Glenda Morejón, en primera persona: Desde los zapatitos rotos a la medalla en París 2024
La destacada marchista ecuatoriana cuenta cómo ha sido su camino, desde aquella icónica primera medalla mundial, pasando por la decepción en Tokio, hasta la medalla de plata que alcanzó en París.
Glenda Morejón, durante una entrevista con PRIMICIAS, en julio de 2024.
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Carlos Arteaga / PRIMICIAS
Autor:
Glenda Morejón
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Esta carta la escribió Glenda Morejón, en PRIMICIAS, días antes de viajar a París a competir en sus segundos Juegos Olímpicos. En primera persona, la marchista ibarreña cuenta todo lo que tuvo que pasar para llegar a la cima y convertirse en medallista olímpica.
"Muchos ya conocen mi historia, pero siempre hay algo más por contar. No todos saben lo que he tenido que pasar para llegar hasta donde he llegado.
Yo antes entrenaba sin el apoyo del Gobierno, ni del Ministerio, ni de entidades deportivas, ni de las empresas privadas, que se han unido desde que gané el Mundial Juvenil en Kenya, en 2017.
Antes de todo eso, mis papás fueron los que siempre me apoyaron económicamente, y emocionalmente. Me motivaban para que no deje de practicar deporte.
Empecé a los cinco años a entrenar, con mi papá. Mi primera competencia fue de 300 metros y quedé en el primer lugar. Luego entré a una escuela de atletismo llamada Tarquino Jaramillo.
Al principio me sentía obligada a ir a entrenar, yo quería estar jugando con los vecinos de mi edad, en esa época tenía de ocho a 10 años. Y luego me retiré, yo misma le dije a mi papá que no quería volver a entrenar.
Quería ser bastonera, estaba en octavo curso y necesitaba dinero para el uniforme y las botas. Le dije a mi papá y él me puso como reto ir a vender sandías en Otavalo para ahorrar y comprarlo. Lo cumplí.
Fui bastonera durante un buen tiempo, hasta noveno, pero luego entré en conciencia y le dije a mi papá que quería volver a entrenar, llegar lejos y superarme a través del deporte.
Me entrené con el profesor Giovan Delgado. Desde el 2012 me quedé completamente en el deporte y al año siguiente comencé en la marcha atlética. Empecé a representar a nuestro país, fui a tres Sudamericanos y obtuve el primer lugar en los tres. Pese a ello, no tuve el apoyo económico de entidades gubernamentales.
En 2017 llegó el Mundial, ahí fue donde me hice conocer, más por el tema de los zapatos rotos. En ese entonces, no sabía la magnitud de lo que había logrado. Yo solo estaba emocionada por haber ganado.
De pronto, me llama un periodista, creo que era de Ibarra, y me preguntaba sobre mí y sobre los zapatitos rotos. Yo me preguntaba quién había contado eso y me enteré que había sido mi papá.
Pero él lo había contado para demostrar todo el esfuerzo que había hecho para lograr esa medalla. Al final sirvió para que pueda entrar al Plan de Alto Rendimiento.
Tokio, Omán, Santiago y París
Para Tokio no llegué bien. Me faltó trabajar muchas cosas y fueron mis primeros Juegos Olímpicos. Nunca me imaginé la magnitud de lo que era estar ahí presente.
Antes de eso, tuve algunas situaciones que me afectaron emocionalmente, pero gracias a todo lo malo que pasó, hoy estoy aquí, más fuerte, con más ganas de seguir adelante. Llegué con más experiencia a mis segundos Juegos Olímpicos, en París.
He venido trabajando mucho con mi psicólogo desde finales de 2021. También hice un cambio de entrenador, ahora estoy con el profesor Julio Chuqui.
Estoy muy agradecida con él, porque de entrada, más que enfocarse en la parte física, se concentró en la parte emocional, en trabajar la confianza en mí misma, en recuperar eso que siempre me ha caracterizado, de ser una mujer que lucha por sus sueños.
Al año siguiente, llegué en el primer puesto en el Mundial por Equipos en Omán, y también ganamos el oro con las chicas ecuatorianas. Fue algo que no me imaginé y, ahora dándome cuenta, todas las competencias en las que me ha ido bien son aquellas a las que he ido de bajo perfil, sin mucha presión, tranquila.
Y luego, Santiago 2023, para mí fue algo increíble, muy emocionante. Fueron mis primeros Juegos Panamericanos y llegué en una buena forma física y mentalmente, estaba muy fuerte.
Obtuve la medalla de plata en los 20 kilómetros y fui campeona en los relevos mixtos con Daniel Pintado. En ese tiempo hicimos la mejor marca mundial y este año apenas nos superó una pareja, solo por tres segundos.
Ya mismo comienzan los Juegos Olímpicos, y siento mucha emoción. Hace poco pasé por una pequeña lesión, pero estoy recuperada. Todas las pruebas que he enfrentado siempre han sido para fortalecerme física, mental y espiritualmente.
Mi mayor objetivo será, primero, quitarme esa espinita de los Juegos Olímpicos de Tokio. Luego, quiero estar entre las tres mejores, y si no se da, traer un diploma olímpico para mi país.
París 2024, estoy lista para dejarlo todo en el asfalto, para representar a mi país de la mejor manera, es momento de hacer historia".
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