El precio del sueño: el sacrificio de los patinadores artísticos de élite
En marzo pasado se realizaron las eliminatorias para los cupos de patinaje artístico a los Juegos Olímpicos de Invierno de Milano Cortina. Pero el brillo del hielo oculta tras de sí un sacrificio invisible. Horas de entrenamientos extenuantes, lesiones que desafían la resistencia y una disciplina que consume la vida de quienes persiguen la perfección sobre los patines.

Imagen de la pista de patinaje Blizz ubicada en Cumbayá.
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Ariela Markovitcs
Autor:
Redacción Primicias
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María Jesús Mendoza patinó desde los seis años hasta los 18 y participó en varias competencias a nivel nacional e internacional. Actualmente, tiene 20 años y es estudiante de administración y marketing.
Mendoza conoce bien lo que implica alcanzar la cumbre en el patinaje artístico. Desde pequeña su vida gira en torno a este deporte. Jornadas de entrenamiento de seis horas diarias, estrictos planes alimenticios y una exigencia mental constante formaban parte de su día a día. Muchos patinadores enfrentan retos similares.
“Para mí, ser deportista de élite significa mucho sacrificio y mucha entrega a lo que haces”, confiesa Mendoza.
El sacrificio también es económico, afirma Pía Gonzáles, entrenadora de patinaje artístico en la Federación Ecuatoriana de Patinaje (FEP). Un par de patines de alta competencia puede superar los USD 1.500, sin contar los trajes de competición que pueden alcanzar los USD 800 cada uno.
En muchos países, la falta de apoyo obliga a los deportistas a recurrir a patrocinadores o a sus propias familias para financiar sus carreras. Muchos padres trabajan horas extras o realizan rifas y eventos para costear los sueños de sus hijos. “Los implementos son caros. Los viajes, entrenamientos y campeonatos son autofinanciados”, explica Gonzáles.
A esto se suma la presión psicológica. En un deporte donde la perfección es el estándar, el miedo al error puede convertirse en un enemigo constante.
Montserrat Gortaire afirma que “todo deportista de élite atraviesa por procesos psíquicos de ansiedad fisiológica y psicológica. Su cuerpo vive en el máximo de exigencia y su mente se suma y establece parámetros cada vez más altos a cumplir”.
Algunos atletas sufren ansiedad o depresión debido a la enorme carga emocional que enfrentan en cada competencia. Aunque hoy en día existen expertos profesionales en psicología deportiva para poder acompañar a los deportistas de élite, Gortaire asegura que “la realidad ecuatoriana está por debajo del promedio de psicólogos deportivos frente al ilusionante aumento de deportistas de élite provinciales, nacionales y olímpicos”.

