Esta es la historia de Lisseth Ayoví, la sonrisa más cautivadora de París 2024
El carisma de Lisseth Ayoví se hizo notar en la plataforma de los Juegos Olímpicos de París 2024. Esta es su historia hasta alcanzar el diploma olímpico.
Lisseth Ayoví durante su participación en los Juegos Olímpicos de París, 11 de agosto de 2024.
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Lisseth Ayoví se ganó los corazones de los ecuatorianos y de otros miles de aficionados en el mundo, cuando apareció en la plataforma de los +81 kilogramos en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Esa sonrisa tan espontánea y su esfuerzo por tratar de levantar cerca de 300 kilogramos (en el total olímpico), cautivaron a los televidentes en el último día de competencia de los Juegos que se realizaron en la capital francesa.
Pero para llegar hasta ese día, Lisseth tuvo que recorrer un largo camino. Nació en Machala en 1998 y a los 10 años conoció la halterofilia. "Mi hermana me llevó a entrenar y con el paso del tiempo me fue gustando".
En una charla con PRIMICIAS, Lisseth Betzaida Ayoví confiesa que no veía un futuro en el levantamiento de pesas, pero le fue tomando cariño porque poco a poco empezó a conseguir buenos resultados.
La pesista, cuarta en París 2024, mira hacia atrás y recuerda a la niña de 12 años en su primera competencia en la provincia de Bolívar, que "no sentía nada", porque "no tenía conocimiento" del deporte que le daría tantas alegrías.
Desde muy joven participó en la categoría más potente de la halterofilia. No le fue mal. Tiene una colección de podios y medallas. Es campeona sudamericana e iberoamericana. También alcanzó medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y de plata en los Panamericanos de Santiago 2023, ambas en la categoría +87 kilogramos.
Y este año lo empezó muy bien, con triple medalla de oro (arranque, envión y total) en el Panamericano de pesas que se disputó en Caracas, Venezuela, en febrero.
Llegó a los Juegos Olímpicos ubicada en el séptimo lugar del ranking de su categoría y con pocas posibilidades. Pero ella sabía que podía dar pelea.
Desde el primer momento, su carisma y su sonrisa impresionaron a los asistentes en el South Paris Arena, que la ovacionaron durante sus pruebas. "No me imaginaba que me iban a apoyar todos”, dice Lisseth, todavía asombrada de lo que ocurrió ese día en los Juegos Olímpicos.
Lisseth hizo de manera correcta sus tres levantamientos en el arranque, para quedarse con 123 kilogramos. Y en el envión hizo muy bien los dos primeros, pero falló en el tercero y se quedó con 160, para un total olímpico de 283 kilogramos.
La halterista ecuatoriana le sacó nueve kilogramos de diferencia a la estadounidense Mary Theisen que acabó quinta, pero le faltaron cinco kilogramos para llevarse la medalla de bronce.
En la transmisión se vio cómo Lisseth dejó ir un suspiro cuando se terminó la competencia. Se sentía aliviada. Confiesa que días antes de su participación, no podía dormir. Cerraba los ojos y le latía el corazón. "Se me iba el aire, era algo horrible, mucha tensión. Cuando ya terminé de competir, respiré tranquila”.
Su recompensa fue un valioso diploma olímpico, que ella lo atesora. "Significa mucho. Para otros no significa nada, pero para mí es bastante", dice Ayoví, desde su natal Machala, donde no se ha cansado de recibir reconocimientos.
Toda la provincia de El Oro recibió a Lisseth con los brazos abiertos. Miles de aficionados salieron a las calles a celebrar la gran participación de la pesista. Hasta ‘Bananerito, la mascota de Orense, felicitó a su paisana.
Incluso, en el partido entre Orense y Barcelona SC, disputado en el estadio 9 de Mayo, por la Fecha 3 de la segunda etapa de la LigaPro, los jugadores de ambos equipos hicieron una calle de honor para la pesista ecuatoriana, que no paraba de cautivar con su sonrisa y de agradecer el gesto.
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Y así también llegó su tan ansiada casa. Para Lisseth era muy importante tener comodidad. La deportistas le cuenta a PRIMICIAS que ya tenía su "casita" y quería ponerle losa. “Eso siquiera cuesta unos USD 15.000, ¿cuándo uno reúne esa plata? Entonces que me den mi casa, no tiene precio”, dice con mucha humildad.
Lisseth Ayoví ya piensa en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Advierte que entrenará muy duro para poder subirse al podio.
Quiere seguir el ejemplo de sus amigas Neisi Dajomes, Angie Palacios y Tamara Salazar, que lograron distintas medallas y a quienes admira por completo, porque se han convertido en la motivación de una generación que viene detrás de ellas.
La machaleña aspira a que en este nuevo ciclo olímpico, los deportistas reciban más apoyo. "Que se pueda salir a bases de entrenamiento con mucho tiempo de anticipación, es lo que más importa. Estar encerrados aquí, en un solo lugar, no sirve mucho”.
¿Qué le diría Lisseth a la niña que inició sin mucho gusto en la halterofilia? “Ya no la reconozco. He cambiado mucho, creo que tengo madurez, soy consciente. La felicito mucho por todos los cambios que ha hecho en su vida”.
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