Los emprendedores jóvenes buscan abrirse espacio en el mercado ecuatoriano
Los emprendedores jóvenes ecuatorianos enfrentan el desempleo y la falta de oportunidades con la ilusión de emprender.

Fotografía de helados Holy Cow.
- Foto
Redes sociales de Holy Cow
Autor:
Actualizada:
Compartir:
El desempleo y la falta de oportunidades en el mercado laboral de Ecuador obliga a las generaciones más jóvenes a buscar espacio dentro del emprendimiento. Esto en un escenario en el que Ecuador cerró febrero de 2025 con una tasa de empleo adecuado del 35,4%.
Sin embargo, el emprendimiento desempeña un papel fundamental en el desarrollo de las naciones, especialmente en países en vías de desarrollo como Ecuador.
Según el estudio Global Entrepreneurship Monitor para Ecuador, 2023-2024, realizado mediante una colaboración entre ESPAE, la Escuela de Negocios de la ESPOL, y la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) junto con su escuela de negocios, EDES, Ecuador registra una Tasa de Actividad Emprendedora Temprana (TEA) de 32,7%.
Esto significa que aproximadamente 3,3 millones de habitantes estuvieron involucrados en la creación y puesta en marcha de un negocio; en otras palabras, más de 3 de cada 10 adultos ecuatorianos estaban empezando o gestionando un negocio.
En Ecuador predominan los jóvenes emprendedores, donde el 52,72% tiene menos de 35 años y el 23,04% tiene entre 35 y 44 años. La distribución de la TEA, por edad y sexo, muestra una alta participación de personas jóvenes, con una proporción equilibrada entre hombres y mujeres en el grupo de 18 a 24 años. El mayor nivel de emprendimiento se concentra en el grupo etario de 25 a 34 años.
No obstante, uno de los más grandes retos que tienen los emprendedores es mantenerse en el tiempo, De ahí que los ejemplos de quienes sobreviven al llamado "valle del emprendedor", muestran que sí es posible salir adelante en medio de las dificultades.
Es el caso de dos emprendedores. Desde su nacimiento, ambos proyectos han apostado por fusionar lo tradicional con lo innovador en sus productos y experiencias. Su éxito reside en la autenticidad, la creatividad y la pasión por ofrecer algo que responda a una necesidad del mercado.
HolyCow: el negocio que nació de un experimento
Nicolás de la Torre, joven quiteño emprendedor es el creador de HolyCow. No imaginaba que un experimento culinario en su casa se convertiría en un exitoso negocio. Mientras estudiaba cocina en la Universidad de Las Américas (UDLA), en Quito, encontró en la creación de helados un hobbie que se convirtió en un negocio.
“Empecé a experimentar con helados. Me pareció interesante utilizar el helado como un lienzo para cualquier aroma y sabor". Cualquier producto que creas que vale la pena resaltar lo puedes básicamente imprimir en un helado siempre y cuando sepas formular", recuerda De la Torre.

