Árboles en Guayaquil: cuántos hay realmente y dónde están
La OMS dice que una ciudad, para ser 'saludable' debe tener mínimo nueve metros cuadrados de áreas verdes. Según el Municipio local, Guayaquil supera esta cifra y asegura que en dos años ha sembrado 12.000 árboles.
Retiro de árboles 'añosos' en la avenida Víctor Emilio Estrada de Guayaquil, 24 de abril de 2023.
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Cuando falta poco para que Cynthia Viteri termine su periodo, el corte de cuatro árboles en Urdesa, norte de Guayaquil, revivió la polémica sobre el manejo ambiental del Municipio.
“No quiero pasar por Urdesa”, “Les apestan los árboles al Municipio”, fueron algunas de las frases en redes sociales, tras el retiro de las especies en abril de 2023.
Al igual que ocurrió con la tala de samanes en marzo, la Alcaldía defendió la acción alegando que se trataban de árboles añosos o en estado necrótico.
“Los árboles en mal estado estaban inclinados y debido a las fuertes lluvias y vientos, constituían un peligro”, dijo el comunicado municipal.
Pero, ¿qué pasa realmente con los árboles y las áreas verdes de la ciudad? ¿Cuántas especies hay y dónde están?
Según información de la Dirección de Ambiente del Municipio, la actual administración ha sembrado 12.000 árboles en los últimos dos años.
“Con estos árboles hemos aportado a la restauración ecológica de la ciudad, la disminución de calor y la captación de gases de efecto invernadero”, asegura la directora de ambiente municipal, María Fernanda Rumbea.
Todos los ejemplares sembrados han sido especies propias del bosque Seco Tropical, un hábitat en peligro crítico a nivel mundial y que está presente en la costa ecuatoriana, incluyendo en los cerros de Guayaquil.
Pese a las cifras, colectivos ciudadanos como el Observatorio de Servicios Públicos, investigaciones académicas y hasta un estudio del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) señalan que Guayaquil camina a convertirse en una 'isla de calor urbana'.
El fenómeno denominado isla de calor urbana o UHI ha sido estudiado desde la década de los 80 y ha tomado fuerza desde inicios de siglo. Se refiere a las ciudades donde las temperaturas promedios son más altas que otras zonas urbanizadas aledañas, debido a la falta de áreas verdes.
La polémica del metro cuadrado
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que una ciudad para ser ‘saludable’ debe tener mínimo nueve metros cuadrados de áreas verdes por habitante.
En América Latina, esta proporción es de 3,5 metros cuadrados por habitante, en promedio.
En el caso de Guayaquil, la ciudad tiene 1,12 metros cuadrados por persona, según una medición del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) de 2010.
Pero, la polémica de las áreas verdes depende de cómo se haga la medición.
Al margen de lo que dice el INEC, la Alcaldía sostiene que Guayaquil supera lo aconsejado por la OMS.
La abogada Rumbea, de la dirección ambiental del Cabildo, afirma que la ciudad tiene más de 25 metros cuadrados de áreas verdes por persona, considerando árboles de predios privados, públicos y bosques.
“En 2021, hicimos un censo y tenemos 101.000 árboles en área urbana”, añade Rumbea.
Es decir, en el conteo municipal se incluyen no solo las especies que ven los ciudadanos en parques, plazas, avenidas o parterres públicos, sino también la cobertura de los seis cerros de Guayaquil.
Según Rumbea, la reforestación con especies nativas también se ha hecho en los bosques de la Prosperina, Bosqueira, Papagayo e incluso en 2021 se declaró como área de conservación a una hectárea de bosque seco en el sector de Samanes, norte de la ciudad.
El problema es que estos cerros, que deberían tener vegetación del bosque seco tropical, sufren amenazas desde hace décadas.
Entre las principales constan los incendios forestales, asentamientos irregulares, la expansión de viviendas y de la frontera agrícola.
Según el estudio de la CAF, las construcciones 'horizontales' o de vivienda unifamiliares son la principal causa de la deforestación del bosque nativo en Guayaquil.
Entre el 5 y 7 de mayo, más de 1.500 personas talaron los árboles en un sector del parque Samanes, administrado por la empresa pública Inmobiliar. Se denunció que estas personas pretendían construir asentamientos irregulares.
El problema de las invasiones también ocurre en el cerro Papagayo, prácticamente engullido por los asentamientos de Monte Sinaí, noroeste de la ciudad.
Especies nativas y no palmeras
Durante la administración socialcristiana de Jaime Nebot surgió la ‘moda’ ambiental de sembrar palmeras en las áreas regeneradas por el Municipio.
Fue así que sectores de Urdesa, barrio Centenario, o el centro de Guayaquil se llenaron de adoquines, parques cerrados y palmeras.
Pero, según Rumbea, en la gestión de Cynthia Viteri, se cambiaron palmeras por árboles nativos.
Pigios, Fernán sánchez, samancillos, ceibos, laurel, algarrobo y guayacán son algunas especies nativas, propias del bosque seco tropical, que han sido sembradas en la ciudad.
Además, con el tiempo se han introducido especies de árboles que no son propias de la ciudad y que han traído plagas.
La importancia de reforestar con especies nativas radica es que constituyen un corredor natural para la fauna silvestre.
En los gigantes pigios, por ejemplo, anidan los papagayos, un ave emblemática de la ciudad y en peligro crítico, precisamente por la pérdida de su hábitat natural.
Como un intento para resguardar el bosque nativo de la ciudad, la Alcaldía ha creado una ruta de 32 árboles patrimoniales, e incluso amenaza con multar con hasta USD 4.500 a quienes los talen.
El futuro de este y otros proyectos dependerá de la nueva administración municipal, cuando se posesione a mediados de mayo.
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