Sebastián Beccacece ya encontró el equipo... ¿o lo de Colombia solo fue cuestión de suerte?
Un balance en frío del triunfo 1-0 de Ecuador sobre Colombia en Barranquilla, que puso a la Tricolor cerca del Mundial de 2026.
El seleccionador de Ecuador, Sebastián Beccacece, da instrucciones en el partido del 19 de noviembre de 2024 en Barranquilla.
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EFE
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Un día después del sensacional triunfo de la Selección de Ecuador sobre Colombia, ya en frío, queda una enorme duda: ¿El entrendor Sebastián Beccacece por fin encontró el equipo que tanto necesitaba, o todo fue una broma del destino, que en esta ocasión se la tomó con los colombianos porque no hay derecho de ensañarse más con un país sin luz?
Antes de empezar, un resumen: el partido jugado en Barranquilla tuvo dos partes, un antes y un después de la expulsión de Piero Hincapié. Con esa abrupta tarjeta roja, la Tricolor dejó de ser el peligrosísimo equipo de los primeros minutos y se convirtió en un cuadro ultradefesivo, que peleó con éxito, y a veces con apremio, para defender el 1-0 y quedarse con los tres puntos.
Primero, parece que el equipo abridor de Beccacece es, por fin, el que tanto ha estado buscando. El once de Hernán Galíndez; Willian Pacho, Piero Hincapié, Joel Ordóñez; Alan Minda, Alan Franco, Moisés Caicedo, Pervis Estupiñán; Gonzalo Plata, Pedro Vite y Enner Valencia es el más sólido hasta ahora.
Han sido relegados talentos que se esfuerzan y tienen lo suyo, pero que evidentemente no están al nivel de este equipo y deben ser considerados como recambios, como Ángelo Preciado, Jeremy Sarmiento, Kendry Páez y cualquier arquero que no sea Galíndez.
La facilidad para presionar desde la media cancha, la potencia en el ataque y la anticipación fueron impecables en el primer tramo gracias a estos jugadores.
Pero el segundo tramo, más largo, fue extraño y hasta sufrido, y Beccacece tuvo una pizca de suerte. Si entraban dos goles de las varias oportunidades que generaron los colombianos, seguramente estaríamos recriminando al entrenador por su disposición defensiva y por regalar la pelota. Por supuesto, eso no pasó y el resultado fue favorable para sus intereses.
Por supuesto, aunque hubo la dosis de suerte que generalmente le falta a Ecuador cuando el rival intenta ratonear en Quito, lo cual es hasta poético, de todos modos ha pesado más la paciencia y el esmero de Beccacece para encontrar el mejor once abridor posible, y parece que lo ha encontrado.
Pero lo más importante es que Beccacece ha logrado recaudar más credibilidad para su proyecto. Sus detractores (y los de la FEF) quedarán anestesiados por un tiempo. Y, con la clasificación prácticamente resuelta, ya puede ir pensando en lo que será dirigir a Ecuador en el Mundial del 2026.
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