La red social X, atrapada entre la visión de Elon Musk y nuevas alternativas de información
El relativo desprestigio de X, antes Twitter, ha sido aprovechado por otras redes sociales, que siguen ganando usuarios. Pero, ¿es tan fácil prescindir de X?
Imagen de referencia de las redes sociales en un celular, 14 de noviembre de 2024.
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PRIMICIAS
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EFE/Redacción Primicias
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Desde que Elon Musk compró Twitter, hace dos años, la red social ha sufrido muchos cambios, entre otros ser rebautizada como X. Además, ha sufrido una polarización que ha repelido tanto a usuarios como a anunciantes, sobre todo tras el acercamiento e identificación entre el hombre más rico del mundo y Donald Trump.
El relativo desprestigio de X, antes Twitter, ha sido usado por el gigante Meta para lanzar el año pasado Threads y otras redes del mismo estilo como Bluesky y Mastodon, están aprovechando para conseguir más popularidad.
Tras las elecciones presidenciales de Estados Unidos de este mes, Bluesky dijo que ganó más de 700.000 nuevos usuarios, alcanzando más de 14,5 millones de usuarios a nivel mundial; Mastodon pasó de 3,5 millones de usuarios en noviembre de 2022 a casi 9 millones este mes; mientras que Threads anunció que ha alcanzado los 275 millones de usuarios mensuales en octubre.
Pese a las muchas opciones que calcan el funcionamiento de Twitter, todavía no hay un sucesor claro de la aplicación del pájaro azul -logo que también se eliminó tras la adquisición de Musk-.
El éxodo de anunciantes y usuarios de X
El plan de Musk era convertir su red en una "app para todo" parecida a la china WeChat, una aplicación propiedad del gigante Tencent que nació como un servicio de mensajería y que se ha ampliado hasta convertirse en básica para muchas tareas esenciales en el país asiático. Ese plan está todavía muy lejos de concretarse.
X, a día de hoy, cuenta con una gran deuda y, desde que Musk se hizo con ella, ha visto caer sus ingresos por falta de empresas que se quieran publicitar en X.
Hasta tal punto que la compañía dijo el año pasado que su valor había caído más de la mitad, unos USD 19.000 millones. Musk pagó USD 44.000 millones por hacerse con la red social.
La red social también ha perdido usuarios, sobre todo desde que Musk se convirtió en un portavoz del presidente electo Donald Trump durante su campaña este año. Algunos de los ejemplos más notorios de la salida de X en los dos últimos años son la retirada de la actriz Jamie Lee Curtis o de las cuentas de noticias oficiales del medio británico The Guardian, la radio pública estadounidense NPR o el diario español La Vanguardia.
No obstante, la plataforma sigue teniendo un gran número de usuarios y, según la web de rastreo exploding topics, en abril de 2024 X contaba con unos 611 millones de usuarios activos cada mes. Además, sigue siendo la red preferida de comunicación institucional y de la mayoría de medios de comunicación.
La red social no ha indicado cifras sobre cuántas personas abandonaron la plataforma recientemente, pero indicó que "X dominó la conversación mundial sobre las elecciones estadounidenses y alcanzó máximos históricos", con 942 millones de publicaciones a nivel mundial.
La lucha entre las nuevas redes
Según datos de Similarweb, que rastrea las estadísticas de las redes sociales, el tráfico diario a Bluesky superó al de Threads el 6 de noviembre.
Bluesky es actualmente la aplicación gratuita número uno en la App Store de Apple y en segundo la de Threads: mientras que en Play Store la descarga más popular es la Bluesky y en cuarto lugar está Threads.
Mientras que Threads fue un intento de Mark Zuckerberg de ofrecer un espacio alternativo de microblogging de Musk, Bluesky fue respaldado originalmente por el cofundador de Twitter, Jack Dorsey, quien en 2019 anunció su intención de financiar una nueva forma de redes sociales “descentralizada” que no estuviera controlada por ninguna empresa.
Jay Graber fue el encargado de liderar el proyecto, que se lanzó como una aplicación a la que solo se podía acceder con invitación, pero que ahora ya está abierta al público.
