8 de Marzo: Las mujeres están presentes en la ciencia y tecnología en Ecuador, aunque faltan espacios por conquistar
Durante décadas las carreras relacionadas a conocimientos científicos y técnicos han sido tradicionalmente relegadas a hombres, aunque las mujeres poco a poco toman estos espacios también.

Un grupo de estudiantes mujeres participa de una olimpiada informática femenina liderada por el colectivo STEM Lovelace en la Universidad de las Américas.
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STEM Lovelace
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En Ecuador, la cantidad de mujeres que optan por carreras de ingeniería o relacionadas al sector tecnológico es mucho menor cuando se la compara con la de hombres. Este escenario que se asemeja a la cantidad de mujeres que cumplen roles STEM en Latinoamérica, en donde el promedio de personas de este género en el sector es de apenas el 9%, según cifras de Get On Board.
De manera general, los datos del tercer trimestre de 2024 de la Encuesta Nacional de Empleo y Subempleo (ENDEMU) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) muestran que hasta entonces existían 3.632.525 mujeres que formaban parte de la población económicamente activa, una cifra muy por debajo de los 5.040.301 hombres.
La cifra llama la atención cuando se toma en cuenta que el Censo de 2022 evidenció que en Ecuador existen 8.686.463 mujeres, que son más que los 8.252.523 hombres que viven en el país.

Un análisis publicado por docentes de la Escuela Superior Politécnica del Litoral en 2024 mostraba que en 2019 la tasa de matrícula entre las mujeres para carreras de Ingeniería, Industria y Construcción, así como aquellas de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) era por mucho menor a la que se registra entre hombres.
Y si bien la UNESCO estima que a nivel mundial cerca de un 30% de las matriculas en carreras universitarias relacionadas con las STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) son ocupadas por mujeres, poco a poco las de los cromosomas XX se hacen más presentes en estas disciplina, aunque aún hay mucho camino por recorrer.
Por la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, que ocurre el 8 de marzo de cada año, PRIMICIAS conversó con un grupo de mujeres que ya es parte del sector de las STEM, para que desde su perspectiva comenten cómo ha sido entrar a un área todavía dominada mayoritariamente por varones.
Ruptura de paradigmas
Silvia Ramos, country manager de SONDA en Ecuador, explica que durante su infancia veía que su padre, si bien poseía formación de psicólogo educativo, tenía un "amor por la electrónica" que lo llevó incluso a construir dispositivos y a comprar una consola Atari por la que Ramos tuvo interés en la programación, con apenas 8 años.
Eso fue lo que le llevo a esta mujer, ahora responsable de una empresa empresa que ofrece servicios de transformación digitales a empresas de todo tamaño, a formarse como Ingeniera en Informática en la Escuela Superior Politécnica del Chimborazo (ESPOCH), de donde egresó en 2005.
"Fue con el Atari que me interesó la programación, la electrónica y la tecnología pero también fue el apoyo de mi padre", comenta Ramos en su oficina en el centro norte de Quito. Es decir "una figura masculina que no creyó en los sesgos de 'por ser mujer no puedes estudiar cosas relacionadas a tecnología'".
Esta mujer comenta que cuando inició sus estudios en ingeniería, en 1998, "la mayor parte eran hombres", tanto compañeros como profesores.

"Había un sesgo, un paradigma de '¿para qué estás estudiando esto?', vas a estar subida en los techos instalando cosas", recuerda Ramos, "pero eso no me frenó porque tenía la convicción de lo que quería hacer y tenía referentes, si bien no mujeres, relacionadas a la carrera".
Sin embargo, y tras mencionar que en Ecuador las empresas sí se preocupan en dar espacio a las mujeres, Ramos considera que se han logrado avances para reducir la brecha de género, que se refleja en una cantidad cada vez mayor de mujeres interesadas en carreras técnicas y la tecnología.

