Jueves, 27 de junio de 2024
Matrix política

Plataformas políticas vemos, faltos de ética ¡no sabemos!

Alejandro Zavala

Alejandro Zavala

Consultor Político con 20 años de experiencia en campañas electorales, comunicación de Gobierno y gestión y management de la crisis. Catedrático universitario y conferencista en varios países de América Latina y en España.

Actualizada:

21 Jun 2024 - 5:55

Muchas veces acuden a mí, políticos (y prospectos de políticos) —que son, absolutamente, ignotos para el gran público— con el pedido de que “les haga conocidos” porque necesitan visibilizarse para que los partidos (o en su defecto sus dueños) les tomen en cuenta para una futura elección que en Ecuador, no está demás decirlo, sucede más o menos cada dos años y, fruto de la locura en la que vivimos, a veces en bastante menos tiempo.

Y cuando uno empieza a hacer un análisis más minucioso del calibre de los pedidos, recién cae en cuenta de un síntoma grave que tiene la política ecuatoriana en general: a una gran parte de los aspirantes a cargos de elección popular no les interesa llegar para servir a la ciudadanía (razón de ser esencial de la política), tampoco tienen ni siquiera una idea clara del cargo al que aspiran, menos tienen un plan efectivo para buscar las soluciones a los graves problemas de nuestro país y de nuestras ciudades.

Y tampoco les interesa hacer un recorrido político normal que arranque con escoger un partido en donde compartan ideología, valores y principios, luego militar sin ningún otro interés que esas ideas cambien la realidad de tus compatriotas, enseguida comenzar un proceso serio de capacitación política, y solo ahí, cuando hayas destacado en esa militancia por algún tiempo, sí pedir un espacio legítimo porque estás ideológicamente seguro de lo que planteas y capacitado con creces para desempeñar el cargo al que quieres ser elegido.

La locura es: quiero ser rápidamente conocido para pedir un puesto en la siguiente elección.

Es aquí donde hay dos puntos importantes para destacar:

  • Las llamadas plataformas políticas: que no son más que los recursos, herramientas, temas, escándalos, denuncias (usted escoja) que van a utilizar los políticos para atraer la atención de los medios, las redes, algún grupo en especial o la opinión pública en general y con eso hacerse medianamente conocidos para ir prevalido donde el cacique de su preferencia y pedirle un puesto en una junta parroquial, en un Concejo municipal, o, los más audaces, en el primer poder del Estado: la Asamblea Nacional. Y así nos va…
  • La ética de los consultores: y es que los consultores políticos no somos diferentes de cualquier abogado, médico, contador…necesitamos trabajar honradamente para poder tener un ingreso que pueda ayudar a sostener a la familia, pero también estamos tentados a escoger nuestro camino, o trabajar para políticos que sean honestos, que hagan una carrera como se debe, que tengan claros los objetivos para los que quieren llegar pero, sobre todo, que no le mientan a la gente que tú vas a ayudar para que confíen en él o ella o trabajar para los que buscan el cargo fácil, el sueldo fácil, la corrupción fácil. Tengo la inmensa fortuna de que en estos 20 años, he trabajado solo para gente honesta que no tiene una glosa, una sola denuncia, ni una multa de tránsito. A ellos (y ellas) mi agradecimiento eterno.

Creo que la Asamblea (sobre todo la que se fue y la que está) con honrosas (pero lastimosamente pocas) excepciones está cayendo en el juego de la plataforma errónea: la del circo político, la de la denuncia sin fundamento, la de la zancadilla al Ejecutivo (tal y como le sucedió al Gobierno pasado), la del acoso a Ministros para no dejarles avanzar con sus funciones, la de amenazar con juicio político por todo y para todo, bastardeando así una figura esencial para todo Estado con división de poderes: la del control político.

Hay que mejorar las plataformas, les aseguro que se puede, sólo basta dos gotas de ética, tres gotas de paciencia para hacer una carrera y cinco gotas para tener un consultor que te aconseje el camino más largo pero más decente y no esté dispuesto a venderle el alma al Diablo.

Las opiniones expresadas por los columnistas de PRIMICIAS en este espacio reflejan el pensamiento de sus autores, pero no nuestra posición.

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