¿Quién es el culpable de que los estadios de Ecuador pasen vacíos casi todo el campeonato?
Ecuador registra bajas asistencias a los estadios, mientras que en Colombia y Perú se llenan todo el tiempo. ¿Qué está pasando?
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Equipo de Vino Tinto que jugó con Macará un partido de LigaPro, el 22 de febrero de 2025, en el estadio Olímpico Atahualpa de Quito, ante 750 personas.
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En realidad, esa es la pregunta del millón de dólares: ¿por qué los estadios de Ecuador, generalmente, lucen con poco público? ¿Hay algún culpable para que ni siquiera Barcelona SC llene el estadio la mayor parte el tiempo? Como siempre ocurre en un tema complejo, no existe una respuesta sencilla.
Hay varias causas para que los estadios ecuatorianos estén despoblados:
- Los horarios de los partidos impuestos por los canales de TV, algunos absurdos
- El streaming y la piratería (y el auge del celular como medio de diversión)
- La violencia de las barras
- El auge de la delincuencia
- La falta de parqueaderos en los estadios o falta de transporte público seguro
- Mala comida o muy costosa, imposible ir en familia
- Pobre espectáculo deportivo en general
- La tendencia de ir al estadio con amigos y no con los niños
- Los niños prefieren equipos extranjeros u otras diversiones
Si nos fijamos bien, en esta lista están algunos de los males que sufre el fútbol en todo el mundo, un deporte que compite a dentelladas por la atención, en un mercado en que otros espectáculos avanzan, como la (sangrienta) UFC y los torneos de (los cerebralmente dañinos) videojuegos.
Pero, aunque es cierto que el fútbol actualmente lucha para no matar de aburrimiento a las nuevas generaciones (que apenas pueden concentrarse en un reel de 15 segundos, no se diga en un partido de 90 minutos), en Ecuador la crisis es más aguda.
El promedio de asistencia en la LigaPro de Ecuador del año anterior fue de 7.000 personas por partido, una cifra que estuvo a tono con lo habitual, con lo histórico en este siglo. El problema está en que nuestros vecinos, pese a la crisis global del fútbol como espectáculo, lo han llevado mucho mejor.
En Perú, el promedio de 2024 estuvo en 40.000 personas. En Colombia, Atletico Nacional llevó 30.000 personas en promedio y fue el club con más convocatoria el año anterior. En décimo lugar acabó América de Cali, con 12.000. Es decir, ¡el décimo equipo del ranking colombiano tuvo un promedio más taquillero que el conjunto de la LigaPro de Ecuador! Lapidario.
Los esfuerzos de los dirigentes de Ecuador no han sido suficientes para recomponer el panorama. En parte, porque han luchado contra una realidad histórica: en este país, la cultura del fútbol nunca alcanzó los niveles de pasión que en las naciones vecinas. El indicador clave del impacto social y deportivo de los clubes siempre estuvo en la capacidad de convocatoria, no en Twitter/X o Instagram, sino en los graderíos.
Ya lo dijo Rodrigo Paz Delgado, quizás el dirigente más importante de la historia de Ecuador: la gran mayoría de hinchas de su propio equipo, la U capitalina, eran noveleros. Solo aparecían en los grandes partidos y se borraban en los domingos normales. Y lo mismo podría extenderse a otros equipos, todos con hinchas apasionados, pero insuficientes para cubrir las gradas durante el año.
Quizás una respuesta a esta situación esté en los recientes partidos de presentación de plantillas. La Noche Amarilla y la Noche Blanca de este 2025 fueron auténticos espectáculos que registraron estadios llenos y, además, buenos comentarios. La gente estuvo feliz.
Claro, fueron eventos especiales, singulares, y por eso el presidente de Liga de Quito, Isaac Álvarez, exclamó, con mezcla de nostalgia y preocupación, que ojalá la hinchada acompañara al equipo de esa manera todo el año.
El reto parece ser cómo encontrar la manera de que los hinchas sean felices en el estadio para que prefieran ir hasta ahí, al otrora sagrado templo del fútbol, y no quedarse apoltronados en el sillón de la casa, mirando de reojo el partido en una pantalla de 6,1 pulgadas mientras se chatea con los compañeros del trabajo. Para eso, hay que estudiar a fondo este fenómeno.
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