Jorge Célico: "El manejo del vestuario es lo más importante, por eso muchos entrenadores fracasan"
El argentino Jorge Célico, director técnico de Universidad Católica, se refiere al fracaso en el fútbol como no intentar ganar o jugar bien. Por otra parte, se emociona al hablar del 'Trencito azul', club del cual se considera hincha: "Cada día que me levanto pienso en ganar un título".
Jorge Célico sonríe en el complejo de Universidad Católica, en La Armenia, en octubre de 2024.
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Israel Mora / PRIMICIAS
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Jorge Célico regresó a Universidad Católica con un único objetivo: ser campeón. El equipo 'cammarata' se clasificó a semifinales de Copa Ecuador y se mantiene en la parte alta de la tabla de posiciones de la LigaPro.
Por eso, el DT de 59 años tiene una sensación de que este podría ser el año de la consagración y dice que, en honor a exdirigentes a los cuales considera amigos, quiere alcanzar esa meta.
"Me emociona llegar a lograr eso con el club. No tienes idea cómo lo deseo. Pero trato de no pensarlo, porque me emociona muchísimo. Lo hablo con mi familia. Cada día que me levanto pienso en lo mismo. Cuando tomé la decisión de regresar fue con ese fin. Nada más".
En una entrevista con PRIMICIAS, Jorge Célico habla de qué le falta al equipo para dar ese golpe de autoridad, su adaptación al trabajo con tecnología y datos, la importancia del manejo del vestuario y la principal lección que le ha dejado el fútbol.
¿Cuál es el balance, por ahora, de la temporada del equipo?
Peleó en Copa Sudamericana. Fue, creo yo, de los equipos ecuatorianos que mejor la hizo. Sacó muy buenos resultados de local y visitante. Pero no nos alcanzó. Cruzeiro nos dejó en el camino, un equipo que ahora está peleando ser campeón de la Copa.
La LigaPro también la peleamos. Estamos arriba de la tabla, tanto la de la Etapa 2 como la general, somos semifinalistas de la Copa Ecuador. El balance no es tan malo. ¿Podría ser mejor?, seguramente. ¿Quisiéramos que sea mejor?, seguramente. Pero es una temporada en donde hemos competido en todos los torneos hasta el momento.
¿Se le apunta más a ganar la Copa Ecuador?
Apuntarle a un solo torneo sería un error. Las dos competencias tienen su grado de dificultad, por un lado, y la "facilidad", por el otro. Hoy estás muy cerca en la Copa, pero con rivales sumamente complicados. La LigaPro está más lejos en cantidad de partidos, pero con un fixture bastante bueno para la Católica.
¿Qué le falta a la Católica para terminar de dar el golpe sobre la mesa y ganar un título?
Es la pregunta que nos hacemos siempre. Como les decía a los jugadores, hay unos fantasmas que nos sobrevuelan y por lo que nos quedamos siempre al último. Creo que este puede ser el año. Ojalá que sea así. Diría que Católica, desde que ascendió a la Serie A, fue protagonista. Subimos en 2012 y en 2013 peleamos la punta del campeonato con un equipo muy joven.
Creció el club. Forma parte de un proceso. Estuvo siempre dando pelea. Compitió y eso es lo importante. Y lo que sí quiero expresar es que no es fácil ser campeón. Si ves todas las ligas del mundo, te vas a dar cuenta de que siempre hay dos o tres equipos que ganan los torneos y muchos otros que pelean, pero que no llegan. Y que por ahí pasan muchísimos años y salen campeones de algo.
Por ejemplo, acá en Ecuador, el caso de Deportivo Cuenca en su momento, o el caso de Olmedo o del mismo Delfín. Pero hablamos después de infinidad de torneos.
Así que esperamos que este sea el año. Estamos cerca en las dos competencias. Que Dios nos ilumine y puedan salir bien las cosas.
¿Cómo convive el entrenador, y en este caso usted, con la presión de ganar?
En Católica es distinto, porque es un equipo que me emparenta algo afectivo. Estuve mucho tiempo a cargo de la institución. Logramos el ansiado ascenso y no descendimos más. Hasta ese año nos decían equipo ascensor: subíamos y bajábamos. Pero después nos mantuvimos.
