FONAG: 25 años a la vanguardia de la educación y sensibilización ambiental
Para que los habitantes de Quito cuenten con el líquido vital, hay actores que trabajan desde sitios estratégicos restaurando y cuidando el entorno. ¡Descubre cómo la educación ambiental impacta en las escuelas y forma guardianes del líquido vital para la ciudad! 💧
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El Fondo para la Protección del Agua (FONAG), primer organismo de su tipo en el mundo, lleva 25 años promoviendo la conservación y restauración de los frágiles ecosistemas andinos, especialmente de los páramos y bosques, fundamentales para el suministro del líquido vital de Quito.
Estos ecosistemas, únicos en el área ecuatorial de los Andes, funcionan como "esponjas" naturales, que retienen agua en la época de lluvias y la liberan gradualmente en temporada seca.
Por ello, los acuerdos de conservación generados entre el FONAG, actores privados y comunitarios; las acciones de control y vigilancia en los ecosistemas fuentes de agua; la restauración, la información hidroclimática generada, así como las acciones de sensibilización y educación ambiental juegan un rol fundamental en el manejo integral de los recursos hídricos.
Estos esfuerzos son realizados por el FONAG en colaboración con sus constituyentes: Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (EPMAPS), The Nature Conservancy (TNC), Tesalia CBC, Cervecería Nacional, Empresa Eléctrica Metropolitana y Camaren.
Sensibilización desde las escuelas
Uno de los pilares del FONAG es el programa de educativo ambiental Yakuaulas, cuyo nombre se inspira en la palabra quichua yaku, que significa "agua". Desde 2016 forma a docentes de escuelas ubicadas en zonas de captación de agua en Quito para sensibilizar a docentes y niños. A través de este programa, los profesores reciben formación en ecología, pedagogía y desarrollo emocional, preparándose para liderar proyectos ambientales en sus comunidades escolares.
“Los maestros reciben una capacitación integral para que puedan guiar a sus estudiantes en proyectos de cuidado del agua y del entorno, y así despertar una conciencia ecológica en toda la comunidad educativa".
Fernanda Olmedo - FONAG
Yakuaulas se complementa con el proyecto Ayllu, que significa “comunidad”, y que extiende la participación a estudiantes, madres de familia y autoridades escolares. Este año, tres escuelas son parte de estas actividades:
- Escuela Azuay en Iguiñaro, El Quinche: Desarrollo de áreas verdes.
- Escuela Jorge Icaza en Oyambarillo, Pifo: Reforestación del cerro Cotohurco.
- Unidad Educativa Pichincha en Toctiuco, centro de Quito: Recuperación de espacios verdes en la zona de la cascada La Chorrera.
Estas acciones no solo benefician a las fuentes de agua, sino que además convierten los espacios escolares en aulas al aire libre, donde los estudiantes desarrollan habilidades como el trabajo en equipo, aprecio por la naturaleza y un sentido de pertenencia a su entorno.
"Ayllu busca que toda la comunidad educativa se convierta en un agente de cambio ambiental, fomentando una transformación que trasciende las aulas".
Gonzalo Endara - FONAG
Proyectos como estos representan una oportunidad única para que los estudiantes comprendan la interconexión entre los sistemas naturales y las actividades humanas, y desarrollen desde jóvenes una una conciencia ecológica. Este enfoque les permite relacionar sus aprendizajes con los desafíos y recursos de su comunidad, experimentando de cerca cómo las acciones impactan en su entorno inmediato.
Un modelo de conservación con evaluación continua
Un aspecto distintivo del FONAG es cuanto a la educación y sensibilización es su sistema de evaluación, que permite evaluar y ajustar los proyectos de acuerdo con las necesidades de cada comunidad, asegurando su impacto a largo plazo. Esta evaluación continua es clave para que cada iniciativa no solo beneficie al entorno, sino que también genere una cultura de conservación que inspire a las próximas generaciones.
Definitivamente, se demuestra que la combinación de educación, conservación y compromiso social es esencial para la preservación de las fuentes de agua en Quito. Sin embargo, la responsabilidad de cuidar el agua no solo recae en estos actores visibles, sino también en cada miembro de la comunidad. Crear una sociedad consciente y comprometida con el agua y el medio ambiente es, en última instancia, una tarea compartida.
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