Glenda Morejón y el agradecimiento a las personas que la acompañaron a la medalla olímpica
En un emotivo recorrido por las calles de su natal Ibarra, la marchista recuerda a aquellas personas que fueron claves para conseguir su medalla y su diploma en París.
Glenda Morejón y su familia, durante una caravana en Ibarra, el 13 de agosto de 2024.
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Felipe Núñez / PRIMICIAS
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Luego de un año, en el que estuvo ocupadísima entrenándose y preparándose para ganar la medalla olímpica, Glenda Morejón retorna a su natal Ibarra, donde es bienvenida con una caravana y un emocionante homenaje.
La marchista ecuatoriana es recibida por sus padres y hermanos y más familiares, quienes sostienen un cartel que dice "Bienvenida Glendita, gracias por el triunfo, eres una guerrera, te queremos mucho".
Glenda y sus familiares se suben a un camión de bomberos facilitado por la alcaldía de Ibarra y comienza un paseo por las principales calles de la ciudad. Esta caravana se convierte en un viaje lleno de recuerdos, que le evoca a las personas más importantes de su vida, aquellas que la acompañaron a su medalla olímpica.
El camión pasa por el barrio La Bola Amarilla, donde Glenda pasó su infancia. Fue ahí, en esas calles y parques, donde la ibarreña comenzó a enamorarse del deporte, gracias a la influencia de su padre Luis Morejón.
"Él fue el que nos inculcó a hacer deporte, no me queda más que agradecerle por siempre, por haberme iniciado en esto. Gracias a la marcha he podido conocer a gente maravillosa, eso es algo increíble y que me quedará en mi mente y en mi corazón", comenta Glenda en una charla con PRIMICIAS.
La caravana continúa su camino y pasa por el mercado de Ibarra, donde solía trabajar su madre María del Carmen Quiñónez, en un puesto vendiendo frutas y verduras.
"Mi mamá, ella era la que trabajaba, mientras mi papá, mis hermanos o mi abuelita me cuidaban. Por eso, pasaba poco tiempo con ella, pero luego de la pandemia ella dejó de trabajar en el mercado y se abrió una floristería. Ahora ya los veo más, a los dos, y me vienen a visitar a Cuenca"
Los dos padres y los hermanos de Glenda están subidos en la parte frontal del camión, ellos la rodean y protegen. La caravana sigue su trayecto y los ibarreños salen a aplaudirla, felicitarla, le cantan barras y le dan flores y hasta un heladito.
El camión pasa también por la Unidad Educativa Víctor Manuel Guzmán, donde estudió Glenda. Ahí, sus antiguos maestros salen a felicitarla. "Realmente me llenó mucho de emoción, ellos siempre me han apoyado. Cada vez que iba a una competencia, siempre me daban el tiempo necesario para igualarme en las tareas".
Mientras continúa la caravana, Glenda se toma unos momentos para regresar a mirar atrás, a su novio, quien en París se convirtió en su prometido, Marlon Pesantez.
"Él ha sido un apoyo fundamental en mi vida, nos conocimos en el deporte, él también entrena y comprende todo lo que tengo que pasar, todo el sacrificio que tengo que hacer, todo el esfuerzo diario para conseguir este triunfo".
Marlon y Glenda se comprometieron en París, el 2 de agosto, un día después de que la ibarreña obtuvo su diploma olímpico y cinco días antes de la medalla.
"Tuvimos apenas un día para salir y conocer la ciudad y ahí me propuso matrimonio, no me lo esperaba. Él ha estado en los momentos más difíciles de mi vida y le agradezco por nunca dejarme caer ni soltarme la mano. Estoy agradecida con él y sus papás, que estuvieron allá, apoyándome de principio a fin".
La caravana continúa por las calles de Ibarra y la gente le pide a Glenda que muestre su medalla de plata. Esta presea la consiguió en la prueba de relevos mixtos junto al campeón olímpico Daniel Pintado, otra persona muy importante en su carrera.
"Daniel ha sido una inspiración. Cuando él obtuvo el oro, yo estaba calentado, enfocada, y ahí me comentan que ganó su prueba. Fue muy merecido, por todo su esfuerzo y sacrificios, tanto tiempo lejos de su familia. Me motivó mucho y entendí que yo también puedo hacer un excelente papel. Días después, lo dio todo en los relevos mixtos y le agradezco por haber dado su mayor esfuerzo por esta medalla de plata".
El paseo por Ibarra está llegando a su fin y hay una persona que, si bien no está físicamente en el camión, ha sido un maestro de vida para Glenda y siempre estará presente: su entrenador Julio Chuqui, quien se encuentra en Cuenca.
"Realmente ha sido muy importante. Luego de los Juegos Olímpicos de Tokio comencé a entrenar con él y le agradezco por haberme hecho creer en mí. Él se enfocó en motivarme, en sacar la mejor versión de mí, gran parte de esta medalla es de él".
Culmina la caravana en el Parque Paseo Pilanquí, donde Glenda es recibida por cientos de ibarreños y es homenajeada en un evento de la alcaldía. "Me ha llenado de mucha alegría, pasar por mi barrio, por dónde crecí, ver a mis vecinos y estar junto a mi familia".
Tantas personas a las que agradecer, pero aún falta una: la que superó el mal momento de los Juegos de Tokio, la que tomó la decisión de mudarse a Cuenca y dejar atrás su casa para cambiar de entrenador, la que en París hizo historia y ganó una medalla y un diploma.
¿Qué mensaje le da Glenda... a Glenda Morejón? "Quiero decirle gracias por todo, por nunca habernos dado por vencidas, incluso con todos los obstáculos que la vida nos ha puesto en el camino. Me siento orgullosa de mí y de mi niña interior".
Ahora, llegará un momento de descanso para la medallista olímpica, para pasar un merecido tiempo de recuperación y ocio junto con su familia. Será breve, pues así es la vida de los mejores deportistas, y luego Glenda tendrá que, nuevamente, dejar Ibarra para irse a Cuenca y continuar preparándose. Un nuevo ciclo olímpico se acerca y "hay que ir hacia adelante y seguir cumpliendo nuestros sueños".
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