Sus primeros pasos fueron en su propio hogar, donde comenzó a experimentar con diferentes combinaciones de sabores. "De tanto experimentar me sobraba un montón de helado. Y empecé a venderlo para que no se desperdicie; resulta que sin esperarlo estaba recibiendo pedidos", dice.
El punto de inflexión para De La Torre llegó durante la pandemia. "Hubo una disrupción de la rutina, así como mucha gente aprendió a hacer panadería, lo mío fue el helado. Me metí a hacer eso y empecé a venderlo, conseguí el salvoconducto en pandemia para dejar alimentos".
"Seguí ahorrando y fui construyendo la marca. Contraté un diseñador gráfico, compré un equipo de fotografía para redes sociales, entre otras cosas". Esos fueron los primeros pasos de HolyCow.
Lo que siguió fue lo natural: abrir su primer local. Este se ubicó en la vía Intervalles, que conecta los valles de Tumbaco y Los Chillos. La gente recibió positivamente la propuesta.
Según De la Torre, la clave fue la innovación en su producto. "La gran mayoría de heladerías no aprende a formular, ve a la heladería como un tema de comprar bases (de leche o agua), ponerles saborizantes y colorantes. Nosotros no compramos bases, hacemos desde cero y casi siempre a partir de un ingrediente o producto local que queremos destacar". Ese es el caso de su popular "Holy Vanila", un helado de vainilla proveniente de Santo Domingo.
A medida que el primer local fue creciendo, muchos clientes empezaron a pedir que se abrieran más sucursales en diferentes puntos. Así, abrió un segundo local en el sector de la calle Austria e Irlanda, cerca del colegio Benalcázar, en Quito. Ahora, está por abrir un tercer local en Puembo.
De la Torre mira hacia atrás y reflexiona. Su proceso de expansión fue rápido, pero no exento de dificultades. Uno de los mayores retos fue la incertidumbre constante que experimenta cualquier emprendedor en Ecuador, especialmente cuando no se cuenta con un respaldo económico significativo.
"La incertidumbre que tienes todo el tiempo, como los apagones del año pasado seguidos por una gran cantidad de lluvia, nos han bajado las ventas a menos de la mitad".
A pesar de las dificultades, considera que vale la pena seguir el camino del emprendimiento. "Se necesita gente que emprenda en Ecuador, ojalá las condiciones vayan mejorando de a poco. Pero para un joven que le tiene terror a la idea de trabajar en una oficina, yo le diría a esa persona que emprenda. Siempre es mejor tomar el riesgo, siempre y cuando sea un riesgo calculado".
Wipala: De proyecto universitario a marca con propósito
Wipala nació en 2015 de la mano de Jaime Santillán y Mario Torres, quienes entonces estaban por graduarse de la universidad Casa Grande de Guayaquil. Decidieron que su trabajo de titulación sería el punto de partida para un proyecto de vida.
Santillán destaca que su tesis de grado siempre tuvo la finalidad de que se convirtiera en un proyecto de vida y no solo una calificación. Nunca hicieron la tesis solo por el título, sino con la mentalidad de crear las bases para una empresa real, usando el respaldo académico para construir su primer plan de negocios.
El concepto de Wipala surgió de una necesidad personal: no encontraban una barra energética que se alineara con sus principios. Santillán comenta: “Suena muy esotérico… pero ¿Por qué yo me tengo que comer una barra que tiene salvado de trigo y cantidades enormes de azúcar refinada, si no es el tipo de energía que yo estoy buscando?”

Fue este cuestionamiento el que los llevó a crear un producto que no solo se ajustara a sus valores, sino que representara las cuatro regiones del Ecuador. Aunque originalmente Wipala tenía una fuerte connotación ecuatoriana, con el tiempo adoptaron una visión más global, con un enfoque andino,con miras a ingresar en mercados internacionales.
Wipala, significa “unión de pueblos andinos” y no solo representa una bandera cultural, también es un reflejo de los principios de la marca: respeto por la naturaleza, la Pachamama y la comunidad.
Desde su creación, Wipala fue concebida como una empresa con proyección internacional. “Cuando comenzamos a hacer la tesis siempre fue con la intención de la exportación”, recuerda Santillán.
La marca nació con el objetivo claro de llegar a mercados como el estadounidense, y el modelo de negocio local fue solo el primer paso para estar preparados para el reto de la exportación. En 2017, realizaron su primera exportación hacia Estados Unidos.
A lo largo de los años, Wipala ha enfrentado numerosos desafíos, pero siempre ha seguido fiel a su propósito de innovación y compromiso social.
Refiriéndose a las dificultades que surgieron en el camino, Santillán evoca la inundación de su planta, ubicada en Milagro, en 2020, la cual causó pérdidas significativas, dañando el 40% de los equipos, el 100% de la materia prima y los empaques, lo que se tradujo en pérdidas de más de USD 50.000.
A pesar del golpe. En cuestión de días, la empresa alquiló una nueva bodega en Guayaquil y, en menos de mes y medio, la planta ya estaba operativa nuevamente.
Además, la empresa ha trabajado para generar un impacto positivo en las comunidades a través de proyectos como “Know the Origin” (Conoce el Origen), que permite a los consumidores rastrear el origen de los productos Wipala y conocer a los agricultores locales que abastecen la marca.
Este proyecto refuerza su compromiso con la transparencia y la sostenibilidad. Asimismo, Wipala ha liderado la industrialización de cultivos ancestrales como el chocho, promoviendo ingredientes autóctonos y superfoods que han sido relegados por monocultivos como el trigo y la avena.

Compartir: