Angélica lleva 10 años trabajando en la informalidad, este es su testimonio
En Ecuador, 4,8 millones de personas trabajan en la informalidad. De estos, el 55% solo tiene educación básica. Conozca la historia de una mujer que labora como vendedora ambulante.
Angélica Nunink ofrece sus sombreros de tela a transeúntes en el Centro de Quito, el 28 de enero de 2025.
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"A dólar, a dólar; sombreritos a dólar", vociferaba Angélica Nunink, para llamar la atención de los transeúntes en la calle Benalcazar, del Centro de Quito, junto a la salida de la estación San Francisco del Metro, en la mañana soleada del 28 de enero. Ella es parte de los 4,8 millones de personas que en Ecuador trabajan en el sector informal de la economía.
Nunink tiene 32 años, y en los últimos 10 se ha dedicado a la venta ambulante. Confecciona sombreros de tela, de manera regular, y a veces, gorras, camisetas, banderas. Solo en sombreros, elabora unos 150 entre semana y los vende los fines de semana, en ferias de ropa, en Otavalo, El Quinche, o Quito.
En ocasiones, también se le puede ver recorriendo las calles del Centro de Quito, pero suele evitarlo para no ser ahuyentada por agentes de control metropolitano.
"Intenté sacar permiso para vender en el Parque La Carolina, pero no me dieron; hice un curso, pero no salí sorteada, así que seguí vendiendo en la calle", comenta Nunink, quien vive por el sector de la Cima de la Libertad, en el Centro de la capital. En las mujeres, la tasa de informalidad alcanza el 57,3%.
De manera general, 58 de cada 100 trabajadores en Ecuador están en el sector informal. A diciembre de 2024, la tasa de informalidad llegó a su nivel más alto en casi dos décadas, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Los registros públicos más antiguos del INEC son del 2007, y desde entonces, la informalidad no había alcanzado esa tasa.
Nunink vende entre 80 y 120 sombreros por semana, a USD 1, por lo que alcanza a hacer, en promedio, unos USD 100 a la semana. El dinero lo destina a comprar material para volver a producir, a comprar comida, a los pasajes del transporte público de sus hijos e insumos escolares.
Los trabajadores en el sector informal trabajan en empresas que no tienen Registro Único de Contribuyentes (RUC). Y el 71% de las personas que laboran de esa forma son independientes, es decir trabajan por cuenta propia, pero al no tener RUC, no pagan impuestos al Estado.
No terminó de estudiar
Angélica Nunink, madre de dos hijos de 10 y 4 años, solo terminó la educación básica. Es oriunda de Morona Santiago, donde aprendió de confección, en el ciclo básico del colegio.
"Llegué a Quito a los 14 años; empecé a estudiar el cuarto curso, pero me salí", cuenta la comerciante, quien cursó dos años de corte y confección en el proyecto Casa Somos, del Municipio; sin embargo, tampoco logró continuar. Dice que al casarse, se le dificultó seguir.
Del total de personas en la informalidad, el 55% solo estudió hasta el ciclo básico, mientras el 33% es bachiller. Además, el 60% son hombres y el 40%, mujeres.
El plan a futuro de Nunink es comprarse una máquina de coser recubridora para elaborar uniformes deportivos para equipos de fútbol. De hecho, ya ha averiguado para sacar un préstamo en una entidad financiera, pero le dijeron que requería un RUC y luego de seis meses pagando impuestos al Servicio de Rentas Internas (SRI), podían prestarle.
Los trabajadores en el sector informal no tienen acceso a derechos laborales, como salario, pago de 'décimos' o vacaciones. De hecho, apenas el 2% está afiliado al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), según el INEC. Al no contar con un RUC, su afiliación solo puede ser como voluntario, bajo esta modalidad, la tasa de aportación es del 17,6% del ingreso declarado.
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