Andrés Alvarado, de cosechar frutillas en Australia a ser campeón en el Mundial Masters de Jiu-Jitsu
El ecuatoriano Andrés Alvarado obtuvo el mayor premio a la constancia, superación y dedicación: ganó medalla de oro en el Mundial Masters de Jiu-Jitsu disputado en Las Vegas, Nevada, el pasado 30 de agosto de 2024.
Andrés Alvarado festeja con su cinturón café, en Las Vegas, el 30 de agosto de 2024.
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A Andrés Alvarado aún le cuesta asimilar su consagración como campeón en el Mundial Masters de Jiu-Jitsu brasileño. Se sorprendió por la cantidad de mensajes y el cariño que recibió, incluso, de sus rivales.
El deportista guayaquileño disputó la división de peso pluma, de cinturón violeta, y derrotó en la final al estadounidense Raymond Yagloski Jr. por superioridad de puntos. Por eso, ascendió al cinturón café.
Si bien fue una hazaña histórica para el Jiu-Jitsu ecuatoriano, Alvarado no se conforma con eso. Quiere más. Su sueño es obtener el título mundial con cinturón negro, la máxima distinción en esta disciplina.
"Sé que el camino se pone cada vez más difícil. Pero estoy preparado para eso. Quiero seguir sumando triunfos. Todos los días me levanto motivado a entrenar, y creo que esa es la clave en la vida", dice en una entrevista con PRIMICIAS.
Andrés Alvarado tuvo su primer contacto con el Jiu-Jitsu a los 15 años. Recuerda que empezó en el deporte por defensa personal y, desde que vio una película junto a su hermano, se interesó aún más.
A los pocos días escucharon del gimnasio Alianza Católica, en Guayaquil, y no dudaron en presentarse para entrenar. Su hermano se probó y le apasionó. "Regresó a la casa con algunas técnicas, y ahí me entró el bichito".
El responsable de despertar esa pasión fue el entrenador Fernando Soluco, quien entrenó por primera vez a los hermanos Alvarado y, particularmente con Andrés, le inspiró confianza y dedicación.
El tricolor entrenó en la academia de Soluco hasta los 17 años y se graduó de cinturón amarillo y naranja. Después viajó dejó el país y se fue a vivir a Canadá junto a su hermano, su madre y su padrastro. "Migramos para buscar una mejor vida. Pensamos que era lo mejor para todos".
La mudanza a Montreal le generó incertidumbre e inseguridad. Si bien siguió entrenando, resulta que esa academia era rival de la de Ecuador, con lo cual perdió lo más importante para seguir con su carrera: motivación.
"Allí entrené dos años más, pero me desvié un poco. Mi hermano se regresó a Guayaquil y ya no sentía motivación. Cada vez entrenaba menos y pensé en alejarme por completo del Jiu-Jitsu, que hasta ahí era un hobby. No pensaba dedicarme a eso.
Alvarado entró a la Universidad para estudiar negocios internacionales, pero al poco tiempo se replanteó muchas cosas y abandonó. Estaba en el limbo. No se encontraba. También se cuestionaba qué hacía en otro país, con decenas de culturas y varios idiomas, incluido el francés.
Eso provocó que empiece a trabajar, ahorrar y posteriormente viajar. Primero regresó a Ecuador por un par de meses. Después regresó a Canadá. Estuvo en un restaurante como mesero. "Las propinas eran buenas". Recaudó lo suficiente como para seguir su travesía.
Confiesa que fue una "época oscura de su vida" por no entrenar, pero también admite que gracias a eso abrió su mente, conoció gente nueva y entendió las cosas desde otra perspectiva.
Su siguiente destino fue Australia, en donde vivió por un año, completamente solo, y trabajó en el campo cosechando frutillas. Fue un desafío que nunca más se va a olvidar.
Después regresó por un tiempo a Canadá, en donde otra vez se desempeñó como mesero, pero también pasó por una lavadora de autos, un McDonald's, y en una construcción como albañil. "Toda esa experiencia me ha ayudado en mi carácter".
Pero en una de sus vueltas a Ecuador entrenó con Marlon Vera, a quien lo conoce porque iban al mismo colegio, aunque 'Chito' es un año mayor. Además, coincidieron en la misma academia con Soluco.
Asimismo, Alvarado vio como decenas de ecuatorianos obtenían muchos triunfos en Jiu-Jitsu y en las Artes Marciales Mixtas en general, con lo cual le volvieron las ganas de entrenar.
"En un viaje a Brasil retomé el Jiu-Jitsu. Y con eso entrené por muchos meses. Después fui a Estados Unidos y también hice campamentos allí".
Eso significó un impulso y un envión anímico importantísimo en la carrera de Andrés Alvarado. Después llegó la pandemia y con el encierro obligatorio tuvo más tiempo para entrenar.
Hasta el momento, el ecuatoriano ha ganado varios abiertos en Estados Unidos, quedó tercero en el Nacional de ese país y segundo en el 'Open' de París, además de su título en el Mundial Masters en Las Vegas.
Lo curioso es que Alvarado no ha ganado ni un solo centavo por su participación en estas competencias. Es más, él mismo corre con los gatos de las inscripciones. "Hago esto porque es mi pasión y porque en un futuro quiero tener mi academia y devolverle al deporte todo lo que me ha dado".
Andrés, de 30 años, tiene en mente competir durante tres temporadas más y después fundar su propia academia de Jiu-Jitsu en Ecuador, un sueño que lo viene dibujando desde hace algún tiempo.
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