¿Por qué Cuba dejó de ser potencia olímpica y está casi al nivel de Ecuador?
Finalmente, el naufragio es evidente en Cuba, donde su crisis generalizada se ha expandido al deporte, que era su máximo orgullo.
El boxeador cubano Enmanuel Reyes Pla (azul) durante su combate con el belga Victor Scheltraete para el equipo de España.
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EFE
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Los Juegos Olímpicos de París 2024 han sido históricos por varias razones positivas. Pero un vistazo al medallero también permite constatar que Cuba dejó de ser la potencia olímpica de antaño. Ha sido tan pobre su desempeño, que apenas cosechó dos oros, una plata y seis bronces.
Ecuador, con muchísima menos tradición de alegrías olímpicas, ganó un oro, dos platas y dos bronces. Por esa falta de historia, los ecuatorianos sienten que han hecho unos juegos irrepetibles... pese a que se ganó un oro menos que en 2021. Para Cuba, esto es una tragedia.
¿Dónde quedaron los extraordinarios atletas cubanos? ¿Qué les pasó a sus boxeadores y sus entrenadores? En realidad, hoy Cuba paga las consecencias del fracaso general de su sistema, en caída libre desde que Venezuela, como antes lo hizo la Unión Soviética, dejó de sostener al Régimen.
Sin recursos es imposible que los deportistas puedan alimentarse, entrenarse y evolucionar de acuerdo a un programa de alto rendimiento. Y, sin recursos, también es muy difícil que los deportistas puedan llegar a la excelencia y convertirse en aquello que la propaganda oficial anhela: demostrar la superioridad de su sistema.
El éxodo de deportistas y entrenadores es una razón. Varios cubanos que desertaron del manicomio castrista compitieron por otros países e incluso por el equipo de refugiados del Comité Olímpico Internacional.
Pero la migración no es la única razón de esta debacle. Se palpa una crisis sistémica, que empieza en la economía pero que también abarca diversos ámbitos, como la cultura, la ciencia y, por supuesto, el deporte. Triste destino para un país que en Barcelona 1992 llegó al quinto lugar del medallero olímpico.
Aunque Cuba ha caído en el hueco en que se encuentra por su socialismo retrógrada, Ecuador no debe creer que está en mejor situación. Después de todo, nuestro país también vive una crisis sistémica, con aspectos parecidos a la de la isla como la falta de energía eléctrica y la propagación de la corrupción.
De hecho, por ahí vamos, parejos en el medallero olímpico y también en la incertidumbre por una clase política que no sabe cómo resolver la crisis que ella misma ha creado. Allá y acá. Solo que en Ecuador nos sentimos un poquito mejor. Pero solo un poquito.
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