando el deudor principal no puede pagar, el primer paso es un acercamiento de la entidad bancaria con el cliente para que pague los valores en mora, o refinancie o reestructure el préstamo.
En algunas instituciones financieras, esas gestiones de cobro se hacen con el deudor principal y con el garante, dice Ortiz.
Si eso no tiene resultado, el cobro pasa al departamento legal que elabora la demanda. En esa demanda no se puede solo contra el deudor principal, sino que se demanda también al garante.
Cuando inicia el proceso legal, el deudor puede defenderse: pagar la deuda o llegar a un acuerdo de pago, con facilidades.
60% de deudores no paga, sino sus garantes
Pero Ortiz dice que los deudores principales, por lo general, desaparecen dejando la obligación al garante. Según los casos que él ha tratado, en el 60% de los casos, la deuda la termina pagando el garante con sus propios bienes.
En el proceso, se imponen medidas de congelamiento de cuentas, de pólizas de ahorro y prohibición de bienes, para luego rematar esos bienes y cobrar la deuda.
Los riesgos
Por eso, Ortiz dice que al momento de firmar como garante, una persona debe asumir que existe altas probabilidades de que termine pagando la deuda.
"Antes de firmar como garante, piense que el titular de la deuda no la va a pagar y luego vea si acepta el riesgo".
Gabriel Ortiz, abogado en cobranza
Antes de firmar, además, Mariño dice que el garante debe conocer para qué se va a destinar el dinero y, así, evaluar los riesgos; y cuál es la situación financiera del deudor, es decir, si tiene ingresos o bienes para responder.
"¿Qué alternativas de pago podría tener el titular ante una dificultad en el pago de las cuotas? ¿Cómo responde ante estas situaciones?", son algunas preguntas que se debe hacer el garante, insiste Mariño.
Asimismo, recomienda mantener una comunicación fluida con el titular o incluso con la institución bancaria que otorgó el préstamo, para estar al tanto del pago de la deuda y evitar sorpresas.
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