Alexéi Bugáyev, de jugar una Eurocopa y ser detenido por tráfico de drogas, a morir en la guerra contra Ucrania
El exfutbolista de la selección rusa, Alexéi Bugáyev, alistado al Ejército ruso en una cárcel en la que cumplía una condena de nueve años y medio por tráfico de drogas, murió en la guerra en Ucrania, según confirmó su padre, Iván Bugáyev, al portal deportivo ruso Sport24.
El defensor ruso Alexei Bugayev (i) disputa una pelota durante un partido con su selección, el 20 de junio de 2004.
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AFP
Autor:
EFE / Redacción Primicias
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"Lamentablemente, la noticia de la muerte de Alexéi es verdad. Ocurrió hoy (lunes 30 de diciembre de 2024)", afirmó el padre del exdefensa ruso.
Bugáyev, que tenía 43 años al perder la vida en Ucrania, jugó en los equipos rusos Torpedo Moscú, Tom, Khimki, Krasnodar y el Lokomotiv Moscú, que le trajo la Supercopa de Rusia.
Jugó siete partidos con la selección de Rusia y se retiró en 2010.
En octubre de 2023 fue detenido con 500 gramos de mefedrona que tenía la intención de vender en Sochi, en el sur de Rusia, y condenado a prisión.
Sus abogados denunciaron que la Policía falsificó las pruebas e intentó extorsionar al atleta por 3 millones de rublos (alrededor USD 30.000). Sin embargo, la Fiscalía no halló pruebas de ello.
Rusia ha aprobado leyes que permiten a imputados por delitos y condenados firmar contratos con el Ejército para combatir en Ucrania, tras lo cual, en dependencia de sus méritos en el campo de batalla, podrían ganarse el indulto.
En su momento, expertos de la ONU advirtieron que el reclutamiento de presidiarios, que también tendría lugar en las prisiones situadas en los territorios ocupados por las tropas rusas en Ucrania, podría constituir un crimen de guerra.
Pese a la insistencia de los halcones, el presidente ruso, Vladímir Putin, se resiste a convocar una nueva movilización de reservistas, tras lo impopular que fue la anunciada en septiembre de 2022 y que provocó el éxodo al extranjero de cientos de miles de rusos.
La firma de contratos por parte de voluntarios se había reducido dramáticamente en la primera mitad del año, aunque ascendió notablemente tras la invasión ucraniana en agosto de la región de Kursk, por lo que Putin se vio obligado a incrementar hasta 1,5 millones el número de soldados en el Ejército ruso.
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