El sacrifico no termina en el hielo
La vida social de los patinadores de élite se reduce drásticamente. Mientras sus amigos disfrutan de salidas y fiestas, ellos deben cumplir con rigurosos horarios de entrenamiento y descanso.
Los patinadores profesionales, que también estudian, siguen una rutina exigente que equilibra entrenamientos, estudios y descanso.
Generalmente comienzan su día temprano, con una sesión de entrenamiento en hielo entre las 05:00 y 07:00, seguida de clases académicas hasta aproximadamente las 14:00.
Después del colegio o universidad, realizan entrenamiento físico, como ejercicios de fuerza, resistencia o ballet, entre las 14:30 y las 16:00, seguido de una segunda sesión en hielo enfocada en programas y coreografía hasta las 18:00. Posteriormente, dedican tiempo a tareas y estudios, finalizando su jornada con momentos de relajación y descanso antes de dormir alrededor de las 22:00.
Los fines de semana o días de descanso incluyen sesiones de recuperación, como fisioterapia, estiramientos o yoga, además de entrenamientos opcionales en danza o coreografía.
El descanso es fundamental, por lo que los patinadores buscan dormir entre ocho y 10 horas diarias y toman pausas activas para evitar lesiones. Además, muchos de ellos adaptan sus horarios académicos con clases virtuales o estudios personalizados para poder equilibrar sus responsabilidades deportivas y educativas.
Mendoza identificó que el mayor obstáculo cuando patinaba era balancear todos los aspectos de su vida: lo social, los estudios, lo personal y el deporte. Ella dejó de patinar a sus 17 años; ahora, con 20, se dedica a sus estudios universitarios y a iniciar su camino profesional.
Gortaire habla desde la experiencia personal: “Vi aparecer la ansiedad en mi hermano deportista en los años 80 y 90. La sobreexigencia de su cuerpo por la competitividad no eran evidentes en su ánimo porque la adrenalina y su fortaleza interior le permitían mantener su sociabilidad y su amabilidad, pero el monstruo silencioso de la ansiedad vivía dentro de él”. Añade que “la vulnerabilidad de los atletas especiales también exige observación cercana”.
Sin embargo, el amor por el patinaje es lo que impulsa a estos atletas a seguir adelante. Mendoza lo resume así: “Siempre he creído que vale la pena. No solo a nivel de resultados deportivos, sino también en mi formación como persona”. La disciplina, la entrega y mantener el enfoque en un objetivo la ha ayudado en otros aspectos de su vida y desarrollo personal.
“El sacrificio, sin embargo, creo que vale la pena,” dice Mendoza. “Y la recompensa del deportista élite no son solo los trofeos, o las medallas o el reconocimiento, sino la experiencia personal y todo lo que aprendes en el camino”.
Así mismo afirma Gonzáles: “La recompensa es la enseñanza que deja para la vida: disciplina, resiliencia, perseverancia, responsabilidad, el no conformarse, y buscar siempre ser mejor”.
Gortaire finaliza con una esperanza para el entorno deportista: “Ojalá el mundo profundice su mirada a lo que está por debajo de las medallas: un corazón y una mente sanas”.
Crecimiento del patinaje artístico sobre hielo en Ecuador

El patinaje artístico sobre hielo en Ecuador ha experimentado un crecimiento notable en los últimos años, a pesar de las limitaciones en infraestructura y apoyo financiero.
La creación de la Federación Ecuatoriana de Patinaje sobre Hielo en 2021 ha sido un paso significativo para el desarrollo de este deporte en el país. Se estima que alrededor de 150 deportistas están federados en esta disciplina.
Ecuador cuenta con representantes internacionales destacadas, como las hermanas Katherine y Valeska Oña. Katherine fue la primera ecuatoriana en competir oficialmente en patinaje artístico sobre hielo en 2021, mientras que Valeska ha logrado posicionarse entre las 10 mejores en competencias internacionales y ha obtenido títulos sudamericanos y panamericanos.
En cuanto a lugares para practicar patinaje sobre hielo en el país, se destacan:
- Blizz: Ubicada en el sector La Primavera 2, cerca del Aeropuerto Mariscal Sucre en Quito, es la primera pista de patinaje sobre hielo reglamentaria del país. Inaugurada en noviembre de 2024, cuenta con una superficie de 800 metros cuadrados y ha recibido a más de 21.000 visitantes desde su apertura.
- Happy Time: Situada en el Quicentro Sur de Quito, esta pista ofrece espacios limitados para la práctica del patinaje sobre hielo.
- Club Castillo de Amaguaña: Ubicada en Pichincha, esta pista es exclusiva para socios y proporciona un espacio adicional para la práctica de este deporte.
- Pista Iceberg: Ubicada en la Avenida De Las Américas, Cuenca (en el centro comercial El Arenal). Funciona de manera permanente, a diferencia de otras pistas temporales en la ciudad.
- Winter Ice Park – Mall del Sol (Temporal): Ubicada en el Centro Comercial Mall del Sol, en Guayaquil. Es una pista de hielo que se instala en temporadas festivas, principalmente en diciembre.
- CityMall Ice Rink (Temporal): Ubicada en el CityMall, Guayaquil. Similar a la del Mall del Sol, disponible en temporadas navideñas.
Estas instalaciones representan oportunidades valiosas para que los entusiastas del patinaje artístico sobre hielo en Ecuador puedan desarrollar sus habilidades y participar en competencias nacionales e internacionales.
* Escrito por Ariela Markovitcs, estudiante de periodismo de la USFQ
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