Entonces en mi caso no se trata de presión, sino el deseo. No es que me sienta culpable si el equipo no gana un torneo. Pero sí me siento con la necesidad afectiva, por llamarlo de alguna manera, de conseguir algo con este club que me ha dado muchas cosas. Lo quiero mucho. Conozco mucho su gente. Hay exdirigentes que ya no están con nosotros y fueron muy amigos, como Enrique Portilla o Pepe Suárez. En honor a todos ellos y a los hinchas sería buenísimo ganar algo.
¿El hecho de no tener una hinchada tan grande y exigente facilita el trabajo?
No te creas. No es tan así. Yo he dirigido algunos equipos con mucha hinchada, y te puedo asegurar que algunos ganan por inercia. Porque te empuja la gente, porque te da ese aire extra faltando dos o tres minutos. Acá eso no lo tenemos. Acá tenemos que automotivarnos. Obviamente, tenemos 400 o 500 personas que nos acompañan a todos lados y merecen el mayor de los respetos. A veces jugamos en el Atahualpa y parecemos visitantes, según el rival.
Pero no me parece que vuelque la situación hacia un lado u otro. Hubo partidos en los que quizás, si hubiésemos tenido apoyo, podíamos conseguir un mejor resultado o dado vuelta un marcador. Y también hay partidos que no son así, no tiene mucho que ver la cantidad de gente que vaya.
¿Cómo se ha adaptado al uso e implementación de la tecnología y los datos?
Lo que hice fue rodearme de gente que tenga la capacidad de enseñar y a la vez manejarlo de buena manera, pero el fútbol en su esencia no cambia. Lo que antes llamábamos un 'loquito' ahora se lo dice 'rondo', por mencionar un ejemplo.
Siempre cuento que ejercitaciones como centro y definición, antes lo hacíamos sin que el profe nos pidiera, porque nos divertíamos de esa manera. Lo cierto es que el fútbol en su esencia no cambia: tienes que hacer un gol más que el rival y lo puedes buscar desde un montón de lugares.
Sí hay algo que para mí no es tan bueno, y es que hay muchos entrenadores que imitan y copian mucha basura que hay en internet, que sirve muy poco. Ese tipo de entrenadores tienen un vuelo corto. Yo soy de la época de aquel entrenador que genera sus propias ejercitaciones en función de lo que necesita.
Después de los entrenamientos llego a casa y en las tardes voy a mi oficina solamente para el tema fútbol y en función de lo que vi en la mañana y en función de lo que voy a enfrentar y dependiendo lo que me dejó el último partido genero trabajos propios.
Toda la información que los video analistas me dan la consumo, pero le doy la mayor importancia a lo que yo pienso y veo.
¿Qué piensa de la frase: "Se juega como se puede y no como se quiere"?
En parte es real. Pero nosotros tenemos la obligación de mejorarlo. Porque el fútbol también tiene eso de lindo, el más poderoso pierde contra el más débil, desde todo punto de vista, por el plantel o por el presupuesto. Si no sería difícil competir.
Pero es cierto. Llegas a determinados lugares, en donde te tienes que arreglar con pocos elementos de trabajo. O llegas a ciertos lugares donde hay un montón de cosas que son excesivas y termina siendo perjudiciales por ese aspecto, porque no hay la humildad o la ambición para llegar a grandes cosas. Debe haber un equilibrio en eso.
¿Qué tan importante es para el entrenador ganarse el vestuario?
El manejo y la gestión del grupo es lo más importante. Por eso es que también muchos entrenadores fracasan. Hoy tienes muchas influencias externas que antes no tenías: redes sociales, empresarios, que hay por todo lado, o dirigentes que buscan esa plataforma para otras cosas y no para el club. O sea, que no quieren al club, sino que quieren estar ahí por otros intereses.
Gestionar todo eso es difícil. Hay que tener claridad y la claridad también te la da el tiempo. Hace poco un entrenador que salió del fútbol ecuatoriano le preguntaron: '¿Qué fue lo más difícil que encontró en el país?'. Y dijo gestionar el grupo y la idiosincrasia del jugador ecuatoriano.
También hay cuestiones regionales. En cada región hay una forma distinta de ser. No es lo mismo tener a un jugador argentino o un ecuatoriano. Y no tiene que ver si el uno es mejor que el otro. Son culturas distintas.