Parte de esa reducción en la brecha, Ramos la atribuye a la implementación de la política de economía violeta en Ecuador.
Ramos señala que si bien ha notado que equipos liderados por mujeres suelen tener mejor desempeño, no cree que esto se deba a una mayor presión para demostrar que el género no importa para estar en un puesto, sino que se debe a las habilidades de la persona, aunque también reconoce que las mujeres pueden tener mayor presión, por ejemplo, cuando los roles maternales o familiares están presentes.
Juventudes más optimistas
Mientras mujeres como Silvia Ramos ocupan altos puestos en empresas de renombre internacional, otras más jóvenes también aportan lo suyo en tratar de reducir la brecha de género en la ciencia y tecnología, ejemplo de eso son Nikita Martinez y Naomi Lizano, que forman parte de STEM Lovelace, una comunidad que busca empoderar a las mujeres en el sector y que cuenta con un podcast al que varias figuras femeninas importantes de la esfera nacional han sido invitadas.
"Hace poco más de dos años vi una entrevista a una ecuatoriana que formaba parte del equipo de Oculus de Meta [las gafas de realidad virtual de Facebook]", recuerda Martinez, quien cofundó el colectivo STEM Lovelace. En ese entonces no existía un podcast, pero la universidad en la que estudiaba logró darle un espacio para que la ingeniosa mujer participe.
Al ver la acogida de eventos como este, Martínez y su compañera Amelie Córdova lideraron la creación del espacio del que posteriormente nació el podcast. "Surgió para inspirar a las nuevas generaciones", comenta la cofundadora del grupo.

"En ese momento, y creo que hasta, ahora, los podcast estaban muy de moda y queríamos un espacio para simplemente poder expresar nuestras ideas", comenta Lizano. "Como ingenieras, a veces se tiene una imagen de nosotras que solo pasamos frente a una computadora y nada más", dice con humor. "Era una oportunidad para demostrar que teníamos mucho por decir", añade.
Desde sus inicios hasta ahora, este grupo que tiene un nombre que hace honor a Ada Lovelace (científica británica que es considerada como la madre de la programación), ha logrado recibir en sus espacios a mujeres que son o han sido parte de Telefónica, Krüger Labs, DayTwo Group, SONDA, Chubb, Revista IT, entre otras.
Lizano opina que el crecimiento del espacio también se refleja en la cantidad de estudiantes que se han sumado al programa, y el alcance a otras carreras no relacionadas dentro de la universidad en la que estudian.

Poco cambio para las mujeres
Acerca de los obstáculos que enfrentan las mujeres en las áreas STEM, Ramos considera que "no ha variado tanto" desde entonces hasta 2025. "Menos del 30% de las mujeres estudian carreras STEM", comenta la ejecutiva al citar cifras de la UNESCO.
Martínez, de su parte, menciona que al inicio del podcast se evitaba hablar de ciertos temas para no ser catalogadas como feministas radicales, a la vez que destaca que "muchos hombres nos han apoyado muchísimo" en el colectivo.
Esta cofundadora de STEM Lovelace, que ahora es coordinadora general en Zeni Studio, también recuerda que en algunas ocasiones se ha topado con otras mujeres a quienes sus padres les dijeron "¿en serio piensas seguir esa carrera? Mira que es difícil".

"¿Por qué cortarles las alas antes de empezar, en vez de decirles 'dale, tú puedes?'", reflexiona Martínez.
Lizano, en cambio, recuerda que cuando estuvo en un colegio técnico, había profesores varones que apoyaban a las niñas mientras otros llegaban incluso a pedir a los estudiantes que expliquen a sus compañeras algunos conceptos.
"Creo que ha habido un avance gigante [en reducir la brecha], sobre todo que sintamos como mujeres que podemos seguir ese tipo de carreras, que está bien, pero aún existen los prejuicios, y siempre creo que va a estar esta mentalidad de que como mujeres no somos tan aptas para esta área", reflexiona Lizano, al considerar que los comentarios que pueden surgir de parte de compañeros no son necesariamente mal intencionados.
Martínez añade en una línea que en los espacios de trabajo hay hombres que parecen no tomar a las mujeres en serio. "Sé que no lo hacen de malos, pero deben entender la diferencia de que soy una mujer profesional, no estoy aquí por nada", comenta.
No obstante, algo que en la que las tres mujeres entrevistadas coinciden es que, sin importar el género, no se debería dejar que las opiniones de otros condicionen la carrera que uno quiere seguir. "Todos tienen la capacidad, si uno se arriesga todo empieza a funcionar", comenta Lizano antes de despedirse.
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