Mentiras y verdades de la 'generación dorada' y la Selección de Ecuador
¿Por qué ese afán de despreciar tanto al equipo de 2024 y mostrarle las fotos del pasado? ¿Y cómo podemo saber cuál Selección fue la mejor?
Ulises de la Cruz, Patricio Urrutia, Jorge Guagua, Edwin Tenorio y Edison Méndez celebran tras ganar su primer partido del Grupo A del Mundial Alemania 2006, frente a Polonia, el viernes 9 de junio.
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EFE
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Se ha notado mucha sensibilidad con eso de que la actual Selección de Ecuador es "la mejor de la historia" y que conforma una "generación dorada" nunca antes vista. Molestos por esto, algunas personas se han dedicado a hurgar afanosamente en las hemerotecas para encontrar fotos de las viejas selecciones y señalar, con la autoridad que parece otorgar un papel amarillento, que hubo otras mejores.
Empecemos señalando que eso de andar buscando "selecciones doradas" no viene a cuento para equipos como el de Ecuador, que no han ganado títulos como la Copa América o el Mundial. Otros países tienen varios seleccionados dorados, esas sí relucientes como el oro, y en distintas épocas. Las nuestras son doradas en relación a nuestra historia, chiquita, humilde y sin mayores trofeos.
Aclarado esto, parece que la discusión se ha torcido a encontrar cuál es el mejor equipo de la historia. Y esto nos deja dos parámetros para analizar:
- ¿La mejor Selección es la que más lejos llegó en resultados?
- ¿La mejor Selección es la que juntó a los mejores jugadores de la historia?
Por resultados, ningún equipo llegó más lejos que la Selección que jugó el Mundial de 2006 en Alemania. Pasar la fase de grupos es el logro más importante y eso no tiene mayor discusión. Es rabiosamente objetivo. Entonces, para que el equipo del 2024 sea el mejor, debe ir al Mundial del 2026 y llegar a cuartos de final. Y eso es todo. Podemos cerrar el debate y leer un libro con un café.
Pero todo se complica cuando entramos en el profundo y peligroso pantano de considerar que la mejor selección es la que reunió a los mejores futbolistas de la historia. Eso ya es muy subjetivo porque entran en juego consideraciones como la trayectoria de cada futbolista y los afectos del analista. "Ustedes los jóvenes, que tienen el cerebro fundido de tanto bailar TikTok, no vieron jugar a Alberto Spencer", es el argumento de los mayores, pero eso no nos lleva a ningún lado.
Spencer integró uno de los mejores equipos de la historia de Ecuador, al menos del siglo XX, y él por sí mismo es el mejor jugador de nuestra historia. Pero su brillo es exclusivamente de él, no de la generación. Su equipo no fue al Mundial de 1966 (por culpa de un árbitro o de lo que sea), así que es un poco difícil sostener que esa Selección fue la mejor por lo que casi se pudo lograr.
Yo creo que es un exceso llamar al actual equipo como el mejor de todos los tiempos, porque aún está en marcha su historia. Pero sí se trata de una generación con gran potencial, que refleja el éxito de un inédito modelo exportador y, de paso, los efectos de la migración post-feriado bancario. Ese reconocimiento aún debe ganárselo en la cancha.
No obstante, ¿por qué ese afán de despreciar tanto al equipo de 2024 y mostrarle las fotos del pasado? Sencillo: el triunfo que esta Selección genera malestar en los guardianes del viejo fútbol, asustados porque Independiente del Valle los está arrasando como institución. Eso es todo: pura envidia.
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