David Cabezas, el arquero que empezó con el atletismo, jugó como delantero, y espera un llamado a la selección ecuatoriana

El camino de David Cabezas hacia el arco fue un poco peculiar. Es que antes de ser arquero, practicaba atletismo, luego fue delantero, hasta que encontró su lugar en la cancha.

El arquero de El Nacional pasa uno de sus mejores momentos y lejos de desanimarse por no haber sido llamado a la selección ecuatoriana para los partidos frente a Paraguay y Uruguay, espera pacientemente su oportunidad.

"Sería un orgullo vestir la camiseta de la Tri, defenderla, pero estoy tranquilo, trabajando, preparándome, porque sé que esa bendición llegará", expresó el guardameta 'militar'.

Haciendo un breve recorrido de su carrera, Cabezas, de 29 años, recuerda cuando recibió la confianza para ser titular en El Nacional, la misma que se la dio el paraguayo Éver Hugo Almeida, en 2022.

"Me gané la confianza del 'profe' en un partido amistoso ante Universidad Católica, me llamó y me dijo: 'te ganaste la titularidad', ese año, de 36 fechas, atajé 35", comenta el portero nacido en Santo Domingo de los Tsáchilas.

Paradójicamente, sus inicios en el deporte no fueron en el fútbol, sino en el atletismo porque así lo decidieron sus profesores en la escuela.

"Antes de ser futbolista, en la escuela donde estaba, había muchos profesores con el tema del atletismo, por ahí hacer boxeo, pero no me gusta el box ni las peleas, y opté por el fútbol", sostiene entre risas Cabezas en un video publicado por Machdeportes en la red social 'X'.

Pero su llegada al arco tendría otra escala y fue el 31 de agosto de 2021 que debutó en El Nacional, pero lo hizo como delantero. Fue en un partido ante Liga de Portoviejo en la Serie B, donde solo 14 jugadores viajaron hasta la capital manabita y Cabezas ingresó a la variante, recuerda, no sin antes mencionar que era admirador de Didier Drogba.

Así ha sido la ruta hasta el arco de Cabezas, un golero que destaca en la LigaPro y la Copa Ecuador, trabajando por ganarse un lugar en el equipo de Sebastián Beccacece.