Skateboarding, ¿un prejuicio sobre ruedas en Ecuador?
A pesar de la introducción del skateboarding en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, en Quito persisten varios prejuicios hacia este deporte. Aún no hay entidades que regulen y formalicen esta práctica en la capital. Ecuador no tuvo representantes en esta competición en Tokio 2021 ni en París 2024.
El Skatepark de La Carolina es considerado una de las mecas de la cultura urbana en la capital.
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Gabriel González
Autor:
Redacción Primicias
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El Parque La Carolina es uno de los lugares icónicos dedicados a la práctica del skate en Quito. La pista, en la Av. De los Shyris y Av. Eloy Alfaro, ha sido la cuna de muchos skaters de la ciudad. Este lugar es una meca de la cultura urbana en Quito. Asimismo, es uno de los pocos lugares donde los skaters pueden recrearse libremente.
“Uno de los grandes problemas ha sido la falta de espacios para practicar este deporte”. Es la percepción del profesor de skateboarding, Renato Chima. Él se ha dedicado al skate por más de 20 años y en este tiempo ha vivido su evolución de cerca.
Entre los años 2000 y los 2010 no había lugares para que los skaters puedan practicar. Por eso, empezaron a usar espacios dedicados al fútbol o al voleibol. La sociedad los catalogaba de “vándalos”. Estas categorizaciones estaban acompañadas de “agresiones tanto físicas como verbales” de las comunidades que buscaban defender sus espacios, relata Chima.
Para el profesor, esta falta de espacios se convirtió en un pretexto para empezar a buscar que la gente entienda el skate y su valor. El primer paso fue cambiar la percepción de sus familiares, pues “creían que no era posible vivir del amor y la pasión hacia el skate”.
Es así como Chima comenzó a divulgar el skateboarding en distintos lugares de Quito, sobre todo en el sur de la ciudad, donde ahora, bajo la Secretaría de Cultura, da clases de skate en el parque de Cumandá a niños y jóvenes que se interesen por el deporte.
Romper los prejuicios desde dentro
“La escuela comunitaria es un espacio educacional no formal para niños, niñas y adolescentes dentro de esta disciplina”, dice Tania Quevedo, coordinadora del Parque Urbano Cumandá (PUC), quien cree que es fundamental que “existan estos espacios en la ciudad, así como es necesario romper con los estereotipos que existen alrededor del skate”.
La escuela comunitaria funciona desde hace más de 10 años, regularmente asisten cerca de 15 estudiantes de los alrededores del PUC. En su momento llegaron a contar con “casi 100 estudiantes”, afirma Chima, también profesor de la escuela comunitaria.
Cumandá está situado entre el barrio de San Sebastián y La Loma, la mayoría de sus estudiantes provienen de esas zonas. Diana Boada, mediadora educativa del PUC, define a la escuela comunitaria como un espacio “que busca generar un espacio seguro para los estudiantes y darles una posición frente a la violencia y al mismo tiempo tratar de reducirla en los barrios circundantes”.
Los prejuicios del skate siempre están relacionados con problemáticas como las drogas, delincuencia o violencia. La escuela comunitaria busca “romper estos prejuicios desde dentro y ser un lugar sano para una población vulnerable”, dice Boada.
No solo la escuela comunitaria, sino todo Cumandá, busca dar un enfoque distinto a la educación a partir de laboratorios culturales y deportivos en el corazón de “una zona que tiene carencias”, según su coordinadora.
Aunque el skate está atado a muchos prejuicios, también hay quienes creen que esto es debido a que la comunidad de skaters no ha sabido ser precavida.
Matías Gálvez, skater desde los 15 años, ha experimentado de cerca el consumo de drogas que existe dentro de este mundo. “Si bien no es todo el mundo, sí es un problema existente”, tanto él como Chima coinciden en que “la comunidad skater tiene un largo camino por recorrer”.
Microtráfico y requisas policiales
Renato Chima, desde su pasión, busca cambios constantes para esta comunidad. También afirma que “no se debe romantizar ninguna práctica, nada es perfecto”. Uno de los grandes problemas del skate es el microtráfico, sobre todo en La Carolina. Esto llevó a que muchas veces las requisas policiales sean hechas de forma injusta.
Es el caso de Sebastián Acosta, cineasta y fotógrafo freelance que ha hecho skate por más de 15 años, quien cuenta que “cuando ven un skater simplemente revisan, muchas veces haciendo uso excesivo de la fuerza”.
Han sido varias las ocasiones donde Acosta fue requisado por los policías y siempre que se intentó defender “respondían con insultos, golpes o directamente te metían a prisión”.
También es consciente de que la situación ha cambiado lo suficiente, de modo que “ya los policías reconocen quienes son verdaderamente skaters y quienes son los dealers o los ladrones”.