Además, hoy tienes un montón de egos. Tienes un vestuario con 29 egos. El que piensa en lo colectivo es el entrenador, no el jugador. Uno tiene que sacar, poner, castigar, premiar, hablar. Es lo más complicado. Muchos entrenadores no tienen la capacidad de hacerlo.
Eso te lo da la experiencia. Yo no he hecho nada particular sobre ese tema. Primero, considero que hay que ser frontal. Siempre la verdad, en cualquier orden de la vida, va a ser mejor que esquivar algo. Preferiblemente, ponerse colorado una sola vez y no estar escondiendo nada.
Al jugador hay que hablarle con la verdad, porque vive rodeado de gente que le susurra los oídos. Ese canto de sirena del empresario, de la familia, de los amigos, de los dirigentes y hasta del periodismo. Entonces, uno tiene que ser la piedra de choque. Decirle las cosas como son, bajarlos a su lugar y saber siempre, en la relación jugador - entrenador, quién manda.
¿Cómo es su día a día como entrenador, fuera del complejo?
Analizo mucho los entrenamientos, los rivales y también voy seleccionando a muchos futbolistas de la LigaPro, porque el año que viene puede que esté acá y tengo que saber a quién se puede fichar. A mi video analista le pido que me haga compactos de algunos de ellos y hago una base de jugadores que podrían llegar.
¿Cuesta mucho despegarse del fútbol?
Sí, porque es toda una vida dedicada a esto. Forma parte de mi vida. Llegar a casa y que mi familia me encuentre viendo fútbol o en mi oficina trabajando es algo muy común. En la cena hablo de cualquier otra cosa, menos de fútbol.
Pero me pongo a trabajar y mi esposa me dice que quiere ver una película. Yo no veo películas. Veo fútbol, no veo otra cosa. Es muy difícil despegarse. Y tampoco me interesa, porque me gusta lo que hago. Pero sí le doy el lugar a la familia. Por ahí los viernes aprovecho y salgo a comer con mi esposa y mi hijo.
¿Cuál es la fórmula del éxito de Jorge Célico? ¿Existe?
No. Últimamente, me fue bien, pero no hay una fórmula. Siempre he hecho lo mismo y me va bien o mal. El fútbol es así. Pero no hay una fórmula y tampoco creo mucho en eso. Creo que hay que trabajar coherentemente, dedicarle tiempo, nosotros como entrenadores no ser mediáticos.
Yo evito las entrevistas porque no me gusta estar muy expuesto. Me parece que lo más importante es lo que se puede brindar a partir de lo que vean del equipo. Pero me ha ido bien. Ojalá lo pueda cerrar con Católica campeón.
¿Cuál es la mayor lección que le ha dejado su carrera como DT?
Que la boca se paga. Hay que ser muy humilde. Alguna vez que he abierto la boca más de lo debido, el fútbol te lo cobra. Hay que ser humildes para trabajar en esto, hay que entender que hay un montón de cosas que uno no conoce y debe aprender. Hay que saber escuchar y aprender a asimilar que la gente puede criticar y que en alguna cosa puede tener razón.
Hoy se usa mucho la palabra fracaso en el fútbol. ¿Cómo lo toma usted?
Yo creo que en el fútbol no hay fracaso, porque es un juego que depende de un montón de cosas. Creo que es una palabra más utilizada por el periodismo, por la gente, por el hincha, pero yo no tomo una derrota como un fracaso. Para mí fracasar es no intentar ganar o jugar bien.
Y no lo digo como una frase hecha, sinceramente creo que es así. Ganar o perder depende de muchas cosas. Hay momentos de contagio de energía positiva en la cancha, así como un contagio de energía negativa. Por eso, cuando se pierde un partido o no se logra un título, y hablan de fracaso, para mí en el juego no hay.
¿Sueña con el día en que Universidad Católica gane un título? ¿Se lo imagina?
Me emociona llegar a lograr eso con el club. No tienes una idea cómo lo deseo. Pero trato de no pensarlo porque me emociona muchísimo. Lo hablo con mi familia. Cada día que me levanto pienso en lo mismo. Cuando tomé la decisión de regresar fue con ese fin. Nada más.
Es el club que quiero y del cual soy hincha. Por ahí mucha gente no entiende que uno no es profesional por la plata. Tuve otras ofertas de clubes grandes. Me fue bien en Perú, con lo cual los equipos grandes se fijaron en mí. Pero decidí venir por ese sueño que tengo de ser campeón.
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