La cruel historia de cómo los perros se tornan salvajes y amenazan a especies silvestres de Ecuador
Investigadores ecuatorianos analizaron muestras de saliva de animales atacados en haciendas, y para sorpresa de muchos, en las heridas se encontró saliva de perros salvajes y no de osos o jaguares.
Manada de perros ferales caminando junto a un hombre a caballo en el páramo andino.
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"El perro es el mejor amigo del hombre" es el refrán que se repite a diario para resaltar las bondades de una animal que se ha convertido en un miembro más del hogar. Pero, ¿qué pasa cuando estas mascotas son abandonadas cruelmente y deambulan en jaurías sin dueño por un bosque o páramo?
Pues se convierten en perros salvajes o ferales, y cambian los mimos a los humanos por ataques a vacas, ovejas y otros animales en haciendas de Ecuador. Lo 'curioso' es que cuando ocurren estos incidentes, los ganaderos sospechan de especies emblemáticas y en riesgo, como el oso andino y los jaguares.
"Desde hace algún tiempo existe este conflicto de especies de carnívoros o especies silvestres con el ganado, ovejas o gallinas, porque se acercan a las poblaciones humanas. Si bien se ha culpado casi siempre a los osos andinos, pumas y jaguares, en muchos casos hay evidencias de que no son ellos", explica la doctora María de Lourdes Torres, directora del laboratorio de Biotecnología Vegetal de la Universidad San Francisco de Quito.
Los docentes investigadores que forman parte de este laboratorio, fundado hace más de 20 años, están a cargo de un estudio pionero que analiza la relación entre los perros ferales, los ataques al ganado y la superviviencia de especies silvestres en peligro.
La investigación, titulada "Una herramienta genética para identificar a los depredadores responsables de los ataques a ganado en América del Sur y recomendaciones para la mitigación de conflictos entre humanos y vida silvestre", se publicó en la revista científica Animals, el pasado 8 de marzo de 2024.
"En Ecuador, donde las familias dependen del ganado, la caza en represalia pone en peligro la supervivencia de la vida silvestre. Sin embargo, el papel de los perros en estos conflictos sigue siendo incierto", señala el estudio en su sumario.
Precisamente, el rol de los perros, en este caso, salvajes o ferales, ha estado inexplorado. Por décadas, los ganaderos han tomado acciones contra los grandes carnívoros silvestres, con el fin de 'erradicar el problema' de los ataques a sus ovejas y vacas.
Pero, el equipo de investigadores de la USFQ diseñó una innovadora prueba PCR que permitiría identificar, a través del ADN, a qué carnívoro pertenece la saliva encontrada en las heridas de ganado atacado.
Una prueba pionera y sus resultados
Además de Torres, en el estudio participaron los investigadores Eduardo Díaz, María José Pozo, Gabriela Pozo, Rebecca Zug, Pablo Alarcón y Carolina Sáenz. Se trata de una investigación en la que también colaboran el hospital de fauna silvestre Tueri de la USFQ, el Laboratorio de Carnívoros de la USFQ y que cuenta incluso con el apoyo de instituciones como la Policía Ambiental.
María José Pozo, docente investigadora de Biotecnología Vegetal y bióloga de profesión, comenta cómo fue el desarrollo de la herramienta para identificar los ataques de perros ferales.
"Hay dos formas para identificar la mordida en el animal muerto, la primera es que sabemos que el puma no muerde igual que un perro, pero se necesitaba una herramienta más precisa y a nivel molecular para distinguir al agresor", dice Pozo.
Según explica Pozo, la prueba molecular de PCR consiste en analizar el ADN de la saliva dejada por el animal en una oveja o vaca que sufrió el ataque.
"Se realiza un hisopado, y de esta muestra se extrae el ADN, a la que se aplica una PCR específica para cada especie, ya sea un perro, puma o jaguar", añade Pozo.
La investigación arrancó en 2021 y de los seis ataques analizados, e incluidos en el estudio final, en al menos tres se encontró saliva de perros ferales y no de carnívoros más grandes. Mientras que en un cuarto ataque se encontró saliva de un puma y de un perro.
Pero el estudio no está cerrado, y los investigadores han receptado más muestras de saliva de otros animales mordidos, gracias a una serie de capacitaciones que han hecho con ganaderos y policías.
Para seguir con la investigación, la USFQ incluso ha entregado kits de hisopado para que campesinos, ganaderos, policías, y especialistas de vida silvestre del Ministerio de Ambiente puedan tomar la muestra tiempo, de forma correcta y remitirla al laboratorio, indica la investigadora Pozo.
Hasta ahora, los ataques analizados provienen de distintas zonas del país, desde el norte en Imbabura, pasando por Pichincha, Cotopaxi y hasta al sur de Ecuador, en Chilla.
En este cantón de El Oro, se rastreó la mordida de una oveja y se encontró saliva de un perro en las heridas.
El conflicto perros y naturaleza
Los perros y el hombre mantienen un vínculo de 'amistad' que se remonta a más de 1.000 millones de años. Aunque lamentablemente hay canes sin hogar: unos 700 millones aproximadamente, que deambulan solos y abandonados por el mundo, según la organización Wildlife Conservation Society (WCS).
Y cuando estos perros abandonados se alejan de los humanos, forman jaurías que con el tiempo imitan a sus ancestros más cercanos, los lobos. Es en ese momento, que los biólogos empiezan a hablar de los perros salvajes o ferales.
El problema, alertan los expertos, es que cuando estos animales llegan a ecosistemas silvestres y frágiles ponen en riesgo a la biodiversidad.
Aquello ya está ocurriendo en zonas andinas y de la Costa de Ecuador. Por ello, el estudio de los investigadores de la USFQ apunta además a conservar especies vulnerables de carnívoros, como los osos andinos, pumas o jaguares.
"Este es también un llamado de alerta para que las autoridades vean que la problemática de los perros sin hogar, y que se tornan salvajes, es grave", señala la doctora Torres, directora del laboratorio de Biotecnología Vegetal de la universidad quiteña.
Tanto Torres como Pozo esperan que su investigación sirva de apoyo a los responsables de las políticas ambientales en el país, para que tomen acción, y desarrollen campañas de tenencia responsable de mascotas, y sobre la importancia de no atacar ni matar a carnívoros grandes como pumas y osos.
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