Daniel de la Cruz jugó con naranjas, hizo sus propias canilleras y sueña con salir campeón con Liga de Quito
Daniel de la Cruz era un niño inquieto. Cosechaba limones y naranjas y las utilizaba para hacer cascaritas y patearlas por toda su casa. También armaba arcos con los muebles. Lleva el fútbol en la sangre. Y no es para menos. Tiene la influencia de su padre, Ulises.
Daniel de la Cruz, después de un entrenamiento en el Complejo de Liga de Quito, en Pomasqui, el 10 de octubre de 2024.
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Israel Mora / PRIMICIAS
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Es jueves en el complejo de Liga Deportiva Universitaria. Terminó el entrenamiento del primer equipo. 11:30. Algunos jugadores se van a sus casas. Otros se quedan en fisioterapia. En el caso de Daniel de la Cruz, bañado y cambiado, atiende una entrevista con PRIMICIAS.
Su timidez no le quita su humildad y amabilidad. Mira a los ojos. Saluda. Se sienta. Mira su teléfono. "¿Estamos?", pregunta. Toma el micrófono y se presta a contar su historia.
Daniel de la Cruz hizo todas las divisiones formativas en Liga de Quito. Su madre lo acompañaba a todos los entrenamientos y partidos. Llegaban caminando desde su casa ante la falta de auto.
Jugó como volante, delantero y hasta de arquero. Recuerda que su primera experiencia en el arco fue traumática. Le hicieron 10 goles y regresó llorando a su casa. Definitivamente, no era su posición en la cancha.
Pero en la Sub 12, su entrenador lo ubicó como lateral derecho, la misma posición en la que su padre jugó dos Mundiales (2002 y 2006). Se sintió cómodo, rindió y entonces se consolidó en ese puesto.
A partir de allí, llegaron los consejos de sus padres y sobre todo de su hermano. "Todos me decían que juegue como me gusta. Que me sienta libre en la cancha y que no me preocupe por los comentarios de la gente".
De la Cruz recuerda con mucha emoción que su primer par de zapatos se los regaló su madre, por su cumpleaños. Los guarda en un pequeño museo en su casa. "Estaban rotos y los seguía usando", dice y añade que algún día quiere ponérselos y pisar la cancha del estadio Rodrigo Paz Delgado.
"Orgulloso de tener un apellido tan grande"
Daniel se siente afortunado de ser hijo de uno de los futbolistas más grandes de la historia de Ecuador. Uno de los más disciplinados y que triunfó en casi todos los equipos donde jugó.
Desde que empezó en el fútbol, se acuerda de que Ulises nunca lo presionó o le dijo que se vincule al deporte por él. Más bien, siempre tuvo la libertad para decidir e inclinarse por la disciplina que más le guste.
Y claro, Daniel siempre vio partidos de su padre, especialmente cuando jugó con Liga de Quito, con lo cual el fanatismo por los 'albos' no tardó en llegar.
El jugador comenta que, en un principio, sus compañeros de equipo lo presionaban para que sea mejor que su padre.
"Él ya hizo lo suyo. Estoy orgulloso de tener un apellido tan grande. Pero yo soy Daniel y quiero construir mi propia historia. A mi manera. Eso sí, siempre recibiendo sus consejos".
Asimismo, cuenta que cuando iba a los partidos y su padre lo acompañaba, se generaba una avalancha hacia Ulises para pedirle fotos, autógrafos y consejos. "También le preguntaban que cuándo podía venir a jugar con nosotros".
Canilleras personalizadas
Daniel de la Cruz elaboró sus propias canilleras para el Mundial Sub 20 de Argentina, que se disputó entre mayo y junio del año pasado.
Fue precisamente antes de enfrentar a Estados Unidos, en el primer partido del Grupo B.
"Tenía unos pedazos de unas canilleras viejas. Les puse un material de pegamento, masking, y en la una escribí mi número favorito, que es el 13. En la otra escribí los nombres de mis familiares más cercanos y una frase de la biblia, que dice: 'Dios te fortalece' y mis dos nombres: Daniel Isai".
El futbolista cuenta que se siente orgulloso de usar esas canilleras, que lo acompañan en todos los partidos y que incluso han tenido la aceptación de entrenadores como Luis Zubeldía y Pablo 'Vitamina' Sánchez.
El mejor consejo que le dieron
A sus 20 años, el mejor consejo que recibió fue no ver redes sociales. Se lo dijo José 'Choclo' Quintero, uno de los jugadores más experimentados del plantel.
"Converso mucho con él. Y un día me dijo eso. Lo sigo manteniendo. Las redes te pueden dañar la cabeza. No me gusta andar mucho en el teléfono. Creo que así juegues bien o mal siempre va a haber críticas. Así que lo mejor es evitar".
De la Cruz también se apoya mucho en Alexander Domínguez, Jhojan Julio, Michael Estrada y Ezequiel Piovi. Todos ellos, referentes de Liga, lo alientan a cada día trabajar más y de mejor manera.
Por otra parte, el lateral derecho confiesa que volverá a trabajar con un psicólogo, sobre todo por el manejo y la gestión de la "fama".
Dice que, muchas veces, la fama le lleva al futbolista a hacer cosas malas. "Y no es lo correcto". Pero al mismo tiempo, reconoce que la fama también se puede utilizar para cosas positivas, como trabajos sociales. "No hay que perder la humildad".
Sueños por delante y autocríticas
A Daniel de la Cruz se le dibuja una sonrisa en su cara cuando se le consulta sobre sus máximos sueños en el fútbol. Lo primero y más importante: quedar campeón con Liga de Quito.
Pero redobla la apuesta y va más allá: debutar con la selección ecuatoriana absoluta y jugar en la Premier League de Inglaterra. Asegura que gracias a jugadores como Antonio Valencia, Moisés Caicedo o Pervis Estupiñán, esa ventana se abrió para los ecuatorianos.
Pero también quiere regalarle una casa a su madre. "A ella se lo debo todo. Ha sido un pilar fundamental y siempre ha estado para mí".
De igual manera, Daniel siempre revisa y analiza sus partidos en casa. Lo hace encerrado en su cuarto. Solo. Se cuestiona mucho cuando comete un error y se mentaliza en no volver a hacerlo.
Exigente, apasionado, tímido, humilde y con muchas condiciones. Ese es Daniel de la Cruz, quien no descansará hasta ver cristalizados todos sus retos.
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