¿Por qué hay cortes de luz en Ecuador? Estas son las razones que explican su déficit energético
Siete factores han sumido a Ecuador en una severa crisis eléctrica con cortes de luz masivos y prolongados, y que incluso podrían agravarse.
Locales comerciales en Cuenca atienden con velas a los clientes, en medio de severos cortes de luz, el 27 de septiembre de 2024.
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Ecuador, un país rico en recursos hídricos y petroleros, está viviendo su peor crisis eléctrica con prolongados cortes de luz que no se habían visto los últimos 14 años.
El 23 de septiembre de 2024, el Gobierno de Daniel Noboa anunció que el país volvería a sufrir cortes masivos y programados de luz de hasta 10 horas no consecutivas, como ya lo vivió en octubre de 2022 y abril de 2024.
Y, aunque el 4 de octubre de 2024, había prometido que no habría cortes de más de cuatro horas hasta mediados de octubre, no pudo sostener la medida y a partir del 9 de octubre de 2024 el país volvió a cortes de luz prolongados.
Y es que el embalse de Mazar ha tocado niveles críticos. Este reservorio, el segundo más grande de Ecuador, tiene una importancia estratégica para el sector eléctrico ecuatoriano, pues abastece al principal complejo hidroeléctrico del país, compuesto por Mazar, Paute-Molino y Sopladora.
Juntas, estas tres centrales aportan con el 38% de electricidad, pero en estiaje, que usualmente se presenta en octubre de cada año, su operación cae, dejando al país vulnerable a apagones.
¿Por qué falta electricidad?
Entre 2007 y 2017, en el gobierno de Rafael Correa, se construyeron 14 hidroeléctricas: San Francisco, Mazar, Ocaña, Baba, Manduriacu, Alazán, Sopladora, Coca Codo Sinclair, Minas San Francisco, Delsitanisagua, Due, Normandía, Topo y Sigchos.
Eso le permitió al país duplicar la capacidad de generación con fuentes de energía renovable, de 2.030 megavatios en 2007 a 4.486 megavatios en 2017, un aumento del 120%, según cifras del Balance Energético del Ministerio de Energía. Y, de esa forma, alejó el fantasma de los apagones.
Además, Correa terminó e inauguró el embalse de Mazar, una obra que había comenzado su construcción en 2005 en el gobierno de Lucio Gutiérrez. Al incorporar ese reservorio a su matriz energética, Ecuador logró ampliar la capacidad de almacenamiento de agua para las hidroeléctricas ubicadas en el centro sur del país, de 10 a 45 días.
Con eso, el país alejó el fantasma de los apagones que había vivido de manera recurrente hasta 2012, al punto que "le sobraba electricidad". Incluso, Ecuador pudo exportar energía a Colombia.
Ecuador depende de hidroelectricidad
En términos de capacidad de electricidad instalada, la generación hidroeléctrica representa el 62% del total, un porcentaje que puede subir hasta el 90% en época de lluvias.
Pero en estiaje, como el que ahora vive el país, su aporte cae al 30% o menos.
El consultor eléctrico Ricardo Buitrón ha dicho que el país debe contar con suficiente termoelectricidad (generación que funciona con combustibles o gas) para reemplazar la ausencia de hidroeléctricas en época seca.
La inversión en termoelectricidad creció entre 2007 y 2017, pero no al mismo ritmo que la hidroeléctrica. La capacidad de generación termoeléctrica pasó de 2.109 megavatios en 2007 a 2.912 megavatios en 2017, un aumento del 38%, según cifras del Balance Energético del Ministerio de Energía.
Se invirtió en hidroeléctricas, pero no trabajan al 100%
El hecho de que no todas las hidroeléctricas estén operando al 100% no es solo culpa de la sequía. Hay hidroeléctricas que se construyeron durante el Gobierno de Rafael Correa, que tienen fallas o que nunca se inauguraron. Las unidades de generación de Coca Codo Sinclair, por ejemplo, está en permanente reparación por fallas de fábrica.
