Taekwondo: Por qué solo 1.200 personas tienen el mayor grado, si más de 200 millones lo practican
Al Taekwondowon, un enorme complejo en Corea del Sur, llegan anualmente miles de visitantes que buscan conocer la filosofía, la historia y practicar taekwondo. Allí se rinden los exigentes exámenes de ascenso de dan.
Una maestra de quinto dan observa la práctica de un grupo de taekwondosistas filipinos en Taekwondowon, en Muju, Corea del Sur.
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Juan Pablo Vintimilla, PRIMICIAS
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DESDE SEÚL, COREA DEL SUR
Nariyoshi Miyagi, Oogway, Yoda y Splinter son nombres de ficción de algunos maestros de artes marciales del cine y la televisión occidentales. Todos tienen una avanzada edad, un aspecto frágil tras el que esconden habilidades marciales extraordinarias —reservadas para circunstancias extremas— y una predisposición a compartir su sabiduría con los jóvenes.
Eso, que parece un recurso cinematográfico, es en realidad fundamental en la práctica de las artes marciales: una dilatada experiencia que permite profundizar la filosofía, el autocontrol y la disciplina que las rodea.
No en vano el camino que debe transitar un maestro de disciplinas como el taekwondo —el popular arte marcial nacido en Corea— toma más de 50 años. Empieza con la cinta blanca, que identifica a los principiantes; y llega hasta el noveno dan, que es la máxima graduación que puede alcanzar un gran maestro del taekwondo.
Por eso, los pocos que alcanzan esa distinción suelen rondar los 70 años de edad y son, no solo peleadores excepcionales, sino también considerados sabios y a ellos se les confía importantes decisiones sobre esa disciplina.
Ese medio siglo puede variar y demanda no solo una práctica constante y el perfeccionamiento de las técnicas de combate, sino también enseñanza y profundización de la filosofía que rodea al taekwondo y —en las fases más avanzadas— la realización de estudios, investigaciones y aportes significativos al desarrollo y promoción de este deporte.
Eso significa haber consagrado la vida al taekwondo.
Por eso, menos de 1.200 personas en todo el mundo tienen un noveno dan. Un número muy reducido, considerando que más de 200 millones de personas en todo el mundo practican taekwondo de manera recreativa o competitiva, según Jong-Gab Lee, presidente interino de la coreana Fundación para la Promoción del Taekwondo (TPF, por sus siglas en inglés).
Esa organización se encarga de promover la práctica del taekwondo desde Corea del Sur, el país donde surgió y se desarrolló esa disciplina. Y en esa tarea juega un rol primordial el Taekwondowon, un enorme complejo ubicado en la ciudad de Muju —unas cuatro horas al sur de Seúl— que es considerado el centro global de esta disciplina.
Es que para quienes practican taekwondo, conocer la cultura donde nació este deporte y donde se gestaron los conceptos de cortesía, integridad, perseverancia y autocontrol sobre los que se asienta, es casi aspiracional.
Eso hace que al Taekwondowon lleguen anualmente miles de visitantes que buscan conocer la filosofía, la historia, practicar taekwondo con grandes maestros, o rendir los exigentes exámenes para ascender de dan. Una especie de 'tierra santa' del taekwondo, según TPF.
El filipino Stan Ocampo llegó a Muju en junio de 2024 con su hija de ocho años —quien ostenta la cinta bicolor negra y rojo— y otros miembros de su familia para conocer el imponente Taekwondowon coreano.
Durante varios días su familia participó de una serie de clases con una maestra de quinto dan y presenció obras de teatro que contaban leyendas del taekwondo.
Mucho más que un lugar de culto
Pero en esta suerte de templo del taekwondo, también pudieron recorrer un enorme museo de cinco pisos, donde se cuenta la historia del taekwondo, se exhiben antiguos manuscritos que ilustran antiguas técnicas de combate, banderines de campeonatos mundiales de antaño —como el que se disputó en 1982 en Guayaquil— y uniformes y medallas que los peleadores coreanos obtuvieron en los Juegos Olímpicos.
También hay una pequeña sección que destaca la presencia de esta arte marcial en la cultura popular coreana, cuyo abanderado es el robot taekwondosista Taekwon V, una caricatura animada inspirada en Mazinger Z, que salva al mundo a punta de patadas.
Pero un espacio de entrenamiento y un museo no convierten a un sitio en un lugar de culto. Taekwondowon es un sitio de estudio, con centros de entrenamiento, aulas, bibliotecas, un espacio de entrenamiento tradicional y áreas emblemáticas reservadas para los grandes maestros.
Pero es también un complejo turístico temático con un estadio con 4.500 asientos, un teatro para 450 personas, un pabellón de experiencia con juegos y simuladores, y salas de convenciones. Además, tiene una capacidad para hospedar a 1.350 personas y una flota de buses para que los visitantes recorran el complejo de 231 hectáreas.
La Fundación para la Promoción del Taekwondo entendió que si muchas personas quieren conocer dónde se originó este arte marcial, eso tiene un gran potencial turístico.
Además, ofrece un entorno ideal —y de prestigio— para quienes desean rendir su examen de ascenso de dan, explica Jong-Gab Lee, presidente interino de la Fundación para la Promoción del Taekwondo.
En el área donde ocurre esto reina el silencio y se ve deambular a nerviosos estudiantes en dobok (traje con el que se practica el taekwondo), que esperan su turno para demostrar cuánto conocen sobre las técnicas de combate y la filosofía del taekwondo.
En el entorno olímpico desde 1988
En los Juegos Olímpicos de París 2024, Corea del Sur mantuvo su dominio en el medallero del taekwondo, con dos medallas de oro y una de bronce. Pero el dominio es cada vez menos evidente. Irán, Uzbekistán, Francia, Túnez, Hungría y Tailandia, también se llevaron preseas doradas y otras 16 delegaciones medallas de plata y bronce.
Eso habla de la globalidad que ha alcanzado este deporte.
El taekwondo hizo su primera aparición, como deporte de exhibición en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 y repitió ese estatus en Barcelona 1992.
Pero desde Sidney 2000 es considerado un deporte olímpico, lo que ha contribuido notablemente a su expansión, explica Chungwon Choe, presidente de World Taekwondo (WT), la entidad responsable de que este deporte haya alcanzado esta categoría.
World Taekwondo es una federación internacional que se encarga de regular al taekwondo como deporte, tiene la afiliación de 213 asociaciones y un equipo de refugiados. Es el equivalente a la FIFA en el mundo del taekwondo.
Chungwon Choe explica, desde la sede mundial de esta organización en Seúl, que uno de los grandes objetivos es continuar con la masificación del taekwondo alrededor del mundo. Y una de sus iniciativas más importantes es la promoción del taekwondo en los campos de refugiados.
De hecho, en 2022 WT organizó, junto a la Fundación Taekwondo Humanitario (THF), el primer festival deportivo ‘Hope and Dreams’, en el campo de refugiados de Azraq, en Jordania. WT brindó apoyo logístico, técnico y financiero a este certamen.
“El taekwondo es un deporte para todo el mundo. Lo pueden practicar niños, jóvenes, adultos, personas de la tercera edad y con discapacidad”, dice Choe, quien destaca que esta disciplina no solo implica el desarrollo de técnicas deportivas, sino también una filosofía que favorece a la autoestima, equilibrio y respeto, “por eso es tan popular”, asegura el dirigente.
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