No todas las alternativas a Twitter han sido un éxito. Pebble (antes T2) cerró este octubre y en abril el fundador de Post News, Noam Bardin, dijo que la aplicación no crecía lo suficientemente rápido "como para convertirse en un negocio real o una plataforma importante”.
Medios y famosos abandonan X
Tras el anuncio de la salida de X de diarios como el británico The Guardian o el español La Vanguardia, instituciones como la Berlinale o famosos como Jamie Lee Curtis y Bette Midler, expertos de Comunicación consultados se plantean si es una decisión acertada, ya que dejaría el campo libre a la desinformación. También consideran que estar ahora en la red propiedad de Elon Musk "es irrelevante".
Mientras, alternativas a X se benefician, como es el caso de Bluesky, impulsada entre otros por uno de los fundadores de Twitter, Jack Dorsey, que ha anunciado que se han unido un millón más de usuarios en la semana posterior a la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses.
Threads, que en octubre superó los 275 millones, ha registrado un incremento de su uso de un 7 por ciento tras la victoria de Trump, según la web de The Wrap.
Y de X se han ido unos 115.000 usuarios, según datos de medios económicos, una cifra menor dado que la red supera los 300 millones de usuarios -aunque Musk dice que son 600-.
Pero, ¿abandonar ahora X es una decisión inteligente? Según Ramón Salaverría, catedrático de Periodismo en la Universidad de Navarra (España), es algo cuestionable porque si se van medios de prestigio, quedaría "totalmente contaminada" por los discursos desinformativos.
En una entrevista con EFE, Salaverría explica que, al contrario de lo que sucedía antes de que pasara a ser controlada por Musk en 2022, X tiene una serie de algoritmos que derivan a unos contenidos desinformativos y de "publicidad engañosa", multiplicando los bulos "y el discurso de odio", pero hay otras redes que también están afectadas por esta situación.
No obstante, opina que la red del multimillonario, que estará al frente del nuevo Departamento de Eficiencia del Gobierno en el Ejecutivo de Trump, se ha convertido en una fuente anecdótica en el tráfico de información y considera que el coste corporativo para este medio "es un sacrificio muy pequeño", "es como el que se pone a dieta y dice me voy a quitar una fresa".
Señala además que el argumento de La Vanguardia, que ha seguido los pasos de The Guardian, es "un poco endeble" porque si uno no quiere estar en esta red social por ser un entorno de desinformación "lo que tendrías que hacer es contribuir a ofrecer una información de calidad".
Sin embargo, el director de La Vanguardia, Jordi Juan, asegura que sí van a perder tráfico y suscriptores con esta medida, pero han preferido "arriesgarse" dejando en suspenso sus cuentas y de publicar tuits de forma directa por considerar que se ha convertido en una caja de resonancia de las teorías de la conspiración y la desinformación.
Otra experta en redes sociales y desinformación, la periodista Carmela Ríos, coincide con Salaverría en que estas plataformas "no son una buena forma de obtener tráfico, es muy pequeño" para los medios de comunicación, pero también defiende que "sería muy empobrecedor" cerrar la puerta a esta vía.
"Desgraciadamente está marcando la comunicación política del mundo", subraya Ríos, y abandonar la aplicación significaría dejar de tener los datos que permitirían entender "esta gran historia contemporánea que es la mutación de los ecosistemas de información" y el mecanismo por el que los ciudadanos se están informando.
La periodista apunta más a la regulación de las redes y ve increíble que la UE haya permitido que en X "se exalten ideologías que por ley están prohibidas, como son el nazismo o los fascismos" y que siga impune una compañía "que se salta a la torera día sí y día también todas las reglas de los servicios audiovisuales".
Pero también apunta a que puede entender la huida de X, que se haya convertido "en un barrio no muy recomendable".
En la misma idea ahonda un estudio realizado con datos de nueve países y publicado en la revista científica Nature Communications, que asegura que "el abuso político es un rasgo clave de la comunicación política en la plataforma X y, tanto si se es de izquierdas como de derechas".
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