Además, la central, que es la más grande de Ecuador con 1.500 megavatios, también sale de operación cuando suben los sedimentos del río Coca, lodo y otros materiales que pueden dañar las turbinas.
Otras centrales como el Complejo Toachi Pilatón o Quijos no han podido entrar en operación debido a fallas en la construcción de las obras civiles. Ambas llevan casi 13 años de construcción. Quijos incluso quedó abandonada y en deterioro.
No se invirtió en nuevas centrales de generación
El Gobierno del entonces presidente Lenín Moreno reclamó, apenas asumió funciones en 2017, que la "mesa no estaba servida", como había dicho su antecesor Rafael Correa, en referencia a cómo dejaba las cuentas fiscales.
En medio de una crisis fiscal y un programa de ajuste, la inversión pública en nuevas centrales de generación se redujo drásticamente.
De ahí que entre 2020 y 2023 debían entrar en operación 10 centrales de generación para atender una creciente demanda de electricidad, según lo previsto en el Plan Maestro de Electricidad.
Todos esos proyectos generarían 751 megavatios de potencia, que habrían permitido cubrir un 70% del déficit que hoy tiene el país, que es de 1.080 megavatios. Pero solo dos entraron en operación en 2023: el eólico Minas de Huascachaca de 50 megavatios y el hidroeléctrico Sarapullo de 49 megavatios.
El gobierno de Lenín Moreno intentó impulsar los proyectos hidroeléctricos con inversión privada y en 2020 adjudicó a la empresa privada las centrales eólica Villonaco III y la solar El Aromo.
Pero, aunque han pasado ya casi cuatro años de eso, aún no comienzan construcción. El principal problema ha sido que el Estado no ha hallado un mecanismo para garantizar el pago de la electricidad que generen los privados.
Un parque termoeléctrico obsoleto
Aunque Ecuador tiene 3.000 megavatios de potencia termoeléctrica, no todo está disponible. De hecho, el aporte de las termoeléctricas entre enero y el 9 de octubre fue de apenas 641 megavatios en promedio, una quinta parte de la capacidad instalada total.
Y es que más de un tercio de las plantas termoeléctricas en Ecuador tiene entre 30 y 52 años de antigüedad, lo que provoca constantes reparaciones y limita su disponibilidad.
Una creciente demanda eléctrica
Para complicar el escenario, Ecuador registró una creciente demanda de electricidad, que cerró en 25.724 gigavatios por hora en 2023. Esto es, un aumento de 7% respecto del año previo. En 2021 y 2022, el consumo de electricidad crecía al 4% anual.
Eso llevó a que crezca el déficit de electricidad. En 2023, el déficit fue de 465 megavatios y para 2024 ya fue de 1.080 megavatios.
Una sequía más larga y severa
El estiaje o período de bajas lluvias que impacta en la operación de las hidroeléctricas es cada vez más severo.
Muestra de eso es que cada vez son más largos y secos. Según el Gobierno, el país vive la peor sequía en 61 años.
El estiaje empezó en 2024 a finales de julio y los apagones empezarán a partir del 23 de septiembre. En 2023, el estiaje empezó en septiembre y los apagones en octubre.
Ecuador depende del embalse de Mazar y es insuficiente
El embalse de Mazar garantiza electricidad por 45 días a Ecuador si no hay lluvias, pero la demanda de luz creció y este reservorio se quedó corto, dejando al país expuesto a apagones.
Aunque Mazar es grande, no se compara con embalses de otros países como el de Itaipú en Brasil, que dan una garantía de electricidad de seis meses al gigante sudamericano.
La crisis eléctrica, con cortes de luz masivos y programados, muestra que los embalses de agua que posee Ecuador se han quedado ya cortos para hacer frente la severa sequía que golpea al país, agravada por el cambio climático.
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