Son estas mismas personas que en algún momento hicieron que el skatepark de La Carolina sea una zona roja donde “se volvió imposible hacer skate en paz”.
“Nunca sabes quién puede estar detrás de un skater”
Otros de los prejuicios a los que los skaters se enfrentan son sobre su estilo de vida. Renato Chima lo vivió primero con su familia. “Ellos no entendían cómo yo iba a vivir de mi pasión por el skate”.
Él ahora está cursando una maestría en derechos humanos, cuenta con dos certificados internacionales para hacer skate y maneja una fábrica 100% ecuatoriana de zapatos de skateboarding.
Aunque con el paso del tiempo ya no se estigmatiza tanto a los skaters, “el Ecuador aún está marcado, siguen catalogando al skater como alguien que no se dedica a nada”.
Para la comunidad de skaters, este es uno de los mayores problemas. “Creen que por tener un skateboard solo te vas a dedicar a eso y a nada más”, relata Jimmy Méndez, quien estudia química y ha practicado skateboarding desde hace 11 años.
Boada, Méndez y Chima coinciden en que el skate está cargado de prejuicios, aún así ellos buscan romper con los mismos con su actuar en favor del deporte y la comunidad.
“Somos conscientes de que el skate es disruptivo, aun así es un espacio seguro si es bien enseñado y aprendido”, relata Boada.
“Nunca sabes quién está detrás del skater”, afirma Méndez. En la escena del skateboarding “existen grandes profesionales que buscan fomentar e impulsar al skate dentro de la ciudad”, comenta Chima.
Falta de institucionalidad
Un problema de los skateboarders es la falta de comunidad que existe. Si bien este deporte debutó en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, en Ecuador no existe ningún ente que regule esta práctica de forma oficial. En 2019 hubo un intento de crear la Asociación Ecuatoriana de Skateboarding, la cual fue disuelta debido por “una falta de coordinación y conflicto de intereses entre quienes estaban a cargo”, comenta Sebastián Acosta.
Actualmente, las competiciones existentes, como la Liga Ecuatoriana de Skateboarding, son llevadas de forma privada, ajenas a las entidades públicas.
“Dentro de la misma comunidad pueden existir distintos referentes, cada uno con sus propios intereses”. Para Chima, esa es una de las mayores complicaciones para formalizar su práctica en el país.
“Existen aquellos que son más punk, ligados también a la cultura del graffiti o quienes quieren cambiar la percepción del deporte desde relaciones institucionales”.
Son estas relaciones las que pueden “abrirnos más oportunidades”, Chima cuenta su experiencia en Struck Organization como prueba de ello.
Struck es un proyecto, radicado en el sur de la ciudad, que tiene como enfoque llevar el skateboarding a distintos barrios con el fin de generar cambios sociales. Para esto “solemos presentar un proyecto bien organizado que mostramos a las distintas entidades interesadas dentro de los barrios”.
Gracias a la organización y dedicación que Chima y los demás miembros han dedicado a Struck, estos ahora están afiliados a la Secretaría de Cultura del Municipio de Quito.
Mediante esta alianza, consiguieron un espacio en Cumandá, donde pueden enseñar a niños y jóvenes la práctica del skateboarding. Para algunos miembros de la comunidad skater, como Chima, este es un camino a seguir para poder institucionalizar esta práctica en la capital.
No por ello la comunidad skater deja de ser un colectivo unido. “Quienes verdaderamente amamos este deporte nos apoyamos los unos a los otros”, relata Jimmy Méndez, que ha vivido de cerca el apoyo de los skaters a otros cuando se han visto en algún problema.
“Por eso mismo intentamos sacar a quienes perjudican la imagen del deporte, sobre todo dealers, del skatepark de La Carolina. Desgraciadamente, siempre vuelven”, agrega Acosta.
Desde la experiencia de los cuatro skaters, este prejuicio del consumo de drogas está muy ligado a cómo ellos mismos quieran afrontar el deporte. “Aunque no todos somos así, hay algunos miembros de la comunidad que hacen méritos para que estos prejuicios sigan existiendo”. De cierta forma creen que esta realidad reduce las oportunidades de crecimiento del deporte.
Tanto Acosta como Méndez coinciden en que no va a haber un cambio profundo hasta que “alguno de los skaters talentosos que existen en el país triunfe a nivel internacional”. También creen que ese triunfo llegará “por méritos propios, pues existe una clara falta de interés y de apoyo por parte del Estado”.
¿Dónde practicar skate en Quito?
En Quito existen varios skateparks, tanto puertas adentro como al aire libre. A continuación una lista de los más icónicos en distintas partes de la capital:
- Legarda
- Carcelén
*Escrito por Gabriel González, estudiante de periodismo de la Universidad San Francisco de Quito.
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